Colección Incluso los Grandes
Quiero ver una vaca
Enrique Fierro (poesía), Compañía
de Objetos El Pingüinazo (Silvia Lenardón
y Guillermo Martínez) (ilustraciones) y Marcelo Setton
(fotografías).
Buenos Aires, Pequeño Editor, 2005. Colección
Incluso los Grandes.
Nariz
de higo
Roberta Iannamico (poema) y Bianki (ilustraciones).
Buenos Aires, Pequeño Editor, 2005. Colección
Incluso los Grandes.
La poesía "agrandó" al pequeño editor
por Cecilia Bajour
"Incluso los Grandes", el nombre de la nueva colección de Pequeño Editor, surge como juego de inversión de una seductora idea planteada por Michel Tournier en aquel artículo "¿Existe una literatura infantil?" (1). Allí el autor de Viernes o la vida salvaje se pregunta sobre ciertas características que a su juicio harían que un libro sea visto como infantil. Se refiere sobre todo a la brevedad, la limpidez, la agilidad en la narración de los acontecimientos, lo que haría que libros que en su origen no hubieran sido escritos para un público infantil, como es el caso de muchos clásicos, se convirtieran en libros que "incluso los niños" pudieran leer. No me referiré en este caso a la visión de Tournier que parece circunscribir lo propio de la literatura para niños a gestos y formas en los que dominan los supuestos de simplicidad de algunos adultos dejando de lado otros desafíos que no se reducen a lo sencillo. En cambio, seguiré el original planteo de Ruth Kaufman, quien forma parte junto con Bianki de la coordinación de Pequeño Editor, en una ponencia que presentó en un Congreso reciente (2). En este escrito, donde da a conocer esta nueva colección, reflexiona sobre los alcances de la palabra "incluso" y, dejando de lado el posible prejuicio implícito acerca de la literatura y la cultura infantiles que podría estar encerrado en ese supuesto gesto inclusivo, invierte los términos del planteo de Tournier. Propone entonces, en un gesto que tiene algo de inquietante y audaz para las visiones más sobreprotectoras de la literatura infantil, una literatura que "incluso los grandes" podrían leer (3).
Vale la pena reproducir la caracterización de esta nueva colección que se puede leer en la contratapa para apreciar la propuesta de los editores en sus propias palabras:
"Al escribir, dibujar y editar, pensamos en niños. Pero si adultos y jóvenes no les temen a esos libros y los adoptan como suyos, decimos con ellos: incluso los grandes. Buceamos en textos para 'grandes', buscando los momentos que invitan a los niños. Decimos entonces, incluso los chicos. En ese vaivén, esta colección."
"Incluso los Grandes" es una colección que a diferencia de otras propuestas de la editorial caracterizadas por un formato pequeño ofrece un tamaño mayor, más "clásico" para lo que es la literatura para niños (4). Son libros en tapa dura que siguen la línea de cuidado en la presentación que predomina en todas sus propuestas. El formato agrandado invita entonces a jugar con la idea del título, donde los "grandes" no son sólo parte del destinatario ampliado de la colección, sino los propios libros.
Uno de sus dos primeros títulos es Quiero ver una vaca del poeta uruguayo Enrique Fierro (Montevideo, 1942), ilustrado por la Compañía de Objetos El Pingüinazo (5), que diseñó especialmente para este libro objetos vinculados con el juego infantil. Esta composición fue fotografiada por Marcelo Setton (Buenos Aires, 1962): los gestos y decisiones de su cámara son fundamentales para la poética de las imágenes y su especial vínculo con las palabras.
Quienes tuvimos la oportunidad de participar de las presentaciones públicas del material de Pequeño Editor —realizadas por la Compañía de Objetos El Pingüinazo— nos encontramos con una forma original de teatro sobre el mundo infantil. Un teatro de figuras y juguetes del que "incluso los grandes" nos podemos apropiar. Recuerdo que en esas ocasiones tuve la sensación de que estaba asistiendo a una suerte de puesta en escena teatral del libro-álbum. Con una absoluta condensación de recursos, las obras de esta compañía se caracterizan por narrar a través de juguetes y juegos historias de sutil belleza y humor. Por eso, que ahora formen parte de una propuesta editorial parece una consecuencia natural de estos originales efectos "librescos" producidos en el espectador.
El poema de Marcelo Fierro pide ver una vaca. Verso tras verso, ese deseo se va precisando con datos que se acumulan con la contundencia de la sencillez. Ese afán acumulativo es un gesto que parece constituir gran parte de los juegos infantiles. En la segunda parte del poema, la vaca deseada "viene y va" por el río. Se trata de una vaca enamorada. Quizás alguno de los "grandes" receptores de la propuesta inclusiva de esta colección recuerden y decidan compartir con los niños el poema de Quevedo en la evocación paródica de Fierro: "Vaca será / más vaca enamorada" (6). El yo del poema se pregunta si vale más una vaca o una idea. En el remate contesta con humor desenfadado a esta cuestión filosófica que bien podría ser un interrogante infantil.
