Entrevista con el escritor Eduardo Dayan
«La escritura participa activamente de la búsqueda individual de saberse quién se es. Como uno no puede programar la indagación, la escritura lo ayuda.» Ofrecemos a nuestros lectores la entrevista con el escritor Eduardo Dayan realizada por Fabiana Margolis. Como complemento, en nuestra sección Ficciones publicamos el cuento “Sotelo”, que gentilmente nos ofreció su autor.
por Fabiana Margolis
Ofrecemos a nuestros lectores la entrevista con el escritor Eduardo Dayan realizada por Fabiana Margolis y, como complemento, en nuestra sección Ficciones publicamos el cuento “Sotelo” , que gentilmente nos ofreció su autor.
A ella le gusta mi atrevimiento, mi porfía, mi vértigo.
A veces nos encontramos, y la eternidad se nos hace presente.”
Eduardo Dayan
Podría presentar a Eduardo Dayan diciendo que es docente y escritor. Y estaría bien, porque él se dedica a enseñar y escribir. Podría también presentarlo nombrando los títulos de sus novelas, que han sido reconocidas y premiadas en diversos concursos internacionales.
Pero yo preferiría presentarlo como él mismo se define, es decir, como “un enamorado de las palabras”. Palabras que atrapa al vuelo para dar vida a sus historias. Palabras que se vuelven misteriosa poesía en su voz. Palabras que atesora en su memoria, aguardando el momento oportuno para dejarlas en libertad. Palabras, simplemente.
—¿Quién es Eduardo Dayan?
—Podemos aventurar provisoria y parcialmente que es un enamorado de las palabras. Tal vez porque en su origen está el Pueblo del Libro. Quién sabe. Acepta maravillado la variedad de la vida, voces, libros, personas. Se asume como igual y diferente. Sospecha que algunas palomas y ciertos palomos reencarnan en docentes y a él le tocó ese avatar. Mantiene viva la memoria de lo que fue, pero ¡ay, esa nostalgia por el vuelo!… Al principio, se lo vio extraviado, pero pronto escuchó sorprendido sus voces interiores, sus ojos aletearon y se fueron a volar en palabras propias. Ellas le permiten batir sus alas vueltas ficciones, quimeras, escritura.
—¿Qué camino te llevó hacia la literatura juvenil?
—Yo escribía “Estudios Preliminares” para libros de lectura en la escuela media. Un día me presenté a un concurso docente de cuentos infantiles, lo gané, me publicaron en la colección del Pajarito Remendado y viajé a Tucumán (1). Después seguí, y todo era como un juego muy simpático: donde concursaba me premiaban, me reconocían, me publicaban. Entonces trasladé el esquema a la literatura juvenil. El aval que me dio haber sido galardonado con el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura 2002 por Palomas son tus ojos (¡¡¡mi primera novela!!!), y ser invitado a Bogotá, fue una bisagra en mi vida. Yo, docente, me atreví entonces a definirme también como escritor y me lancé a intervenir en distintos concursos internacionales. La Editorial Libresa me premió en dos ocasiones por ¿Y si pasa noviembre sin tus ojos? y j@zmines.com. Agasajado en Ecuador, conocí y di clases en Guayaquil, Portoviejo, Quito, Cuenca, Manta. En 2010 me distinguió Comunicarte, una editorial de primera línea de nuestra Córdoba, por La mujer de los viernes. Igual, sigo escribiendo cuentos para chicos.
—¿Qué libros te marcaron? ¿Quiénes son los autores que te apasionan y que, de alguna manera, sentís que pueden haber influido en tu escritura?
