130 | LECTURAS | 9 de junio de 2004

Conversación abierta con el Foro de Ilustradores
Invitado especial del foro de Imaginaria y EducaRed

 


Preguntas a Istvansch

Marianidis

Es un placer hablar con vos. Admiro tus trabajos... Desde que comencé a ver tus ilustraciones y saber algo de tu trayectoria tuve curiosidad por saber cómo se llega a donde vos llegaste, habiendo aprendido todo por tu cuenta, a pura observación, disciplina y trabajo. ¿Tuviste obstáculos o prejuicios acerca de tu obra por el hecho de ser autodidacta?


Istvansch

Gracias Marianidis. La respuesta es simple: soy un cararrota, obstinado, obsesivo y egocéntrico. Siempre me gustó estudiar y dibujar y crear y escribir y mostrarme. Golpeé puertas sin mesura para hacer ver mi trabajo e insistí e insistí. Eso es todo. Y siempre confié en que lo que hago me guste a mí. Esa es la manera (disfrutándolo yo) de estar seguro de que los demás en algún momento lo iban a entender (obstáculos siempre hay, en el momento que uno los asume como parte de la vida se convierten en algo irremediable y felizmente pasajero).


Natalita

Hola!!!

Tus trabajos son geniales!!!

Quiero saber cómo empezaste en esto. ¿Siempre fuiste ilustrador?

¡Saludos y felicitaciones!


Marianidis

¿Tuviste modelos de ilustración (autores de óleos, acrílicos, grabados, admirados por vos) o te dejaste llevar por tu intuición desde un principio?


Istvansch

(A Natalita)

Sí, siempre dibujé: el doctor dijo "señora, es una tijerita", mi familia no sabía si ponerse contenta o atenderse psicológicamente, pero después de la tijerita salió un papel y al final mi cabecita diciendo "¿alguien tiene plasticola?"

Después vinieron los tiempos de encontrarme con los libros, enamorarme de ellos y querer construirlos. En mi casa no había televisión y sí enormes bibliotecas y así fue que me dediqué a esto como algo muy natural.

(A Marianidis)

En la revista La Mancha Nº 15 (septiembre de 2001) me pidieron que escriba un artículo sobre mis lecturas de infancia, y responde bastante a esto que me preguntás. Te lo copié acá abajo.

COLECCIONISTA DE COLECCIONES

 Ahora que me invitan a hacer memoria descubro algo: fui signado por las colecciones. De muy chiquito tenía una de libros pequeñísimos que llevaba a todos lados cual juguetes; estaba suscripto a la revista Recreo, que eran cuentos con maquetas gigantes para armar; y mi tía Nenucha me prestaba siempre una colección de clásicos infantiles, que tenía el encanto de una solapa en la contratapa conteniendo un disco simple, que empezaba diciendo: "Este es un pequeño gran disco de Wolt Disni......., y io soy la narradora de cuentos de Disneylandia. Hoy voy a comenzar a leerles el cuento de ‘La beia durmiente’". Yo los escuchaba una y otra vez, en un moderno winco portátil rojo que me habían regalado.

Mi primer libro todo de letras fue 20000 leguas de viaje submarino, y a partir de allí me leí todo lo que encontré de Verne y de la colección Billiken de clásicos infantiles: Papaíto piernas largas, Azabache, La cabaña del Tío Tom, todos.

La escuela fue importantísima para mí: yo era el alumno 10. Consumía todo lo que llegaba a mis manos, me encantaban los manuales y las enciclopedias, que traían tanta información ¡y toda ilustrada!, y armaba unos cuadernos y carpetas impresionantes, plagados de investigaciones especiales, con dibujos, recortes de revistas y fotocopias blanco y negro (no existía color... hubiera dilapidado el presupuesto familiar en ello).

En casa leía la colección Nueva dimensión (pura Ciencia Ficción), y mis best-sellers por excelencia: las colecciones completas de Asterix, Lucky Luke y Mafalda.

