CORREO
lunes, octubre 27, 2003
Cómo conseguir el libro Juegos de lectura en voz alta, de Luis María Pescetti
Quisiera que me informen dónde puedo conseguir el libro Juegos de lectura en voz alta, de Luis María Pescetti, pues he consultado en dos de las principales librerías del país sin resultado.
Lic. Elena C. Llonch (Argentina)
Imaginaria: Ese libro venía de regalo con la edición N° 102 de la revista Novedades Educativas (junio de 1999). Por este motivo no se vende por separado.
Tendría que consultar si todavía tienen ejemplares de esa revista en:
Centro de Recursos Pedagógicos de Novedades Educativas
Av. Corrientes 4345, Buenos Aires
Horario de atención: lunes a viernes de 9 a 18 horas.
Tel: (54 11) 4867-2020
Fax: (54 11) 4867-0220
Email: contacto@noveduc.com
Web: www.noveduc.com
Biografía de Germán Berdiales
No encuentro en su página ningún dato de Germán Berdiales, escritor argentino. Necesito para tarea de mi hija, su biografía. Gracias por su valiosa ayuda.
Aminta Galindo A. (Colombia)
Imaginaria: Germán Berdiales nació en Buenos Aires (Argentina) en 1896. Fue Maestro Normal y siguió la carrera docente hasta el cargo de Inspector Escolar. Ejerció el periodismo realizando colaboraciones para las revistas El Monitor de Educación Común, El Hogar, y los diarios La Prensa y Mundo Argentino. Escribió poesía, cuento, novela y teatro para niños. Entre sus obras más importantes se encuentran: Las fiestas de mi abuelita (1924), Fábulas en acción (1927), Padrino (1929), El último castigo (1929), Joyitas (1930), Teatro histórico-infantil (1931), Fabulario (1933), Maestros del idioma (1936), La canción de cuna (1937), Nuevo teatro escolar (1937), Risa y sonrisa de la poesía niña (1937), Peter Pan y Wendy, y otros. Cuentos dramatizados (1938), El arte de escribir para los niños (1939), Cielo pequeñito (1940), El teatro de los más chicos (1941), Coplas argentinas (1942), Nuevo ritmo de la poesía infantil (1943), Lecturas para la niña que se hace mujer (1944), El hijo de Yapeyú (1952), El maestro de América (1952), El primer soldado de la libertad (1952), Leyendas argentinas (1954), Los versos (1959), Teatro Robin Hood (1960). Falleció en 1975.
Bibliografía consultada:
-Bravo-Villasante, Carmen. Diccionario de autores de la literatura infantil mundial. (Madrid, Editorial Escuela Española, 1985).
-Merlo, Juan Carlos. Nuestra literatura infantil juvenil. (Buenos Aires, Editorial Acme, 1984).
-Pardo Belgrano, María Ruth y Juan Ricardo Nervi. Lexicón de literatura infantil juvenil. (Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1979).
Réplica a "Bonita manera de lavarle el cerebro a los chicos"
(Nota de Imaginaria: Este mensaje se refiere a otro que publicamos en esta página el pasado 14 de octubre, firmado por el Sr. Eduardo Almanza.)
Sr. Almanza:
¿Para qué leemos?
Fundamentalmente para dos cosas: para identificarnos con el género humano y tener el sentimiento de alivio que significa que aquello que nos pasa a nosotros también les sucede a los demás, y para conocer otras realidades. Para eso también, entre otras muchas razones, leemos cuentos a nuestros hijos, para que sientan que no son los únicos que tienen miedo, celos, angustia, así como también que son capaces de divertirse con las mismas cosas mostrándoles el valor de hacerlo sanamente, sin burlas ni descalificaciones y para incorporar lo diferente en el sentido del enriquecimiento que supone la diversidad y no en el sentido de la oposición.