—Yo no tuve más que un texto de mi propiedad en la secundaria, una Geografía de Rampa para Tercer Año, que compré usada por siete pesos moneda nacional y que leí gustando la serenidad explicativa del autor; siempre pensando en su destinatario, un lector inteligente. Para libros literarios me tengo que remitir a algunos de los que me regalaban mis maestras de la primaria para fin de año. El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, me puso de su lado, abiertamente identificado con sus padecimientos, y su refinada sed de venganza contra la injusticia. Leía de prestado lo que viniera a mi encuentro, que era justamente lo que necesitaba. Incluso hasta hoy sigo hallando tesoros en papeles rotos o desechados. Todos cuentan. Me estremecieron los trágicos griegos. Pude anclar en el Instituto Nacional Superior del Profesorado “Joaquín V. González”, y ordenar en ese lugar el caos literario que llevaba conmigo. El Instituto tenía una Biblioteca de lujo y podía leer allí mucho más de lo que me pedían mis profesores. Recuerdo que, independientemente, leí Rayuela sin respirar, sin salir a la calle durante 48 horas, viviéndola intensamente. Cuando falleció Cortázar, se murió una parte de mí y me dejé la barba como un homenaje por todo cuanto me había dado. Y leo mucho, y cuando quiero novedades, leo a los clásicos.
—¿La poesía irrumpe sin pedir permiso cuando estás escribiendo o espera a que la llames?
—Yo la busco cuando ella me está esperando. A mí me gusta su potencialidad de nombrar, su misterio, el ahondamiento que la transita. A ella le gusta mi atrevimiento, mi porfía, mi vértigo. A veces nos encontramos, y la eternidad se nos hace presente.
—Hablemos ahora sobre tus libros… Me gustaría que me contaras cómo surgió tu novela Palomas son tus ojos.
—Yo había leído El Cantar de los Cantares y me dije, aturdido y extasiado: “¡Esto es Neruda!”. Algunos versos se me clavaron en la memoria. Muchos años después asistía a unas clases de Literatura Alemana en la Universidad. Como la profesora era medio depresiva, para conjurar esos bajones, la escuchaba con un solo hemisferio cerebral; el otro estaba abocado a la escritura de una historia juvenil. Sé que había escrito cinco capítulos cuando me frené. ¿Adónde iba a ir a parar con esa historia de amores contrariados? “Romeo y Julieta, ya se escribió”, me burlaba de mí mismo. Nunca sabré cómo se me reveló el sentido secreto guardado en la novela: apareció intempestivamente la voladura de la AMIA y el encuadre social. Después fue solamente escribir los cuarenta y cinco capítulos restantes, ganar el Premio Norma-Fundalectura, ser invitado a presentar el libro en Colombia. (2)
—En muchas ocasiones, los personajes de tus novelas recurren a la escritura para intentar comprenderse, para encontrarse con los demás o con ellos mismos. ¿Por qué? ¿A vos te sucede lo mismo?
—El problema de la identidad nunca pega tan fuerte como en la adolescencia, cuando se va saltando de asombro en asombro; a menos que se tapone el desconcierto y el sobresalto de los descubrimientos para “encajar” en un molde que, se piensa, asegurará “ser como todos”. La escritura participa activamente de la búsqueda individual de saberse quién se es. Como uno no puede programar la indagación, la escritura lo ayuda. La evolución propia, la ayuda para nombrar las emociones, los sentimientos, los temores, los misterios, las zonas secretas de la existencia que dan noticias íntimas de uno mismo, la ofrece la literatura. A mí me sucede y me sacude lo mismo, aunque ahora con los años, lo manejo algo mejor. Pasa que nunca he dejado de ser un adolescente… ¿Me captás, Fabiana?
—Tanto Mónica, la profesora de ¿Y si pasa noviembre sin tus ojos?, como Rosario, la profesora de La mujer de los viernes, son docentes que enseñan de una manera diferente, cuestionando las formas establecidas y, sobre todo, propiciando una reflexión y una toma de conciencia en los alumnos. ¿Cómo aparecen estos personajes, tan valientes y necesarios?
—Yo tengo muchos años de docencia, y conozco el paño. Transité por todo tipo de escuelas, he dado clases en botas porque el barro no permitía otra posibilidad, hasta los domingos cuando era necesario, y en colegios de medio o de alto poder económico y político. En todos lados me tamborilearon siempre los docentes fascinados por su tarea, capaces de dudar, de cuestionarse, de entregar lo mejor de sí para encender en sus alumnos las brasas de la pasión, del deseo por saber. Tal vez, para explicarme mejor, convenga apropiarme de los versos de Antonio Machado: “Moneda que está en la mano / quizá se deba guardar; / la monedita del alma / se pierde si no se da”. Existe otro tipo de docentes, obvio.
