150 | MISCELÁNEA | 16 de marzo de 2005

Jim y el durazno gigante
Película basada en el libro James y el melocotón gigante de Roald Dahl

por Sergio Eisen

Afiche de la películaJames y el melocotón gigante (*) fue el primer libro escrito para chicos por Roald Dahl en 1961. Su historia es muy simple: James Henry Trotter es el chico más triste y solo del mundo. Es huérfano y vive junto a sus dos repugnantes, crueles y perezosas tías en una casa destartalada del sur de Inglaterra. Un extraño personaje regala a Jim una bolsa con lenguas mágicas de cocodrilo y a partir de entonces cosas maravillosas comienzan a suceder: un durazno gigante, enormes insectos encantadores y un viaje a través del océano con destino a Nueva York.

En su segundo largometraje, el director Henry Selick, esta vez no eclipsado por el nombre de Tim Burton, decidió dividir el cuento en tres bloques bien definidos: la vida de Jim con sus tías, el viaje en durazno con su nueva familia de insectos, y la llegada a Nueva York. El núcleo del cuento, desarrollado con la técnica de animación cuadro por cuadro está enmarcado entre dos segmentos de cine convencional con actores reales. Selick pinta los decorados y el vestuario de la primera parte con tonos monocromáticos y pálidos que tiñen de melancolía el mundo de Jim como si lo estuviéramos viendo a través de sus ojos empañados. Los personajes se mueven dentro de escenarios muy estilizados y deliberadamente falsos, parecidos a los bastidores que crean la atmósfera en las óperas. La suavidad y la textura de la imagen recuerda al efecto que se produce cuando un telón de seda se interpone delante de un escenario.

Jim se transforma en un muñeco cuando entra en el durazno gigante y los tonos explotan de brillo y color en el momento en que Jim y sus amigos, parados sobre el colosal durazno anaranjado, se descubren flotando en un mar azul sereno y majestuoso. Esta imagen abierta y luminosa captura de alguna manera una idea clave que recorre los libros de Dahl: la libertad que alcanzan los protagonistas de estos cuentos cuando son capaces de crear un mundo propio, frente a ese otro mundo que se presenta opresivo y hostil. Es lo que le sucede a Jim a partir del momento que entra en el durazno.

El contraste visual que se produce frente al primer segmento de la historia es mágico como la llegada de Dorothy a la tierra de Oz. La animación de los enormes insectos en tres dimensiones, con sus graciosos movimientos y sus diferentes texturas, crea una ilusión de vida propia parecida a la que recibe Pinocho cuando es tocado por la varita del Hada Azul.

El viaje de Jim tiene imágenes bellísimas, como cuando el durazno se eleva majestuoso en el cielo arrastrado por un puñado de gaviotas entre nubes algodonosas con forma de teteras. Visualmente, Jim y el durazno gigante está más influenciada por artistas como Paul Klee y Chagall que por la escuela del Ratón Mickey.

Mientras en el texto original de Dahl las tías desaparecían en el primer acto aplanadas por el durazno, en la adaptación se las mantiene vivas hasta el fin de la película. Y reaparecen como una amenaza latente en las pesadillas de Jim, tomando la forma de dragones de fuego o de mascarones de proa de un viejo barco hundido. En el final, un guiño del guión las emparenta con las brujas del libro homónimo de Dahl, escrito veintidós años después que James y el melocotón gigante. Las tías Sponge y Spiker, como todas las brujas de Dahl, esconden su calvicie debajo de sus pelucas. En el universo de Dahl las brujas odian a los niños con un odio candente e hirviente. No se parecen a las brujas de los cuentos de hadas con escobas y sombreros puntiagudos. Hacen trabajos normales, pueden ser una maestra o una cajera de supermercado.

La visión de Selick integra en el tercer acto (Nueva York) el plano fantástico —con los bichos que mantienen su forma gigante— con el aspecto realista del cuento al recuperar Jim la forma humana. Los edificios de Nueva York no crecen perpendiculares a las calles, se amontonan oblicuos como el decorado de uno de los números musicales de 42nd Street de Busby Bekerley.

Es una pena que la versión doblada nos impida escuchar la voz de Susan Sarandon con acento polaco, dando vida a una sensual araña inspirada en Diana Rigg de la serie Los Vengadores. El atorrante ciempiés, estrella absoluta del film, creado por el ilustrador Lane Smith, tiene algo de Popeye y perdió su acento de Brooklyn al reemplazarse la voz de Richard Dreyfuss.

Junto con el viaje de Jim dentro del carozo de este descomunal durazno se vislumbra otro viaje igual de maravilloso: el que emprendieron Henry Selick y sus artistas acurrucados dentro de pequeñas maquetas, entre cámaras, luces y muñecos articulados, para dar vida propia a Jim y el durazno gigante.

Ficha Técnica

Título original: James and the giant peach.
EE.UU.,1996
Duración: 77 minutos.
Dirección: Henry Selick
Producción:Denise Di Novi y Tim Burton para Walt Disney Pictures en asociación con Allied Filmmakers.
Co-Producción: Brian Rosen.
Producción Ejecutiva: Jake Eberts.
Guión: Karey Kirkpatrick y Jonathan Roberts & Steve Bloom.
Basada en el libro James y el melocoton gigante de Roald Dahl.
Fotografía: Pete Kozachik e Hiro Narita.
Música: Randy Newman.
Intérpretes: Paul Terry (Jim), Steven Culp, Susan Turner-Cray, Joanna Lumley, Miriam Margolyes, Richard Dreyfuss (voz), Susan Sarandon (voz), Simon Callow (voz), entre otros.


PortadaPortada(*) Nota de Imaginaria: La edición original (en inglés) de este libro es de 1961. En castellano fue publicado en 1982 por Editorial Alfaguara, con ilustraciones de Michael Simeon (imagen izquierda). En 1996, Alfaguara realizó una reedición de la obra con ilustraciones de Quentin Blake (imagen derecha).


Sergio Eisen es artista plástico, ilustrador y crítico de cine. Durante varios años colaboró para la revista El Amante, especializándose en el área de películas para chicos. Entre sus artículos se destacan un reportaje imaginario a Hitchcock, a Disney y un ensayo sobre Fritz Lang. Desde hace unos años, orientó su trabajo hacia el campo de la ilustración artística y de libros para niños. Es autor de los dibujos de Papelito viajero, de Cecilia Tanoni, libro que integra el equipo didáctico Nuevo Papelito 2 (Buenos Aires, Ediciones SM, 2004), y actualmente prepara trabajos para la editorial Atlántida. Sus libros preferidos son La princesa prometida de William Goldman, Konrad de Christine Nöstlinger y el cuento africano "Dan Auta".


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