Al hacerlo tomamos partido por el bien. En los libros para niños el héroe siempre es el virtuoso o la víctima y es con él con quien pretendemos que se identifiquen. Si las cosas están en su lugar no debería haber identificación con los "malos".
Pero a cierta edad es necesario incorporar de a poco el concepto de realidad, es sano hacerlo. Los niños no pueden perpetuarse en un mundo de fantasía, por lo cual necesitamos informarlos de lo que sucede en la vida real.
Manejar el exceso de información en épocas como la nuestra, en que las imágenes se introducen en nuestra vida cotidiana con tanta rapidez, es un tema delicado. A menudo los niños reciben un caos de información que los angustia y confunde. Es ahí donde cobran importancia los libros que tratan temas reales como la guerra, por ejemplo, para dar apoyo a los adultos para guiar a los niños en el conocimiento de la realidad. Idealmente se trata de prescindir de ideologías, pero tomar partido es inevitable. Hay que definir quienes son los buenos y quienes los malos.
Tampoco la vida es tan lineal y nadie es sólo malo o sólo bueno, pero ese concepto viene después,cuando tienen un poco más de elementos para juzgar.
En síntesis, como padres debemos leer el material que acercamos a nuestros hijos y decidir si estamos de acuerdo o no en leérselos, basados en lo que es adecuado para sus posibilidades de comprensión. Y ahí está el verdadero problema, porque puede que usted y yo no acordemos en muchas cosas, pero sí debemos acordar en las fundamentales: respeto por la vida, por la libertad , por las opiniones.
A mi juicio es la mejor manera de crear conciencia propia.
Atentamente,
Diana Saramaga
martes, octubre 14, 2003
Coleccionista de originales
Soy un dibujante argentino pero vivo y trabajo en Italia hace ya mucho tiempo. Tengo la "manía" de coleccionar dibujos originales. Figuran en mi colección dibujantes que trabajaron en Argentina en la década de los '50, pero no todos los que me gustaría. Estoy tratando de conseguir planchas de J. Mottini, C. Freixas, W. Ciocca y O. Blotta, tarea muy difìcil desde aquì. Poseo originales de varios autores que estoy dispuesto a canjear. Si ustedes pudieran conseguir lo que busco o ponerme en contacto con otros colecconistas; les enviaría las imágenes de dicho material.
José Eduardo Caramuta
Email: terry_322@hotmail.com
"Bonita manera de lavarle el cerebro a los chicos" (*)
Me parece interesante, la manera de indoctrinar a los ninos, para que ellos cosechen lo que uds, estan sembrando hoy. Ya no es necesario, ir a Cuba, para que le limpien el cerebro de "capitalismo imperialista",si no que en la Argentina hay libros para envenenar a los ninos; como padre, no seria capaz de leerle un libro tal, a mis hijos, con un nombre ultrajado por uds. "Las Mil y Una Noches" es un libro que despierta la inmaginacion de los ninos, y hace que ellos se apeguen a la lectura, pero leyendoles el libro que uds, dicen que tiene la "verdad", verdad de uds, por cierto, hace que mis hijos se envenenen con su libro, cuando ellos tengan uso de razon y llegasen a leer ese libro, ellos van a tomar sus propias conjeturas al respecto. Mi responsabilidad como padre es enseñarles y guiarles hasta que ellos decidan sus propios destino, pero no para inculcarles veneno.
La guerra o las guerras no son nada bueno, no dejan nada bueno, y a mis hijos les explico eso, y el porque se dan las guerras, cual es el motivo de una guerra y lo que hay detras de ellas, quien las hace y porque se hacen, esa es mi responsabilidad como padre; pero inyectarle politica a lo que les explico, me parece irresponsable de mi parte, un cuento es para abirles la mente a los ninos y que entren a un mundo de fantasia, para que ellos por lo menos vivan en mundo de fantasia hasta que les dure, y si preguntan por algo actual se los explicare de tal forma que ellos entiendan, no tratando de politizar sus mentes tan jovenes, que ya bastante van a tener cuando crezcan, que gente como uds, siempre van a existir, para mi desgracia y la de mis hijos. El veneno que uds, riegan por el mundo hace que los ninos de hoy sean la escoria del mañana.