El poema se va instalando en la página en diálogo con los objetos pensados por la Compañía El Pingüinazo. Es interesante la renuncia al facilismo mimético de la propuesta gráfica: lejos del acompañamiento simbiótico de texto e imagen, los juguetes "juegan" con las palabras ya sea por la forma independiente en que expanden la palabra poética, ya sea por los aportes al significado con que son presentados por la cámara fotográfica, con sus recortes irónicos y sus perspectivas sorprendentes.
El segundo libro de esta nueva colección es Nariz de higo, de la poeta argentina Roberta Iannamico (Bahía Blanca, 1972) y el ilustrador Bianki (La Plata, 1963).
El poema comienza con la imagen de ese juego infantil que forma parte de la memoria colectiva y que muchas veces cuenta con algún tío, abuelo o padre con la habilidad de transmitirlo: el de "sacar la nariz" con un juego de dedos pulgares. El extrañamiento sobre esta magia afectuosa, sobre la posibilidad de que el hechizo de la nariz enajenada ilumine unos instantes de la infancia o de su nostalgia, confiere a este poema una alegría nueva y a la vez añeja. Ver a la nariz bailar "por el borde de las cosas" mientras el vacío que deja es llenado por objetos juguetones es una forma de recordar a los grandes y a los niños la poesía escondida en pequeños gestos familiares.
Mientras los versos se acomodan en el hilo narrativo de la secuencia de este libro-álbum, sus sentidos son expandidos por el trabajo de collage diseñado por Bianki. El ilustrador acude a objetos entrañables del microcosmos de la infancia para componer el mundo del poema: hojitas, hormigas, papeles de caramelo, cucharitas de helado, vaquitas de San Antonio se ubican en despliegue panorámico junto con papeles recortados de colores plenos. El diseño lúdico también está presente en la forma danzada de presentar los versos que de este modo participan de la dinámica colorida de este poema visual. Al final, con un marco de hormigas que se llevan hojitas verdes y parejas, aparece el poema en su totalidad. De este modo en Nariz de higo se ofrecen dos alternativas de lectura poética, la que se acomoda al género del libro-álbum y abre sus sentidos paso a paso en el diálogo con la imagen, y la más habitual, que se recoge en el predominio de la letra, en la cual la imagen late como un recuerdo reciente.
Los dos libros comentados se caracterizan por la inclusión de poemas que en su origen no fueron pensados para niños. Es interesante pensar qué hay detrás de la elección de estos poemas, en qué reside la potencialidad de lectura que incluiría tanto a niños como a adultos. Un rasgo en común que lo haría atractivo para ambos públicos es el germen narrativo que de modos diversos parece estar presente en ambos textos. Esto hace que se trate de libros-álbum y no de libros de poemas ilustrados, donde el movimiento hacia delante propio de la lectura de una narración se detiene en el universo del poema (de todos modos, los libros-álbum estrictamente narrativos también están muy próximos a la poesía porque siempre combinan su ir hacia delante con el arte de la detención).
Otro rasgo puede tener que ver con la apertura al mundo de los objetos que va más allá de la mirada de la poética que más circula en propuestas para niños. Todo el mundo (y no sólo uno puerilizado) puede entrar en el universo de un poema. Esa sensibilidad a la vida de las cosas desde una mirada extrañada invita a leer con ojos de niño, con ojos de grande, el universo desbordante de los signos.
Notas
(1) El texto completo del artículo está publicado en Imaginaria Nº 96 (Buenos Aires, 19 de febrero de 2003), aquí.
(2) Se trata de la ponencia "Poemas que los niños puedan degustar", leída por Ruth Kaufman en el V Congreso Nacional de Didáctica de la Lengua y la Literatura "Homenaje a Maite Alvarado", realizado en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires, los días 24, 25 y 26 de noviembre de 2005.
(3) Esta amplitud queda algo opacada o confundida, según mi opinión, en la clasificación de lectores bastante discutible —"Lector inicial / Buen lector / Lector experto"— que aparece como dato paratextual en la contratapa de los libros de la colección.
(4) Nota de Imaginaria: Los libros son de formato cuadrado, de 21 cm de lado.
(5) Nota de Imaginaria: La Compañía de Objetos El Pingüinazo se creó en 1999 en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe, Argentina) y está compuesta por la artista plástica Silvia Lenardón y el psicólogo Guillermo Martínez. Se definen como "Teatro de figuras y juguetes", "influido por el teatro de figuras y sombras más primitivos y el juego de los niños".
(6) El verso parodiado es el último del poema "Amor constante más allá de la muerte" de Francisco de Quevedo: "polvo serás, mas polvo enamorado".
Cecilia Bajour (cecibajour@gmail.com) es Profesora en Letras. Es miembro del Equipo de Coordinación Académica del Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil organizado por CePA (Escuela de Capacitación Docente, Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires), y coordinó la Cátedra Abierta "Nuevas miradas sobre la literatura infantil y juvenil contemporánea". Coordina el Programa de Capacitación para Maestros Bibliotecarios de la Ciudad de Buenos Aires (también dependiente de CePA). Dicta el Seminario de Literatura Infantil en la Licenciatura en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad Nacional de San Martín. Participa como expositora en Jornadas y Congresos de la especialidad.
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