En séptimo grado descubrí Las mil y una noches, que la Ale Costero (compañera de clase) tenía en edición completa y terminó regalándome cuando la harté de tanto pedírsela para releerla. Y Poe, que nos juntábamos a leer con Guille y David en mi casa, con luz baja por la noche, cuando mis padres no estaban, esperando que algún ruido extraño nos haga crispar del susto, dándole sentido a todo ese ritual.

En la adolescencia fui un gran consumidor de historietas: El Eternauta, la revista Fierro y la Tótem eran mis obsesiones (siempre por detrás de Asterix y Mafalda, ya descoloridos de tanto uso).

Y los libros de arte. La colección "’Los genios de la pintura’ de Anesa-Noguer-Rizzoli", y "Los grandes pintores" de Sarpe: los primeros libros que "leí" con culpa, porque no podía leer las letras... las pinturas me demandaban toda la atención. Ahí tuve mi primer gran héroe: Van Gogh, y pensaba que San Jorge y el campo santafecino era Arles y allá iba, caballete, pinceles y óleos cargados en la bici, a pintar girasoles.

Desde muy chico, el mejor lugar para leer era el baño. Conteniendo, corría por la casa haciendo una selección de todo lo que me llevaría para la ocasión, armaba una pila que usualmente rondaba los 40 centímetros y me apoltronaba hasta que alguien me sacaba del ensimismamiento con urgencias reales. Gisela, mi hermana, cuando hizo el viaje de estudios de séptimo me trajo un sticker de regalo que decía "El baño no es biblioteca", y lo pegó en la parte de adentro de la tapa del inodoro.

Todavía está (de buena calidad eran ese sticker y esa tapa de inodoro... y esas lecturas también


Marianidis

¿Cuál fue tu primer gran triunfo en la ilustración... ése que te dio la pauta de haberte encontrado con tu destino?


Istvansch

¡¿Gran triunfo?! Suena a Premio de Fórmula 1.

Mirá, siempre me gustaron el dibujo y los libros y desde el jardincito yo decía que iba a ser dibujante, o sea que mi destino venía nítido desde la cuna y en eso no dudé nunca. La primer gran felicidad que tuve fue cuando a los 15 años me seleccionaron en el Salón de la Historieta y el Humor de Santa Fe, eso fue maravilloso  y además me permitió conocer a gente como Quino, Fontanarrosa y la gente del diario El Litoral de Santa Fe, que me dieron un gran espaldarazo, era la primera vez que podía encontrarme metido en una reunión en donde todos hablábamos la misma lengua ¡E imagináte para un chico de 15 años que Quino le esté viendo los dibujos!


Andres 1530

Istvansch, ¿cómo se vive sintiéndose predestinado, en tu caso, para el dibujo?

Digo, ¿cómo vas llevando la vida mientras tanto? Y me refiero especialmente a ese tramo entre los doce y los quince. Supongo que fuiste a un secundario, ¿lo elegiste en función de tu férrea vocación? o dijiste --  -bué, me meto acá porque a alguno tengo que ir-

¿Tenías pensado seguir educándote de una manera formal? Y ya que estoy tan preguntón, la última por ahora: ¿podrías contar si hubo un momento, en tu vida adulta, en el que apostaste fuerte a vivir de esto? Lo digo porque generalmente estas apuestas involucran también a tus seres queridos. 


Istvansch

Hola Andrés,

Predestinado es una palabra muy grande. Yo siempre supe que me gustaba el dibujo y le di para adelante. Esto no sólo no impidió que siga con mi vida absolutamente normal sino que me ayudo un montón. En mi familia había serios problemas y yo gracias a esta vocación ya definida podía abstraerme del quilombo que era lo que pasaba afuera y, poniéndome a dibujar, encontrarme con un mundo que podía ordenar con mis propias reglas, sin depender de nadie y en el que nadie podía meterse porque era (es) sólo mío.

