37 | LECTURAS | 1 de noviembre de 2000

Divorcio y cambios formales en dos relatos argentinos

por Cecilia Bajour

El divorcio no es un tema muy transitado en la literatura infantil en nuestro país. A pesar de que las nuevas estructuras familiares ya constituyen una realidad tan instalada que no sorprende a nadie, hay pocos casos de narraciones dedicadas al lector infantil en que se aborde la separación de los padres, ya sea como temática central o como parte del escenario narrativo.

Portada de "Historia de un primer fin de semana", de Silvia SchujerEn ese sentido, Historia de un primer fin de semana de Silvia Schujer (1), marcó un comienzo en el abordaje de este tema que en la literatura anterior a 1980 era inexistente.

En los últimos años, ante el incremento de nuevas relaciones familiares, entre las que el divorcio y sus consecuencias es sólo una de las variantes (otras posibilidades son las de madres solteras, niños que viven con otros parientes que no son sus padres, hijos de desaparecidos, como una dura y particular realidad familiar que dejó el último período dictatorial en muchos hogares argentinos, etc.), algunos escritores incluyeron algunas de estas situaciones en sus relatos.

Junto con una mayor apertura en las temáticas abordadas en la literatura infantil, también es posible observar, particularmente a partir de 1990, una serie de cambios en las formas narrativas que hacen suponer una transformación en la noción acerca del lector infantil por parte de los autores que escriben para este destinatario. La apuesta sube particularmente en cuanto a las posibilidades de comprensión de estructuras narrativas más complejas, sobre todo en libros destinados a chicos de más de nueve años.

En los relatos de Irene Klein y Lilia Lardone que comentaremos, es interesante ver la relación que se produce entre la temática del divorcio, caracterizada por los cortes, las divisiones y rupturas y una propuesta formal que rompe con la tradicional linealidad del relato para armar una trama más compleja que utiliza recursos narrativos usuales en la literatura para adultos pero poco frecuentes en la literatura infantil.

¿Se puede tocar la tristeza?

Portada de "Cuentos de estación", de Irene Klein, que incluye el cuento "Un sustantivo abstracto"En el cuento "Un sustantivo abstracto" de Irene Klein (2) se narra la situación de Cecilia, que comparte con otros chicos la experiencia de ser hija de padres separados, pero que tiene una tristeza única e intransferible. La protagonista está en una clase de Lengua donde la maestra dicta definiciones sobre adjetivos y sustantivos. Estos conceptos, que aparecen bruscamente en distintos momentos del cuento sin ninguna transición ni señales tipográficas que marquen el paso de una voz a otra, son la puerta de entrada para las evocaciones de Cecilia relacionadas con el dolor que le produce la situación de la separación. El presente impersonal de las definiciones dictadas por la maestra, se convierte en un recuerdo doloroso donde los ejemplos para los tipos de palabras estudiados ("Las palabras que describen se llaman cualidades o adjetivos") son los disparadores del relato de sus pérdidas, sobre todo la de su perra Laica, "negra, inteligente, guardiana", convertida en el símbolo más cercano de la ruptura de sus padres.

El contrapunto entre las intervenciones de la maestra (que no dialoga sino que dicta) en el presente de la historia y la visión retrospectiva de Cecilia reproduce el funcionamiento de la conciencia angustiada de la niña. Esto es posible también porque la narración en tercera persona tiene una focalización fija en ella y toda la realidad es vista desde su perspectiva. Este foco puesto en el personaje infantil, muy frecuente en la narrativa actual para niños, permite que el narrador se instale en la subjetividad del personaje y muestre desde allí los juicios y sentimientos infantiles sobre las formas en que los adultos resuelven sus conflictos. De esa manera, la voz del narrador declina la intervención directa en lo que narra y el papel de guía del relato, característicos de la narración infantil tradicional.

De todos modos, aunque el foco está puesto en el pensamiento de Cecilia, es posible descubrir la postura del narrador ante la historia por algunos aspectos como el uso del discurso directo sólo para presentar la voz de los adultos. Un ejemplo de esto son las intervenciones de la maestra, que aparecen como la única voz del afuera, ajenas a la forma en que los significados anidan y producen distintas ondas expansivas en las mentes de sus alumnos-personas. La enseñanza perimida de una gramática vacía, lejos de la vida y de la comunicación, es contrastada con una captura desgarrada de los sentidos que Cecilia necesita para verbalizar su dolor. Mientras en la cárcel de las definiciones "tristeza es un sustantivo abstracto, no se ve ni se toca", en el universo íntimo de Cecilia grita la necesidad de convertir ese sustantivo abstracto en uno concreto para que "puedan ver y tocar su tristeza".

