Santiago Caruso
Informe preparado por César Da Col
"Dibujo desde ese tiempo que uno no recuerda. Hoy, después de estudiar a los maestros, entiendo que quizás no solo es contar una historia, sino también es inventar un símbolo que hable, es generar un clima, un golpe de luz; no ser tan anecdótico y buscar una síntesis en imagen de una sensación o idea."
Santiago Caruso nació el 9 de abril de 1982 en Quilmes —una localidad del Gran Buenos Aires, Argentina—, aunque aclara: "Me hubiera gustado más decir un 9 de abril de 1819 o 1235 o 4000 antes de Cristo. Me intrigan mucho esos tiempos, esos hombres comprometidos con la vida, con el arte, con el espíritu, de un modo más profundo; viviendo a otra velocidad, pudiendo detenerse a apreciar eso que otros, hoy y ayer, siguen sin ver."
Es miembro de la Asociación de Dibujantes de la Argentina (ADA), donde recientemente publicó con otros colegas un libro colectivo de ilustraciones y bocetos, titulado Grafías (publicación que se adquiere en casi todas las comiquerías de Buenos Aires, y en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro).
Cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes "Carlos Morel", y estudió Historieta con el "sensei" Oscar Capristo. Además, concurrió algunos meses a las clases de Ilustración de Ariel Olivetti: "Estudié historieta con Oscar Capristo (el Sensei) en el ´97, de a pedacitos, porque era muy pibe y no tenía cómo pagar la cuota. Así, tres meses durante el primer año y algunos más al año siguiente, fui adentrándome en el cómo contar lo que quería. Empecé a manejar el tema de los ángulos de cámara, el desarrollo del ‘elenco’, la composición de la viñeta y la página, pero siempre me costó mucho esfuerzo realizar una historieta. Tardaba mucho. En largas conversaciones con Jeremías Janikow, desarrollábamos la historia. Luego yo escribía el guión, lo dividía en cuadritos y armaba las páginas. Todo este proceso, sumado a mi poca experiencia y mi gran anhelo de perfección en la línea, hizo que lentamente me alejara de esta disciplina. Tengo una deuda con la historieta y pienso saldarla dentro de poco, en colaboración con Diego Agrimbau, guionista de historietas, a quien conocí el año pasado y su obra me ha impactado gratamente."
Caruso manifiesta ser un lector de historietas, y sostiene que muchas han influenciado su trabajo: Hellboy de Mike Mignola, Dime Oscuro de Wagner y Kent Williams, Alack Sinner de Muñoz y Sampayo, además de la obra del viejo Breccia y la de Boucq. "Y últimamente me he encontrado con Quique Alcatena —comenta el dibujante—, quien con su dibujo y sabiduría ha guiado mi trabajo y espíritu." Y claro está, como a toda una generación de nuevos ilustradores argentinos, Carlos Nine es un maestro a seguir: "En la obra de Carlos Nine pude disfrutar y aprender de un oficio amado y un compromiso de otra época. A partir de él, me metí con más facilidad dentro de la plástica. Encontré muchas coincidencias entre artistas —nuevos para mí— que, a su vez, habían sido influencias en él, conociendo parte de la infinita cadena de correspondencias de espíritu entre los artistas de todas las épocas. Así me inicié en esto de la ilustración que, al comienzo fue narrar una historia —hacer aparecer esos personajes de la literatura y la imaginación— y hoy va hacia otros lenguajes más plásticos." "Este espíritu curioso y este amor al arte que se me ha dado —continúa Caruso—, es lo que me mueve a viajar por la obra de muchos pintores, grabadores, músicos y escritores, para compartir sus búsquedas y probar nuevos modos de encarar mi obra. Dentro de este panteón estan Goya, Klimt, Sorolla, Rembrandt, Velázquez, Doré, Durero, el movimiento pictórico simbolista, los manuscritos medievales, el tarot, y otras influencias aún más extrañas como Bach, Poe, Meyrink, Peterson, Ellington, Vaughan..."
Su vinculación con la ilustración para niños nació por una necesidad laboral: "Cierto día, en los clasificados pedían ilustradores infantiles, y con sólo dos días de plazo me puse a trabajar. Hablé con Capristo, y me recomendó tomar algún cuento clásico. Así realicé, "Alicia y la ceremonia del Té" y "Pinoccio", centrando la atención en los personajes (que es lo que mejor hacía) e insinuando los fondos. Nunca recibí respuesta de esa editorial pero, al entrar en la ADA, pude incluir en el catálogo de su primera exposición uno de los trabajos. Al verlo la jefa del Departamento de Arte de la editorial Puerto de Palos, me llamó para una prueba y terminé trabajando allí." En esta editorial, Caruso realizó ilustraciones para varios libros escolares: Antografía 7, La calesita 1, 2 y 3, Estudio de la Lengua 4, 5 y 6 y Manual Bonaerense 4, 5 y 6. Luego siguieron los trabajos realizados para los libros Mitos Clasificados 2 y El Sainete Criollo (ambos de Editorial Cántaro), Algo sobre mi madre (Todo sería demasiado) de Gabriela Acher, e ilustraciones para las revistas Cinemanía y La mujer de mi vida, entre otras.