—¿Qué tiene la lluvia, cuyo abrazo espontáneo sorprende a la mayoría de los personajes de tus historias y los invita a soñar, a reflexionar, a encontrarse?
—Nunca me detuve a pensar en esto, pero sí, es cierto. Mi reverencia para la lluvia. Se me cruzan algunas escenas, las cómplices y bienhechoras de la adolescencia, cuando era un placer decidir dejarse caminar indiferente a las mojaduras por las veredas empapadas, una suerte de común unión con el agua que me traía íntimas felicidades. Tal vez esté evocando esos momentos de comunión. O a lo mejor piense que existen algunas personas que sienten la lluvia, y otras que solamente se mojan.
—¿Qué ideas y proyectos esperan impacientes para convertirse en nuevas historias?
—Mis proyectos de escritura… me exploro para saberlos. Tengo en la mira, por un lado, una novela juvenil, que quizás se dispare a una novela para adultos, difícil saberlo de antemano. Aunque la línea puede ser muy delgada, si es que existe, ya que todo es literatura. Por ahora, escribo también unos cuentos para preadolescentes. Lo que es seguro es que deberé considerar mi actitud crítica acerca del zapping, el fragmentarismo, la ciudad hostil y la amigable, esa Buenos Aires en la que se nos cambió la manera de ver, de leer, de pensarla, por momentos, claro. Por ahora me dejo fluir, muy curioso de lo que pueda resultar.
Las palabras siguen aleteando, inquietas, y Eduardo se confía: “No quiero dejar de decir esto. Era la crisis del 2001, y yo tan regalado en Colombia. Recordé la novela de Jorge Isaacs, pensé en mi otra pareja de ficción, en la fuerza de la mujer en el mundo… ¿Cómo no juntar todo ante un público expectante el día de la presentación de mi novela en la Feria del Libro colombiana? Parte de mi exposición incluyó esas referencias, ensoñadas antes del encuentro”.
“Palomas son tus ojos nació ayer y es hija mía,
a medias colombiana, cómo que no,
dónde una paloma habrá de hallar cobijo
sino en Colombia
María y Efraín están cambiados
María del Carmen y Pablo
no andan por el valle del Cauca,
un Buenos Aires hasta hace poco indiferente
se acorrala y defiende con dientes y uñas
su porción de vida y esperanza,
la violencia se juega de taquito,
lejos,
son ojos colombianos los que ahora
me esperan como yo, que cuento
los días del encuentro, el sabor del cambio
del che hecho chévere, guayaba, vaina,
ellos están leyendo mis palabras,
herramientas del deseo, nacido acá, acaso de otros viajes,
y Paloma sola, solita y sola y en Bogotá,
pero es mujer y todo dicho y quién la para.”
Ahora sí, llega el momento de la despedida. No falta mucho tiempo para que, una vez más, un enamorado vuele tras las palabras que ama.
Notas de Imaginaria
(1) Eduardo Dayan se refiere al Concurso Nacional Docente de Cuentos Infantiles 1990 “Francisco Isauro Arancibia”, organizado por la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) y Ediciones Colihue. Dayan obtuvo el Segundo Premio con el cuento “El casamiento de la princesa”. Este relato fue publicado en la colección “El pajarito remendado” de Ediciones Colihue (Buenos Aires, 1990) y posteriormente incluido en la antología Qué me cuenta, maestro (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1992; colección Libros del malabarista), volumen que reunía todos los cuentos finalistas del certamen.
(2) Con la novela Palomas son tus ojos, Eduardo Dayan ganó el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura 2002. En su momento, en la sección “Eventos”, dedicamos un artículo a este galardón.
Bibliografía de Eduardo Dayan
Textos didácticos
Introducción, notas y propuestas de trabajo de obras para la colección LyC (Leer y Crear) de Ediciones Colihue:
- El sombrero de tres picos, de Pedro Antonio de Alarcón (Buenos Aires, 1981).
- Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Félix Lope de Vega (Buenos Aires, 1981).