Gracias.
Eduardo Almanza
(*) Nota de Imaginaria: Creemos que el lector se refiere a la reseña del libro "Las mil y una noches de Irak. La guerra explicada a los chicos", de Andrea Ferrari, aparecida en Imaginaria N° 100. O a la reproducción, en Imaginaria 109, de tres reseñas de libros tomadas del cuaderno "Guerra y paz en los libros infantiles y juveniles", publicado por ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina).
lunes, octubre 06, 2003
Definición del cuento tradicional infantil
Desearia alguna definición literaria de cuentos tradicionales para chicos.
Ana Bizarro
Imaginaria (respuesta preparada por Marcela Carranza):
Para acercarnos a una definición del cuento tradicional infantil se hace imprescindible rastrear su origen histórico, para luego pensar en algunos de sus rasgos comunes, aquellos que lo sitúan dentro del género de los relatos feéricos o cuentos maravillosos. Para ello citaremos a Teresa Colomer, Marc Soriano y Graciela Montes, autores que reflexionaron sobre este tema.
Origen de los cuentos tradicionales infantiles
El origen de los cuentos infantiles tradicionales, señala Colomer (1) nos remite al folklore y la literatura de tradición oral. El "cuento de hadas" incluye según Bortolussi (2) tanto al "cuento folklórico primitivo con intención de mantenerse fiel a la forma recogida, como por ejemplo en el caso de los cuentos rusos recopilados por Afanasiev; el de cuentos recogidos con más o menos intervención de los autores, como los de Basile, Perrault y Grimm; y el de cuentos inventados a partir del romanticismo, como los de Andersen. (...)
Aunque la literatura de tradición oral no estuviera especialmente dirigida a los niños en el momento de su creación y difusión, es cierto que, desde los inicios de su fijación escrita, ha habido una voluntad explícita de apelar a esta audiencia. (...) Ha sido, precisamente, su trasvase a una nueva audiencia, la constituida ahora por la infancia, la que le ha permitido mantener su presencia en el imaginario colectivo de las sociedades actuales. (...)
La mayoría de autores, además, han estado de acuerdo en situar el origen de la literatura infantil, en sentido moderno, en la evolución de los cuentos de hadas."
Según Soriano (3) el florecimiento más visible de los cuentos de hadas se sitúa entre 1685 y 1700 (Madame D' Aulnoy, Perrault). Florecimiento de "una literatura oral que, durante mucho tiempo, fue la única expresión artística de la humanidad (...)
Los filósofos de las luces y los enciclopedistas desprecian el género y tienen , con respecto al cuento de hadas, la actitud irónica o despectiva del adaptador de los de Mamá Oca. D' Alembert, en su elogio de Perrault, ni siquiera menciona los famosos cuentos en la lista de sus obras.
(...) los pedagogos, antes y después de Rousseau, se ocuparon de desaconsejarlos, analizando la mala influencia que podrían tener sobre el espíritu infantil. (...)
El Romanticismo se ocupa de rehabilitar a las hadas. Todos los cuentos maravillosos o fantásticos, sin distinción, se trasladan al terreno de lo infantil".
Según Graciela Montes (4) " Es difícil rastrear los orígenes de un material tan difundido, tan recreado, nacido y vuelto a nacer tantas veces. La Bella Durmiente o Barba Azul no son creaciones de los Grimm, que se limitaron a recoger las variantes folklóricas de esos cuentos que circulaban a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, pero tampoco nacieron con Perrault, que publicó su versión en 1697, ni con los recopiladores italianos como Basilio y Straparola, cuyas obras probablemente consultó el académico francés. Todos estos textos no son sino manifestaciones materiales de una realidad mucho más fluida e intangible: la literatura oral. (...)
