Luna y Lucero del alba

Por Wolfran Frommlet (adaptación) y Henning Wagenbreth (ilustraciones). Reseña por Marcela Carranza. Luna y Lucero del alba es un mito de creación. Disponer de un mito africano para los niños de nuestras latitudes es en sí mismo un lujo que no nos podemos dar a menudo. Pero si además nos encontramos con una versión respetuosa tanto del niño lector como del pueblo que ha dado origen a ese relato, y si a ello sumamos unas ilustraciones que llenan los ojos de formas y colores tan extraños como atrayentes; entonces los motivos para hablar de este libro se multiplican.

Luna y Lucero del alba
Wolfran Frommlet (adaptación) y Henning Wagenbreth (ilustraciones)
Traducción de Moka Seco Reeg.
Barcelona, Libros del Zorro Rojo, 2007.


por Marcela Carranza

Disponer de un mito africano para los niños de nuestras latitudes es en sí mismo un lujo que no nos podemos dar a menudo. Pero si además nos encontramos con una versión respetuosa tanto del niño lector como del pueblo que ha dado origen a ese relato, y si a ello sumamos unas ilustraciones que llenan los ojos de formas y colores tan extraños como atrayentes; entonces los motivos para hablar de este libro se multiplican.

Luna y Lucero del alba es un mito de creación. Una vez más los hombres se han preguntado por el origen del Universo, por el origen de plantas y animales, y también por el origen de la especie humana.

“Cuesta imaginar lo difícil que fue crear el Universo. Dentro de él, la Tierra no era más que un granito diminuto y prácticamente invisible. Dios casi se había olvidado de que ella existía.”

La Tierra, a la que Copérnico con tanto esfuerzo exilió del centro de la creación en la Europa del siglo XVI, en este antiguo relato africano es reducida a “diminuto granito invisible” al que Dios estuvo a punto de olvidar.

Pero no la olvidó, y creó para ella a Luna. Luna, moldeado en arcilla en el taller de Dios, es protagonista de esta historia. Una especie de divinidad secundaria, encarnación de lo masculino. Como en el relato bíblico de Adán y Eva, Dios decide otorgarle a Luna compañía y para ello envía a Lucero del alba primero y a Lucero de la tarde, después. Del amor entre estos seres surgirán las primeras flores y árboles, los primeros animales domésticos y salvajes, el primer hombre y la primera mujer.

En esta, como en otras historias de creación, la sexualidad y el erotismo ocupan un lugar predominante. A semejanza de sus criaturas, los dioses hacen el amor, y de esa cópula divina surge la vida.

Como un dios griego, Luna dista mucho de la perfección. Al igual que Ofión ofendió a Eurínome afirmando haber sido el creador del Universo (*); Luna no sólo es infiel a su mujer, Lucero de la tarde, sino que además olvida mencionar que ella y Lucero del alba también han participado de la creación del mundo. Debido a su vanidad y sus ansias de poder, su infidelidad, codicia y lujuria, Luna es castigado. La rivalidad entre las fuerzas masculinas y femeninas, presente en innumerables mitos, se conjuga en este relato con una lucha de poder, en la que los hombres, particularmente los jóvenes, deciden derrocar al tirano y tomar las riendas del gobierno.

Los jóvenes, desoyendo los consejos apaciguadores de los ancianos, se atreven a pronunciar lo impronunciable: “¡Abajo el Rey! (…) ¡No queremos volver a saber nunca nada de nuestro padre!”

Cazado con una soga, Luna es arrastrado hasta un peñasco y allí de un empujón, lanzado a las profundidades del mar.

“Mientras tanto, el primer hombre y la primera mujer, con sus hijos y los hijos de sus hijos, celebraron una gran fiesta en el palacio y eligieron entre sus iguales a otro Rey mucho mejor y más justo”

Un anciano en la playa vierte una lágrima por Babú, el Gran padre Luna, y se pregunta qué parte de culpa le toca a los hombres en lo sucedido.