- Los viajeros misteriosos, de Jorge A. Dágata (Buenos Aires, 1984).
- Cuentos para el primer nivel III. Antología (Buenos Aires, 1984).
- Guiones televisivos. Antología (Buenos Aires, 1984).
- La cola de la sirena / El pacto de Cristina, de Conrado Nalé Roxlo (Buenos Aires, 1993).
- Mi pueblo, de Conrado Nalé Roxlo (Buenos Aires, 1993).
- Guiones televisivos II. Antología (Buenos Aires, 1996).
Estudio preliminar, notas y propuesta de actividades de obras para la colección GOLU de la Editorial Kapelusz (Grupo Editorial Norma):
- La barraca, de Vicente Blasco Ibáñez (Buenos Aires, 1996).
- Aeroplanos, de Carlos Gorostiza (no publicada).
Propuestas de actividades para libros de la colección GOLU de la Editorial Kapelusz (Grupo Editorial Norma):
- El puente, de Carlos Gorostiza / Nuestro fin de semana, de Roberto Cossa (Buenos Aires, 1983).
- La isla desierta / Saverio el cruel, de Roberto Arlt. (Buenos Aires, 1983).
- En el mar austral, de José S. Álvarez (Fray Mocho) (Buenos Aires, 1983).
- Páginas en prosa, de Gabriela Mistral (Buenos Aires, 1983).
- Crónica de la conquista. Selección de la Historia General del Perú, de Inca Garcilaso de la Vega (Buenos Aires, 1984).
- Trafalgar, de Benito Pérez Galdós (Buenos Aires, 1984).
- Barranca abajo, de Florencio Sánchez (Buenos Aires, 1984).
- M’hijo el dotor, de Florencio Sánchez (Buenos Aires, 1984).
Textos
- Ortografía en uso (reflexiva y aplicada). Buenos Aires, Editorial Cántaro, 1999.
- Suplementos de Ortografía para los Manuales de 4°, 5° y 6° años de la EGB. Buenos Aires, Editorial Puerto de Palos.
- Lengua 8 EGB (en colaboración con M.C. Planas y M.R. Guido). Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1990.
- “La Escuela Lee Más”, textos del Programa Provincial de Lectura “La Escuela Lee Más” de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires.
Cuentos
- “El casamiento de la princesa”. Publicado como libro, con el mismo título, (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1990. Colección El pajarito remendado). Incluido también en la antología Qué me cuenta, maestro (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1992; colección Libros del malabarista) y en la Antología de Literatura Infantil, presentada por la Argentina en la Feria del Libro de Frankfurt (2010). Relato ganador del Segundo Premio en el Concurso Nacional Docente de Cuentos Infantiles 1990 “Francisco Isauro Arancibia”, organizado por la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) y Ediciones Colihue.
- “Sotelo”. Incluido en …Y nos pusimos a contar. Antología de cuentos infantiles (Buenos Aires, FAIGA-Fundación El Libro, 1994); en Volar en barrilete (Buenos Aires, Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, 1997, colección Desde la gente); y en Hologramática Literaria, Revista Académica de Estudios Literarios, Lingüísticos y Culturales de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad Nacional de Lomas de Zamora). Relato galardonado con el Premio FAIGA (Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines) 1994, organizado por la Fundación El Libro en el marco de la 20° Exposición Feria Internacional de Buenos Aires El Libro del Autor al Lector.
- “¡Maldita lámpara!”. Publicado en Gramma, revista de la Universidad del Salvador. Premiado en el “Concurso de Cuentos para Cebollitas”, organizado por la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina (ALIJA), en homenaje a los diez años de vida de la institución.
- “El punto sobre la i”. Publicado en la antología Cuentos para soñar trotamundos. Homenaje a Javier Villafañe (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1997). Premiado en el Concurso Nacional de Literatura Infantil y Juvenil convocado por Hijos por la identidad y la Justicia contra el olvido y el silencio (H.I.J.O.S.) y Ediciones Colihue.
- “El casamiento de la princesa Genoveva”. Publicado en Gramma, revista de la Universidad del Salvador.
