Mi gatito es el más bestia
Gilles Bachelet
Ilustraciones del autor.
Traducción de Sílvia Masó.
Barcelona, RBA-Molino, 2005.
"Cuando yo uso una palabra —dijo Humpty Dumpty, en tono
despectivo—, esa palabra significa exactamente lo que yo decidí que
signifique… Ni más ni menos."
Lewis Carroll
René Magritte
Puede que Gilles Bachelet haya decidido seguir los preceptos de Humpty Dumpty, o quizás los sueños de Magritte, el hecho es que cuando el narrador, un alter ego del autor, nos cuenta en este libro las andanzas de su gatito, al que vemos en la ilustración hacer de las suyas dentro de un departamento es a un elefante gris con colmillos, trompa, y todos los atributos del paquidermo. Es que en el arte, como bien lo señalaron Carroll y Magritte los signos lingüísticos y plásticos se liberan de las ataduras que le impone el intercambio comunicacional de todos los días.
Este juego de contradicción entre la imagen y las palabras sólo es posible gracias a las características del libro-álbum en el que ambos lenguajes: imagen y texto escrito, establecen un diálogo para producir la significación. El efecto es humorístico cuando en la ilustración, que se supone nos muestra la realidad, lo que vemos es otra cosa a lo señalado por las palabras. La risa se propone como trasgresión a una ley, la de coherencia entre texto e imagen en un libro ilustrado. Pero más allá del libro, la propuesta —como bien lo sabían Carroll y Magritte— alcanza al mundo de los signos (palabras, imágenes) y las cosas. "Este no es un elefante", y como imagen impresa en el papel que es, producto de la labor con materiales plásticos de un ilustrador, puede recibir el nombre que su creador quiera. Sin embargo aquí el "equívoco" no es fruto de una decisión conciente, como la de Humpty Dumpty, sino simplemente producto de una particular forma de ver a su mascota por parte del narrador/personaje. En una carta al director del Museo de Historia Natural de París, quien según parece ha objetado los excesivos y fantasiosos huesos de la trompa del elefante ilustrado en la página anterior; el "autor" se defiende señalando que sencillamente él nunca mencionó a ningún elefante en su libro, sino a un gato. La obstinación de "Bachelet" en designar a su mascota como un gato llega al extremo de incluir la existencia de una trompa en estos animales, dado que el suyo (su gato) tiene una.
Imágenes repetidas del gato/elefante en la página en diferentes actitudes dan cuenta de la hiperactividad del animal; más aún cuando las acciones son llevadas a cabo dentro de los límites, siempre estrechos para un elefante, de un departamento.
El texto es escueto y sólo nos brinda una parte de la información, mientras la ilustración por lo general a través de la hipérbole o el disparate, agrega mucho más a lo dicho por las palabras. Así cuando el texto escrito sólo señala: "Pero normalmente, mi gato no necesita el sofá", en la página cuatro imágenes del elefante nos lo muestran bajo las carpetas de dibujo de su dueño, dentro del lavarropas, sobre el televisor o el tablero.
Hacia el final del libro el narrador confiesa haber pintado muchos retratos de su gato; el texto: "No he conseguido vender ni uno", logra su efecto risueño cuando vemos que tales pinturas de elefantes parodian obras y estilos de pintores famosos: Botticelli, De Chirico, Dalí, Magritte, Picasso, Miró, Mattisse, Mondrian, Chagall, Cézanne...
En esta ilustración y la anterior se amontonan libros en pila cuyos lomos exhiben los nombres de Norman Rockwell, Magritte, Jean de Brunhoff (*) , Benjamin Ravier. Grandes ilustradores, pintores y movimientos artísticos (expresionismo, cubismo, surrealismo) son citados en este libro para niños, cuyo tema, más allá del explícito equívoco de la mascota, es sin lugar a dudas la expresión plástica, la imagen artística.
La ilustración en este libro no sólo es protagonista en su original relación con las palabras (y con el referente), sino también como parte del contenido de la historia en un juego autorreferencial que hace honor a los artistas de las vanguardias artísticas del siglo XX homenajeados.
Marcela Carranza
Nota
(*) Nota de Imaginaria: La mención de Jean de Brunhoff (París, 1899-1937) es, sin duda, un homenaje de Gilles Bachelet al creador del elefante Babar, un clásico de la literatura infantil.
Marcela Carranza (garrik@fibertel.com.ar) es maestra y Licenciada en Letras de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) formó parte de la coordinación del programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y del equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Publicó artículos en revistas y participó como expositora en congresos de la especialidad. Actualmente se desempeña como coordinadora de talleres en el área de la literatura infantil y juvenil en la Escuela de Capacitación Docente (CePA), de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y profesora tutora en el Postítulo de "Literatura Infantil y Juvenil" de la misma institución.
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