Resulta más que interesante pensar en las diferencias e inversiones de este antiguo relato africano en relación con los relatos míticos occidentales más difundidos. Como en la Biblia, luego de una época de oro, de esplendor, se produce la caída. Los excesos de Luna ocasionan su castigo, pero también el de su creación: plantas, animales y hombres deben sufrir la primera sequía, la primera gran hambruna en África.

De manera inversa al Génesis, la caída no es de los hombres, sino de su creador, y quienes asumen impartir el castigo son sus criaturas; decididas al fin a pensar y gobernarse por sí mismas.

Derrocado de su alto sitio entre los hombres, Luna ocupa un lugar entre los astros, siempre en busca de la mujer amada.

A la singularidad de esta historia, hay que sumarle el trabajo de Henning Wagenbreth en las ilustraciones. La fuerza narrativa de las imágenes y un humorismo audaz rebelan el vínculo con la historieta en este autor. Colores intensos deslumbran desde la tapa; mientras en el interior, por momentos, se selecciona sólo un par de colores más el blanco y el negro para narrar algunos de los episodios. El uso de guardas y de una tipografía acorde a las formas y al color predominante en la ilustración suma belleza a este libro que no casualmente ganó el premio al libro más hermoso editado en Alemania en 1999. El estilo de Wagenbreth parece poner en diálogo la potencia heredada del expresionismo alemán, con la gráfica del cómic y cierto primitivismo que se lleva a la perfección con el mito narrado.



Nota

(*) “Eurínome y Ofión establecieron su morada en la cima del monte Olimpo, donde él la ofendió afirmando ser el creador del universo. Acto seguido ella le golpeó la cabeza con el talón, le arrancó los dientes de un puntapié y lo desterró a las oscuras cavernas subterráneas.” “El mito Pelasgo de la creación”. En: Graves, Robert. Los mitos Griegos 1. Madrid, Alianza Editorial, 2004; pág. 32.


Sobre este libro y sus autores

Luna y Lucero del alba recibió el premio al libro más hermoso editado en Alemania en 1999, otorgado por la Stiftung Buchkunst (Fundación del Libro de Arte). En el año 2000, recibió también The Goldenen Letter, distinción entregada por la misma Fundación y la Feria de Leipzig al libro más bello del mundo.

Wolfram Frommlet nació en Ravensburg en 1945. Estudió Filología alemana, Teatro, Música e Historia del arte. Desarrolló su carrera profesional en la radio y televisión alemana como actor, autor y director teatral. Vivió muchos años en África donde trabajó como periodista y editó la antología La mujer del Sol, para la que recogió muchos relatos. Actualmente vive entre Colonia y Ravensburgo.


Henning Wagenbreth estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes en Berlín. Se formó en París y San Francisco y actualmente es profesor de Comunicación Visual en la Academia de Bellas Artes de Berlín. Es cartelista e ilustrador para libros y revistas como Liberation y el New York Times. Entre sus reconocimientos destacan el primer premio The Goldenen Letter (2000) y la Medalla de Plata de la Bienal del Cartel de Varsovia (2004). Se puede encontrar más información sobre este artista en la página web del Goethe-Institut.



Artículos relacionados:

Destacados: Historias de África.

Publicaciones: África: casa de palabras en Guías de Lectura preparadas por los Libreros del Club Kirico y A Mano Cultura (España).

Lecturas: Cómo no ganar el Premio Nobel, por Doris Lessing.

Música: “O e le le” (canción africana), en el disco Canciones colgantes de Los Musiqueros.

3 comentarios sobre “Luna y Lucero del alba”

  1. Carolina dice:

    Hermoso relato!!!!! gracias por difunfir cultura!


  2. Graciela Logarzo dice:

    Parecería un bellísimolibro, por la historia y por su ilustración. ¿Se consigue en Argentina?


  3. Marcela dice:

    La editorial Libros del Zorro Rojo tiene distribución en Argentina, con algunas dificultades, pero la tiene. Sus libros suelen estar en librerías especializadas para niños y jóvenes, y en la última Feria del Libro de Bs. As. esta editorial tuvo su propio stand. Es cuestión de buscar y de tener algo de suerte.