- “La parejita”. Publicado en la antología Rumores de amores con humores (Buenos Aires, Ediciones Abran Cancha, 2009. Colección Caballo Rayo).
- “La escalera de sus sueños”. Publicado en El monitor de la educación. Revista del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Nº N° 2 – V época; Buenos Aires, noviembre de 2004. Premiado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora.
- “Los Rojas”, “Ramón”, “Prichi” y “¡Justo a tiempo!”. Publicados en antologías de A-Z Editora.
- “Alejandra”. Publicado en Lectura en Marcha, antología de cuentos. Buenos Aires, Editorial Edelvives.
- “Amores subterráneos”. Texto para adultos premiado con Mención de Honor en el Concurso Cartas de amor, organizado por Metrovías.
Libros
- El casamiento de la princesa (cuento). Ilustraciones de Eleonora Arroyo. Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1990. Colección El pajarito remendado.
- Amor con todas las letras (cuentos). Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1999. Colección Cuenta conmigo.
- Palomas son tus ojos (novela). Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2002. Colección Zona Libre. Ganadora del Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Norma-Fundalectura 2002.
- ¿Y si pasa noviembre sin tus ojos? (novela). Ilustraciones de Bladimir Trejo-Sesos creación visual. Quito, Editorial Libresa, 2006. Colección País del Sol.
- Entre amores (cuentos). Ilustraciones de Pablo Zweig. Buenos Aires, Editorial Edebé, 2008. Colección Flecos de sol.
- j@zmines.com (novela). Quito, Editorial Libresa, 2010. Colección País del Sol. Premiada en el Concurso Internacional de Literatura Juvenil LIBRESA 2008 (Quito, Ecuador).
- La mujer de los viernes (novela). Córdoba, Editorial Comunicarte, 2010. Colección Veinte escalones. Segundo Premio en el Tercer Concurso de Novela “Los jóvenes del MERCOSUR” 2010 (Córdoba, Argentina).
Artículos relacionados:
29/12/10 a las 15:04
Hola Eduardo, te felicito por tu literatura que se cuela en el reportaje que te hacen. Nos conocimos en la entrega de «y nos pusimos a contar…», donde Sotelo convivió con Manolo, Un gallo rebelde..
Beso grande y ya que te encuentro el 29 de diciembre…2011, Que sea un año pródigo en palabras.
Andrea
29/12/10 a las 15:31
Felicitaciones a Eduardo y a Fabiana. Linda entrevista
29/12/10 a las 15:47
¿quién es Eduardo Dayan? dice la primera pregunta.
Antes de leer la entrevista hubiera dicho que es una excelente persona, un muy buen compañero de estudios, un excelente escritor y alguien con un muy buen sentido del humor. Después del reportaje, me di cuenta de todo lo que me estaba perdiendo…
Selva
29/12/10 a las 16:02
Mi querido Eduardo:
¡Qué lindo encontrarte en Imaginaria! Soy Mariela, promotora de Editorial Comunicarte y cuando te conocí en Cba, en la Feria del Libro, poque venías a recibir tu premio por La mujer de los viernes (exquisita novela), yo estaba detrás del stand de Comunicarte recibiendo gente visitante y llegaste con tu señora -yo no te conocía, claro-y empecé a hablarte de tu novela sin saber que eras ¡EDUARDO DAYAN! ¿Lo recordás? Ahora, en el 2011, es mi objetivo que todos los jóvenes de Cba tengan en sus bibliotecas tu novelas ganadora, la lean, la disfruten , la degusten… Te mando un gran abrazo y que el 2011 llegue inundado de bendiciones y éxitos para vos y tu familia. Me encantó haberte conocido. Ah… de yapita, acá en Imaginaria tengo editadas algunas poesías infantiles por si querés leerlas. Un beso grande
Prof. Mariela Fioramonti
29/12/10 a las 17:21
Excelente nota para un excelente profesor, excelente poeta ( aunque Eduardo presente todo como prosa…) y excelente orador. ¿Qué mas? Para los que tenemos la suerte de frecuentarlo: excelente humor. Todo esto no importaría tanto, si no fuera porque además de buenas ideas….es buena persona!!!! «¿Me captás,Fabiana?»