La escuela fue otro puntal para poder seguir adelante, fui a la Escuela Normal Nacional de San Jorge (así se llama mi pueblo, en Santa Fe), una escuela estatal como cualquier otra. Tuve excelentes profesores y compañeros de estudio que, al igual que mis padres (en eso no se equivocaron) me apoyaron y alentaron siempre en eso que veían que era una pasión. Eso hacía que me llevara muy bien con mi mundo privado, fui alumno 10 (traga traga, pero no buchón eeh, siempre me llevé muy bien con mis compañeros). Ser buen alumno también ordenaba ese mundo que por otros lados era un quilombo.

El dibujo y el estudio siempre significaron salud, orden y alegría para mí. Por eso me apasionan.

Respecto de seguir educándome de manera formal: mis estudios formales fueron hasta el fin de la secundaria, después seguí de manera autodidacta, por lo que te expliqué arriba no tengo problemas de disciplina. Y como sabía y sé ordenarme porque lo llevo en la genética así seguí, y me encanta. No digo que alguna vez no me gustaría estudiar algo en una universidad, historia del arte por ejemplo, pero creo que me haría mi propio organigrama, renegaría de los títulos, elegiría las materias que sí y que no, iría como oyente, no me inscribiría.

Respecto de la apuesta fuerte: sí, yo me mudé a Buenos Aires a los 18 años, cuando conseguí trabajo dando talleres de historieta en el Plan Nacional de Lectura que dirigía Hebe Clementi en el '86, ya tenía dos libros publicados y pensaba seguir dibujando.

Me fui metiendo tanto en el tema de los talleres (siempre me gustó dar clases) que en cierto momento tenía poco tiempo para dibujar, había empezado a vivir de dar clases. Sin darme cuenta, las cosas habían virado hasta ese punto. Era por el año '91 /'92. Dije basta un día, muy concretamente y sin dudarlo reboté una invitación a dar un nuevo taller (yo estaba viviendo de eso, eeh) y agarré los libros que tenía publicados y la carpeta de dibujos y empecé a peregrinar de nuevo por las editoriales. Todo eso en un mismo día frente a dos amigos que vieron toda la escena con ojos como huevos fritos y no tuvieron ni tiempo de reaccionar.

Estoy convencido de las cosas se hacen así.


Marianidis

¿Qué historia hay detrás del paso del István al Istvansch?


Istvansch

Cuando yo empecé a publicar, Internet era cosa de "Los supersónicos" o "Viaje a las estrellas", y mi nombre era suficientemente personal como para usar el apellido (Schritter). Así que así empecé a firmar mis libros.

Istvan es un nombre magiar (húngaro, como mi abuela) que significa Esteban. Esteban es el nombre más popular de Hungría porque San Esteban Rey de Hungría es el santo patrono de ese país (cuando estuve en Budapest me leía por todos lados: calle Istvan, avenida Istvan, iglesia Istvan, cafe Istvan)

Cuando Internet se hizo masivo, yo decidí armarme una página web y mis libros comenzaron a venderse por Internet. Si vos querías buscarme ponías en el buscador "istvan"... ¡y te aparecían 900 húngaros!

Así que hace dos años decidí finalmente agregarme las tres primeras letras de mi apellido (es un poco más complejo pero no taaan complejo como usar mi apellido completo) y de esa manera hacer que, por lo menos hasta ahora, si me buscás por Internet, aparezca yo solo.


Natalita

Hola!!!!!

Istvan quería preguntarte... Vi la muestra en el Recoleta de los libros de Ediciones del Eclipse... Los originales son geniales, me quedé casi ciega mirando!!!

Quiero saber qué función tenés vos como encargado de la colección, si elegís los ilustradores y autores, si lo hace la editorial, cómo es el seguimiento, etc.


Durindana

hola:

Hasta hace poco tuve la oportunidad de conocer el trabajo de Istvansch, por medio del boletín Imaginaria. Realmente me parece un trabajo admirable, ya que les ofrece a los chicos un "producto" de calidad. No es el típico pinta monos que pretende dibujar cualquier garabato y que le guste a un niño, realmente sabe que los críticos más fuertes son un público como ése.