Santiago Caruso fue distinguido por su arte con el Segundo Premio de Historieta en el Concurso "Jóvenes del Sur" (2001) y Primer Premio de Dibujo del "Salón Anual de Artes Plásticas" de la Asociación Amigos de las Bellas Artes en Museo Roverano (2003).
En la actualidad, Santiago Caruso es uno de los ilustradores más destacados de la revista Caras y Caretas, una publicación emblemática del periodismo argentino del Siglo XX que supo albergar a los grandes artistas del humor gráfico nacional, pilares de una profesión que no se agota. "Fue una gran sorpresa encontrarme con que esta publicación había reaparecido —comenta Caruso—. Cuando cursaba el tercer año de Secundaria, el tema asignado para una monografía fue: ‘La influencia de las corrientes inmigratorias en el periodismo argentino’, y ahí me encontré con publicaciones como El Mosquito y Caras y Caretas. Me volaron la cabeza estos ilustradores, su dedicación y buen gusto, su crítica mordaz y su pluma suelta y precisa. La revista era semanal, algo imposible de hacer hoy sin ese oficio excepcional, que se ha ido perdiendo en los ilustradores de hoy. Me entusiasmó la idea de poder trabajar en una revista adorada por mí y por muchos otros, y mandé una muestra de mis trabajos. A los dos meses recibí respuesta y un encargo. Trabajar allí me ha obligado a empaparme en el tema político, a estar actualizado para poder proponer ideas propias sobre los temas a ilustrar; aunque extraño muchísimo la ironía de la vieja época. No percibo eso en esta etapa. La gente y los intereses no son los mismos, pero disfruto del espacio y la libertad que de a poco voy ganando."
Al observar la obra de Caruso, prácticamente no quedan dudas de que es un digno heredero de sus antepasados Mayol, Cao, Álvarez y muchos otros maestros, cuyos trabajos montan guardia firme en las paredes del Museo de la Caricatura "Severo Vaccaro" de Buenos Aires.
Se pueden observar más obras de Santiago Caruso en su blog personal,
caruso-art.blogspot.com,
y en santiagocaruso.artistpor
Así trabajo
por Santiago Caruso
En principio, el editor me pasa el tema o texto para ilustrar, más el espacio reservado para la ilustración. Si el texto es un cuento infantil, me resulta más sencillo y tomo alguna parte del mismo que me parezca que define la historia, y boceto en base a esto. Si es de época, busco documentación de vestimenta, utensilios, arquitectura; para luego buscar el personaje central, su forma, su postura dentro de la imagen que pensé, además de los personajes secundarios y los extras, como una película. En estos casos trabajo de un modo más anecdótico y narrativo. Pero si es sobre un tema específico, como por ejemplo: "El Amor a través de los tiempos", o "La influencia de los gobiernos militares en la sociedad", trato de pensar en símbolos. A veces, si tengo suerte, el tema se relaciona con algo que me interesa o estuve analizando, y quizás inmediatamente surge una imagen (borrosa) que trato de plasmar en algún boceto. Si esto no sucede, me siento a masticar el tema; pienso y estudio mientras miro el trabajo de otros pintores, que se acerquen al modo en que, creo, puedo encarar la imagen.
Esto me sugiere posibilidades sobre lo que ya se empieza a formar en mi mente. Hago muchos bocetos sueltos de personajes o elementos, que se parezcan a la sensación que generó en mí el tema. Después trato de ir ensamblando en dibujos posteriores estas realidades diversas. Sobre este dibujo final, hago otros explorando alternativas para graficar la idea, y luego me decido por uno. Lo fotocopio (ampliándolo) y le paso una barra de grafito por el reverso para pasarlo al soporte donde voy a pintarlo luego. Borro suavemente los excedentes de grafito y tomo un lápiz color acuarelable para armar el dibujo con luces. En este redibujar, trato de devolverle al dibujo la frescura perdida en la transferencia de la fotocopia al papel final. Después, el pincel hace el trabajo de "lavar" el color y ya genera un color base más la guía de formas y luces. En ese momento comienzo a pintar con la acuarela. En la mayoría de los casos modifico cosas mientras pinto, agrego personajes y tapo otras cosas.
Una vez "terminado", saco el trabajo de la tabla donde estaba pegado, lo escaneo y lo preparo para imprimir con el Photoshop. El scanner traduce del color pintado al sistema de color del monitor (rgb). Por este motivo uno debe regular los colores del documento Photoshop, para que luego pueda imprimirse lo más parecido al original. Este documento, listo para imprimir, se lo envío por mail o vía messenger al editor. Y ahí uno se siente liberado y descansa la cabeza.
Obras de Santiago Caruso
"Amor"
Ilustración para la portada del libro Algo sobre mi madre (Todo sería
demasiado), de Gabriela Acher
"Alicia y la ceremonia del té". Ilustración publicada en el catálogo
de la Asociación de Dibujantes de la Argentina (ADA)
"El guardián del último fuego"
"El tejedor de espectros"
"El sainete criollo"
"Policial"
"Marioneta" (Ilustración del tango)
"Un pueblito aburrido".
Ilustración para un libro de la editorial Puerto de Palos
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