29/12/10 a las 17:31
Ahora veo el comentario de Selva:parece que se lo hubiera copiado, ja! Vamos a agregar algo entonces: no estoy de acuerdo ni con Eduardo ni con la crítica: no son estas novelas «para jóvenes…novelas juveniles». De ninguna manera….tratan sobre jóvenes. Es cierto. Pero yo se las recomiendo a todos los adultos que puedo, y después ¡me lo agradecen! Llamar a estas novelas como novelas «juveniles» …pareciera que creemos que estos textos esperan ser maduros,adultos, más adelante. Otro día. Y no es cierto.Cada pieza es bien redondita, no le falta nada, y nos deja emocionados y pensando en el sin fin de significados que tiene todo: lo «redondito» es una trampa de Eduardo. Hay una polisemia para disfrutar. Bien de adultos.
29/12/10 a las 17:33
Eduardo, cuando te conocí personalmente este año en un seminario admiré tu calidez, tu manera divertida de decir, el brillo pícaro de tus ojos siempre adolescentes. Ahora que leo este imperdible reportaje, admiro la profundidad de tus palabras de escritor y de maestro, y la pasión que le ponés a cada proyecto.
Te leí poco, pero ahora voy por más…
Buen año!
29/12/10 a las 21:52
Hola Eduardo, al leer la nota recordé las hermosas palabras que nos regalaste a quienes habíamos ganado(premios y menciones)en el concurso «Docentes que cuentan» organizado por Fundación El Libro, cuando fuiste jurado del mismo.
¡Qué lindo reconocernos palomas haciendo vuelos en busca de historias para compartir!En cada palabra de la nota volví a sentir la calidez con que la nos recibiste ese día. Un abrazo enorme,Andrea Ledesma (Carmen de Areco)
31/12/10 a las 1:40
¡Qué gusto leer la entrevista!
Tu alegría, seriedad y conocimientos, además del aleteo de tu escritura producen un encuentro con la buena literatura.
Felicitaciones y nuevos textos para disfrutar y compartir.
Ana Emilia.
31/12/10 a las 10:58
Excelente entrevista!!!! Preguntas inteligentes que habilitan respuestas intensas y honestas que aseguran el acercamiento al entrevistado y dejan saber quién es además de como escribe.
¿qué más puede pedir un lector?
¿qué más puede pedir un autor?
De por sí la entrevista provoca el deseo de leer todo lo que la sensibilidad y la maestría de Dayán ha escrito, pero yo me atrevería a sugerir que se asomen a «Paloma son tus ojos» no sólo porque a mí me parece impecable, sino porque gente que sabe mucho más que yo avala mi sugerencia; por si no lo tienen a mano les acerco un fragmento de la crónica de Nora Lía Sormalí, palabras mayores si las hay.
«El amor en tiempos del terrorismo internacional
«Por Nora Lía Sormani
«Lo que al principio parece una sencilla y conmovedora historia del amor adolescente se transforma, en el transcurso de Palomas son tus ojos, de Eduardo Dayan, en testimonio de una época de horror en la República Argentina. La novela recibió justamente el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil Grupo Editorial Norma-Fundalectura 2002.
«La belleza de esta novela reside en una extraña y delicada relación entre la felicidad en su forma más pura y la violencia social. En efecto, a través de su escritura, Dayan plasma imágenes de la profunda conmoción de los primeros amores adolescentes entre María del Carmen y Pablo, un chico judío. Para eso echa mano con frecuencia del discurso indirecto libre, un fluir de emociones que desbordan en el devenir del relato. Ambos adolescentes están en tránsito con sus sentimientos y sus descubrimientos respecto de los secretos y problemas de la realidad. Y esto se refleja en el recorrido de ambos por las calles de la ciudad, dos caminantes circulando por los lugares representativos de la Ciudad de Buenos Aires: la Costanera, la calle Corrientes, el Parque Rivadavia…
«Pero en medio de este cándido y sincero enamoramiento adolescente, se inserta un problema enquistado todavía en algunas almas humanas: el de la discriminación y, más específicamente, el antisemitismo. Dayan lo refleja progresivamente: primero, lo enmarca en el ámbito familiar, en lo microsocial. Luego de enamorarse de Pablo, un chico judío, María del Carmen descubre con sorpresa que su propia madre es antisemita. Luego, el escritor multiplica su efecto y lo amplía a lo macrosocial: el antisemitismo internacional. En efecto, entre el amor de María del Carmen y Pablo se infiltra la historia de un país, puntualizada en uno de sus acontecimientos sociales más violentos: el atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelí Argentina), ocurrido el 18 de julio de 1994 a las 9:53, un hecho de terrorismo internacional que dejó ochenta y cuatro víctimas fatales.»