Quisiera saber un poco más de si piensa que tiene un estilo que lo caracterice o si todavía anda en busca de algo nuevo, o que necesite.

¿Qué es lo que ahora busca como ilustrador?


Marianidis

... Lo que pasa es que todo lo que tiene que ver con eclipses hay que mirarlo con anteojos negros. Porque si no, te podés quedar casi ciego.


Istvansch

Sí Natalita, viste que abajo Marianidis te contestó muy bien, a los Eclipses hay que verlos con anteojos negros o con radiografías viejas (eso es un verso de las abuelas con ciática: las radiografías nuevas también sirven) o con culo de botella o a través de una fuente de gelatina, como sigue diciendo Maite Alvarado (te extrañamos Maite) en uno de los cuentos de "El arca", absolutamente maravilloso.

Qué bárbaro que haya aparecido Maite de repente, no se puede creer, y algunos se empecinan en decir que no está más... con ella es que conocí a Ediciones del Eclipse e hicimos juntos los "Libros del Olifante", una colección espectacular de relatos épicos medievales.

Ahora y después de tanto tiempo he vuelto a la editorial a hacer "Los libros-álbum del Eclipse", cuyos originales viste en Recoleta. Mi cargo allí es el de director de colección (tal como los argentinos estamos acostumbrados a definir) o, mejor y más precisamente de editor (tal como internacionalmente se define el cargo).

Y mis funciones son precisamente las que describís: elegir escritores e ilustradores, crear el concepto estético, idear la propuesta, o sea, TODO, en otras palabras, tener el poder y tratar de ejercerlo con ecuanimidad. La colección es un invento mío y yo decido sobre ella y cómo sigue. Por ejemplo te cuento que ayer Isol terminó de hacer el próximo libro: Piñatas, que sale en julio y será presentado en la Feria infantil el 17 de ese mes. Y después siguen Mamá del cosmos, de Sergio Kern y Poc-Poc-Poc, de Gustavo Roldán (h), y después veremos… ¡Seguimos para adelante! La colección está gustando, siendo bien recibida y me siento muy feliz haciéndola.

Aprovecho tu pregunta para extenderme un poco en lo que puse en negritas arriba: los conceptos de director de colección y editor. Acá se hizo una costumbre llamar editor a quien no sólo coordinaba una editorial, sino que era dueño o inversionista, cosa que antes pasaba mucho y casi siempre: las editoriales era de quienes editaban los libros, recordemos a Spivacow en CEAL. Entonces, para definir a quienes venían a editar libros sin ser los que manejaban los números se acuñó el mote de director de colección. En realidad, el director de colección es el editor de esos libros. En Europa si uno dice editor nadie va a pensar que esa persona es la dueña de la editorial, sino que se encarga de la edición de uno o varios libros.

Digo esto porque me está pasando que digo que soy el editor y me preguntan si yo pongo el capital o si fundé una editorial...

Gracias Durindana por tu aprecio por mi trabajo. Respecto de lo que me preguntás: la búsqueda es constante, pero yo estoy feliz con mis recortes. Últimamente estoy combinándolos con dibujos pequeñísimos hechos con tinta. Hice eso, por ejemplo, en un libro de poemas de Laura Devetach "Secretos en un dedal", que se publicó en la colección Diente de león en las Ediciones Universidad Nacional del Litoral.

Pero no es que busque por necesidad, sino que la búsqueda en un artista es una constante y las cosas salen solas y uno se da cuenta de que "¡Uia! ¿Y esto? Stá bueno... ¿a ver cómo sigue?", y así se generan cosas nuevas. Pero mis dibujos hechos con recortes yo creo que son definitivamente quienes me caracterizan, y me encanta que me asocien con ellos, son mi identidad más fuerte.


Natalita

Gracias por tu extensa e intensa respuesta. La colección es maravillosa, me encanta que cada libro tenga su estética, su formato.

Te felicito!



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