Construir otro mundo para vivir en este

Portada de "Caballero negro"Caballero Negro de Lilia Lardone (3) es una novela corta que cuenta cómo vive Luciano, un chico de nueve años, el conflicto de la separación de sus padres que se produce en el transcurso de la narración. Simultáneamente, Luciano comienza a armar un castillo medieval en el que va tramando una historia, la del Caballero Negro, que lo acompaña en esta crisis. Ambos relatos se desarrollan en forma alternada produciendo un contrapunto entre realidad y fantasía, por lo tanto el lector infantil se encuentra con una forma compleja en la que debe seguir dos líneas narrativas independientes, aunque con fuertes elementos simbólicos comunes.

La historia básica, la del conflicto que se vive en la casa de Luciano, es contada con trazos simples y directos desde el inicio de la novela. A la situación entre sus padres se suma una pelea con su amigo. El armado de un castillo con ladrillos de plástico se convierte en una forma de refugio en la dimensión ficcional del juego. Así comienza la segunda historia, intercalada con la primera, que narra la aventura de un misterioso caballero medieval que vuelve al castillo después de rescatar a la hija del rey. Igual que en la vida de Luciano, el lector va conociendo el desarrollo de los acontecimientos junto con él. El relato inventado por el protagonista, como ocurre en los juegos infantiles, va surgiendo en forma espontánea y pronto comienza a cobrar un vuelo propio.

Las transiciones entre un relato y el otro están marcadas, como en la vida real, por los límites entre el tiempo del juego y el tiempo fuera de él, "tiempos de distinto orden", como describe tan bien Graciela Montes en "Juegos para la lectura" (4). Esos límites están puestos la mayoría de las veces por los adultos, quienes restituyen al niño a su conexión con el presente común a través del recuerdo de ciertos ritos cotidianos como el de tomar la leche, por ejemplo.

El crescendo que se produce en el conflicto familiar tiene su correlato en la historia del Caballero Negro, que debe competir con su rival en un torneo medieval por el amor de la princesa. El desenlace es doloroso en ambos universos: el alejamiento del padre coincide con el del Caballero Negro, que es herido en la competencia y debe marcharse. La resolución de la crisis por medio de la separación coincide con el final del juego: Luciano desarma el castillo. Sin embargo, la vida continúa y el juego también: la novela culmina con la posibilidad de un nuevo juego, quizás esta vez compartido con el amigo.

Una fina trama entre tema y forma

La utilización de recursos narrativos más complejos en las obras comentadas surge como hospedaje formal adecuado para un tema caracterizado por el dolor y la fragmentación del mundo sufridos por los niños que atraviesan esta situación. Así como la "normalidad" de la vida se altera cuando la familia se divide, la linealidad del relato sufre un quiebre equivalente al que se vive en el interior de los protagonistas.

Esto también se observa en los desenlaces, que inevitablemente esquivan el final feliz de las narraciones tradicionales. En el caso del cuento de Klein, el final coincide con la consagración de la tristeza, palabra que culmina el relato, mientras que en Caballero Negro, Luciano debe asumir la contundencia de los hechos pero el narrador despide el relato con la posibilidad de un nuevo juego.

La lectura de estos textos presupone un lector activo, que no sólo se conmueve por el conflicto planteado sino que debe tejer junto con el protagonista una trama compleja. Un lector que junto a los Lucianos y a las Cecilias de la literatura construye con la infancia y el dolor otro mundo posible.


Notas:

1) Schujer, Silvia. Historia de un primer fin de semana. Ilustraciones de Alejandra Taubin. Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1988. Colección Serie Blanca (Edición agotada y descatalogada). El libro fue reeditado con el título Historias de un primer fin de semana, con ilustraciones de Pez, por el Grupo Editorial Norma (Bogotá, 1998. Colección Torre de Papel, serie Torre Azul)

2) Klein, Irene. El cuento "Un sustantivo abstracto" está incluido en el libro Cuentos de estación, con ilustraciones de Laura Michell. Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1997. Colección Los libros del ombú.

3) Lardone, Lilia. Caballero Negro. Ilustraciones de María Osorio. Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1999. Colección Torre de Papel, serie Torre Azul.

4) Montes, Graciela. La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético. México, Fondo de Cultura Económica, 1999. Colección Espacios para la Lectura.


Cecilia Bajour (cecibajour@infovia.com.ar) es Profesora en Letras. Se desempeña como docente de Literatura Infantil de la Escuela de Capacitación (CEPA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y coordina talleres literarios infantiles y de adultos (Cedimeco-"La Calle de la Lupa y el Ratón"; Centros Culturales en barrios de la ciudad de Buenos Aires; Programa "Filo y los pibes", de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires; Centro Cultural Borges; Centro Cultural La Salamandra, Taller "Fuego Verde"; Talleres Literarios "El juego de los escritores fantásticos" y "Confío en tu palabra", en escuelas municipales de EGB).


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