Gracias por publicar la entrevista a Eduardo Dayan
Leonor.
31/12/10 a las 11:45
Querido Eduardo, compañero de aventuras literarias en las inefables y extrañadas tertulias de los sábados: leer esta entrevista me llenó de alegría y, como suele suceder con todo lo que decís, me enseñó muchas cosas y renovó mis energías. Celebro tus éxitos literarios y docentes, y guardo la esperanza de que volvamos a compartir momentos de creación. ¡Muy feliz 2011! Un beso grande. Adriana Maggio
31/12/10 a las 12:47
Gente de Imaginaria , estoy enojado por lo de Telefónica en realidad nunca hay que esperar nada bueno de las corporaciones. No la pueden subir al Programa Nacional de Lectura?
1/1/11 a las 21:48
Listo para las inminentes vacaciones, antes de partir quiero agradecerles los comentarios que me dieron tanto gusto leer. A las Andreas, Raúl, Selva, Mariela, Raquel, Magdi, Ana, Leonor, Adriana, Gabriel, ¡¡¡muchas gracias!!! El 2011 será de encuentros y reencuentros… seguro.
2/1/11 a las 18:41
Así como vos hablás de tu reverencia para la lluvia yo quiero dejarte mi reverencia a vos, amigo y maestro.
Un lujo de nota en la que se reconocen tu voz y tus palabras.
Un abrazo.Cecilia
4/1/11 a las 2:12
Hermosa entrevista!
Gracias Eduardo por ser el maestro que «enciende en sus alumnos las brasas de la pasión» y por ser tan buena persona.
Un beso grande,
Judith
18/1/11 a las 9:31
Eduardo,
podría reconocer la música de tus palabras entre todas las voces. Música, belleza, poesía. Gracias por vestir mi alma de fiesta, querido y admirado amigo,
Nora.
22/6/11 a las 22:23
Eduardo, tu libro de «LA MUJER DE LOS VIERNES» es una obra espectacular.
Creo que debería ser leida por alumnos en conjunto con sus docentes para comprender el texto a partir de las diferentes miradas, las adultas y las juveniles, aunque el argumento es bastante claro.
Yo soy una estudiante del Instituto María Auxiliadora (I.M.A) de la Prov. de Nqn, y me senti muy identificada con lo que relatas página por página porque en mi curso nos encontramos en una situación de desorden y alboroto tal como el que describes en la novela.
Queria comentarte que en este momento tengo el libro ( que tiene una fantástica ilustración ) en mis manos ¡porque es un libro de lectura obligada en 2do Año!
¡Sos un gran escritor! Y espero que tus palabras escritas llegen a hacer un cambio en mi aula.
¡Saludos!
Julieta Sanchez
1/10/13 a las 9:24
Eduardo Marcelo Dayan fue profesor mio en el 1er año del Comercial nro 24 de Av del Campo 1340, año 1993. Lo hacen inolvidable frases teatralizadas como «Los monosílabos no llevan tilde, TAC!» o que nos invite a un grupo de varones a conjugar el verbo amar en voz alta, formando una oración en todos los tiempos posibles, pero siempre acompañado de un nombre: Candela, quien estaba ahi presente, para mas datos y era compañera nuestra. Profe, ni las poesías que nos enseñó ni los cuentos que leimos, nada fue olvidado, y ya pasaron 20 años. Gracias Eduardo!!!!
14/6/14 a las 16:02
EN QUE AÑO NACIO?LO REQUIERO PARA UN TRABAJO QUE ESTOY HACIENDO!!