Más reveladora aún de la naturaleza oral de la literatura infantil y de su tendencia a convertirse en bien comunitario es la suerte que corrieron los cuentos infantiles con paternidad reconocida, fruto de la creación individual - El patito feo de Andersen o el Pinocho de Collodi, por ejemplo -, que llegaron a tornarse casi anónimos y fueron narrados y vueltos a narrar, abreviados y modificados sin demasiado respeto por el texto original. (...)
Para despejar la cuestión de sus orígenes hay que tomar en consideración que los cuentos de raíz popular, que están hoy circunscriptos al consumo infantil, gozaron una vez de la atención del público adulto. Siete de los ocho cuentos en prosa incluidos en la selección que Perrault dedica a los niños en 1697 pertenecían al folklore campesino adulto y sólo uno, Caperucita Roja, un cuento ejemplar, de advertencia, estuvo siempre dirigido al público infantil. (...) No hay pues más que un paso entre los cuentos infantiles y los cuentos populares, y sus orígenes se confunden ".
¿Cuáles son los rasgos comunes a los cuentos infantiles tradicionales?
"La característica más evidente de todos estos cuentos, continúa Graciela Montes, (5) es su cualidad de mágicos, de maravillosos. Son "cuentos de hadas", los habitan esos espíritus elementales y paganos - nacidos, según se dice en Persia, (...) y también los ogros, los enanos y las brujas; son cuentos de botas de siete leguas, de casitas de mazapán, de narices que crecen cuando uno dice mentiras, de príncipes que se convierten en cisnes. Como en los sueños, en los cuentos todo puede suceder. Se atribuyen las mismas acciones a los hombres, a las cosas y a los animales. (...)
El cuento infantil, está, además, cargado de dramaticidad y le permite al niño objetivar su propio drama, el único drama posible en esta etapa de su evolución. Se relatan situaciones y acciones simples y elementales, siempre las mismas, tanto que Vladimir Propp (6), después de comparar multitud de cuentos infantiles, llega a la conclusión de que tiene todos la misma estructura, que lo que cambia son los nombres y los atributos de los personajes, pero que sus acciones, o mejor dicho sus funciones, se repiten idénticas una y otra vez. (...)
Esta dimensión dramática del cuento incluye a veces la crueldad y hasta el sadismo: ogro y madrastras son capaces de acciones repugnantes, que el cuento se complace a veces en detallar, y el castigo que reciben también es despiadado. Mucho se dijo sobre este aspecto de los cuentos infantiles tradicionales, mucho se los criticó y hasta hubo quien propuso que se los desterrase del ámbito infantil. (...)
Esas constantes de maravilla y dramaticidad de la literatura infantil son también característica de los cuentos populares en general, y la emparientan con las gestas heroicas, con las novelas de caballería y con los mitos primitivos. En cambio un tercer ingrediente que en ocasiones forma parte de la literatura infantil, la intención moralizante, no como expresión involuntaria de un pensamiento sino como lección y advertencia, es característica exclusiva de la literatura destinada ab initio al niño, la que el adulto le administra como si fuera una medicina, y es por lo general externa a la narración, fruto de una racionalización posterior".
Notas
(1) Colomer, Teresa. "El folklore como literatura infantil" en La formación del lector literario. Madrid, Fundación Germán Sanchez Ruiperez, 1998; pags. 48-49.
(2) Bortololussi, M. Análisis teórico del cuento infantil. Madrid, Alhambra, 1985.
(3) Soriano Marc. "Los cuentos de hadas y sus críticos" en La literatura para niños y jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas. Buenos Aires, Colihue, 1999; págs. 322-323.
(4) Graciela Montes. "Nota preliminar" en El cuento infantil. Buenos Aires, CEAL, 1978; pags. 7-9.
(5) Propp, Vladimir. Morfología del cuento. Madrid, Fundamentos, 1981.
(6) Graciela Montes. " ob cit: 10-12.