29 | MISCELÁNEA | 12 de julio de 2000

La Biblioteca Infantil de la Feria del Libro de Buenos Aires (Argentina)

por Elisa Boland

Foto de la Biblioteca

La Biblioteca Infantil que se instala dentro de las Ferias del Libro de Buenos Aires, tanto en la "Feria Grande" como en la Feria del Libro Infantil y Juvenil, cumple 10 años. Elisa Boland fue la coordinadora desde sus inicios, en abril de 1990, hasta junio de 2000 y, en este artículo, cuenta su experiencia al frente de tan particular biblioteca.

Hablar de la Biblioteca Infantil de la Feria es reconocer que hay espacios posibles para leer en los lugares menos pensados.

Cuando comenzamos, en la Feria del libro de abril de 1990, fue sin duda un desafío. Contábamos con muchos libros, felizmente, acercados por las editoriales expositoras, pero demasiados para clasificar en tan poco tiempo y salir a escena para debutar con este nuevo lugar.

Se decidió utilizar una clasificación por colores, colocando una cinta de color en el lomo de cada libro que se correspondía con un código que orientaba en la búsqueda. Un código de uso universal, que estaban utilizando en aquel momento las Bibliotecas de la entonces Municipalidad de Buenos Aires y bibliotecas privadas, y que fue adaptado a las necesidades poco comunes de una sala de lectura que funciona en el marco de una Feria del Libro.

Así decidimos hacer una primera gran división entre libros de "Imaginación" o "Ficción", donde se ubican cuentos, novelas, poesías o historietas, y libros de "Conocimiento" o "Informativos", donde encontrar libros de historia, ecología, ciencia, salud, entre otros temas. La franja de color en cada libro permite no sólo una rápida visualización para localizarlos en los estantes, sino que también ofrece datos acerca del género, tema o nivel.

La propuesta desde el comienzo fue crear un ámbito de encuentro entre los chicos y los libros, donde pudieran moverse cómodos y de manera independiente: tomar el libro directamente del estante y sentarse a leer, mientras detrás de las paredes vidriadas circulaban los miles de visitantes de la Feria.

Cada vez la ambientación fue diferente: desde brujas y duendes que se asomaban, barriletes multicolores especialmente diseñados, hasta redes de pescador, y siempre con fragmentos de libros escritos en las paredes relacionados con el tema elegido. Este año (abril de 2000) se combinó una ambientación con relojes —prevista porque el lema general de la Feria era "Los libros y el tiempo"— con la decoración de la empresa auspiciante, con materiales muy bellos, pero con una estética más "aniñada" que en otras oportunidades. Lo que tal vez motivó que disminuyera la presencia de los más grandes y que un medio promocionara el espacio como la "bebeteca".

El lema desde hace unos años es "Un lugar para leer", y de eso se trata. La Biblioteca cuenta con material de lectura para niños, desde los más pequeños hasta los casi adolescentes. Los casi bebés tienen sus primeros contactos con los libros en compañía de sus papás o abuelos que los acompañan. Otros llegan con sus maestros o bibliotecarios. Miles de chicos han pasado por este lugar de lectura tan transitorio pero que perdura. En esta última Feria visitaron la Biblioteca 2.699 chicos. Pero, más allá de las cifras, siempre hemos buscado propiciar un espacio para la propia iniciativa y libertad, preservando el tiempo que la experiencia necesita.

Foto de la Biblioteca

Para los que trabajamos allí siempre fue una interesante experiencia ver a los chicos en sus descubrimientos y escuchar sus comentarios. Acompañarlos si necesitaban una ayuda, pero cuidando no interferir en un momento tan propio. La Biblioteca es un lugar de la Feria —dice por ejemplo Ayelén— "que está rebueno porque aquí aparte de leer y meterse en una historia uno se puede escapar de tanto lío de la gente."

También es un lugar apropiado para observar el comportamiento de los adultos. Suelen desplegarse escenas, a veces, sorprendentes, como la de aquella maestra que dio la orden de entrar a leer y unos minutos después, les ordenó la retirada, ante la resistencia silenciosa de una niña que no podía dejar el libro que había comenzado. La pequeña quedó sola, con el libro en las manos, espiando los últimos renglones posibles, mientras la maestra desde la puerta le gritó: "¡No leíste nada en todo el año! ¿Ahora se te ocurre leer?"

Escenas que se repiten con niños que no quieren entrar y padres que los empujan porque quieren ir a recorrer la Feria y escenas con niños que lloran porque quieren quedarse. Imágenes recurrentes de un espacio atípico donde se hacen visibles y se explicitan las distintas posturas y actitudes de dos generaciones.

Los adolescentes la visitan menos, sienten que ya no es un lugar para ellos. Sin embargo, a veces llegan y se quedan cuando descubren que también hay material que puede interesarles. Novelas o historietas, son los preferidos por ese público. En esta Feria los más pedidos fueron Harry Potter, pero como siempre, también autores argentinos como Graciela Montes, Silvia Schujer o Ricardo Mariño, entre otros.

Los más chicos buscan los libros de imágenes, los que ya leen solos eligen cuentos en general; también mitos e historietas (hace unos años reclamaban, más que ahora, los cuentos de terror). Año tras año hay quienes leen con el libro al revés y los muy chiquitos que disfrutan señalando con el dedo las imágenes mientras preguntan reiteradamente "¿yetoqués?". Otros toman el Catálogo de los libros de la Biblioteca y en voz alta dicen —como si tuvieran entre sus manos un ejemplar de Las mil y una noches—: "Érase una vez..."

Todo puede ser interesante en esta exploración para compartir con otros y dar los primeros pasos de encuentros tan íntimos y particulares. Siginifica a la vez, una inicial experiencia social que comienzan a comprender como valiosa y que podrá continuarse, según las posibilidades que los adultos les ofrezcan.


Elisa Boland (eboland@elsitio.net) es Profesora en Letras y Bibliotecaria. En 1996 obtuvo el Premio Pregonero como bibliotecaria por su labor en la difusión del libro y la literatura para niños. Desarrolla su actividad en el Instituto Superior de Formación Docente N° 8 y en la Universidad Nacional del La Plata. Desde julio de 1997, es presidenta de ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina).


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