Conversación abierta con Graciela Montes
Invitada
especial del Foro de Imaginaria y EducaRed
Entre el 12 y el 21 de octubre de 2005, Graciela Montes fue nuestra invitada especial.
Aquí presentamos la mayor parte de la conversación que mantuvo con los participantes durante esos diez días. La versión completa se encuentra en la sección correspondiente del foro, que lo invitamos a visitar. Hemos corregido errores de tipeo y aclarado algunas frases, respetando siempre el sentido de los mensajes originales. También hemos mantenido el orden aproximado en que fueron apareciendo los diferentes temas.
- Presentación
- Lectura y poder - Poemas, poetas
- La literatura infantil en la escuela - La batalla de los monstruos
- Búsquedas - A Graciela Montes
- Weblogs - Bucay
- Las cuestiones editoriales - Otroso - ¿Cómo se llega a publicar?
- Uña de dragón - La revista La Mancha
- Monteiro Lobato - El turno del escriba
- Tu cocina - Novedades - Una admiradora
- Frontera indómita - ¿Cómo te iniciaste en la literatura? - Marc Soriano
- Cuentos infantiles y alfabetización - Ilustrador
Presentación
Graciela Montes nació en Buenos Aires el 18 de marzo de 1947.
Es Profesora en Lenguas y Literaturas Modernas por la Universidad Nacional de Buenos Aires, de donde egresó en 1972.
Durante 20 años formó parte del Centro Editor de América Latina, donde dirigió la colección de literatura infantil Los cuentos del Chiribitil entre los años 1977 y 1979. El estímulo del entrañable editor Boris Spivacow, fundador del Centro Editor de América Latina, forjó en Graciela Montes un decidido impulso por la edición y promoción de los libros para niños.
Desde mediados de la década del 70 dirigió numerosos proyectos editoriales: Enciclopedia de los pequeños (Editorial La Encina), La manzana roja y Cosas de chicos (Editorial Kapelusz) y Cuentos de mi país (Ediciones Culturales Argentinas-Centro Editor de América Latina).
En 1986, fue co-fundadora de la editorial Libros del Quirquincho y como Directora de Publicaciones, hasta su alejamiento definitivo en 1992, sentó las bases de una línea renovadora y progresista en la edición de libros para niños y jóvenes.
Fue miembro fundador de ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina, sección nacional del IBBY) y cofundadora y codirectora de la revista La Mancha, papeles de literatura infantil y juvenil, entre 1996 y 1998.
Su inmensa producción abarca la ficción, los libros informativos, la traducción y la teoría literaria. Por su trayectoria, fue nominada candidata por la Argentina al Premio Internacional Hans Christian Andersen en 1996, 1998 y 2000.
En 2004 la Fundación Konex distinguió su trayectoria profesional con el Diploma al Mérito en la categoría "Literatura Infantil", galardón que se otorgó a los escritores más destacados en los últimos diez años.
Por la obra El turno del escriba, escrita en coautoría con Ema Wolf, ganó el VIII Premio Alfaguara de Novela 2005.
Gracie
Te doy la bienvenida y, al mismo tiempo te pregunto acerca del estado actual de la literatura para chicos por estos lares. No es una pregunta fácil y, por lo tanto, espero tu respuesta.
Graciela Montes
Buenos días, Gracie. Aquí, dispuesta
a todo, o casi...
Gracias por la bienvenida, eso primero. Y después la pregunta difícil,
que me parece que se va a quedar sin una respuesta muy clara. No sé tanto
de lo que se publica como lo que saber solía (¿te gusta ésa?).
En parte porque se publica demasiado y es imposible leerlo todo, y en parte porque
yo ya no edito... Eso hace que lea un poco al tuntún, más a mi aire,
sin sacrificios... Me mantengo al tanto con Imaginaria... Por ejemplo estoy especialmente
interesada en leer los premios que acaban de fallar... muy interesada
starosta
Hola, Graciela. ¿Pensás que, salvo honrosas excepciones, es verdaderamente intolerable para un adulto el aburrimiento de los niños?
La pregunta viene a cuento porque me gustó
leer en un reportaje que: "no hay que desesperarse. Ese vacío siempre tiene
un punto de angustia pero que no presupone tristeza."
Me pregunto si habrá forma de llenar ese vacío con literatura en
vez de videojuegos o TV.
Graciela Montes
Hola, starosta, qué lindo el nombre que
te elegiste...
Del aburrimiento. No, no le tengo miedo, ni en mí ni en otros, tampoco
en mis hijos. Es un jueguito con el vacío, si querés incluso con
la muerte, muy vivificante. Al menos de mis momentos de aburrimiento infantil
salieron los juegos más intensos, imprevisibles y salvajes (aunque difícilmente
me movía de mi patio...). ¿Con qué llenarlo? No sé.
En realidad, así como creo que no se puede leer por otro, también
creo que no se puede llenar el aburrimiento de otro, es algo que hay que llenar
solito... Claro que a veces le dan a uno alguna salida... o una coartada. Eso
siempre se agradece.
starosta
Adhiero plenamente a la autogestión del
aburrimiento.
Ahora, ¿no te parece que a menudo se menosprecia la experiencia lúdica
que presupone la lectura a fuerza de privilegiar una pretendida "utilidad" en
los libros?
Graciela Montes
Bueno, el tema que traés no es sencillo,
starosta... Por ejemplo, ¿no es útil jugar? Para mí que la
respuesta es sí: jugar es útil al que juega. En cambio, no es tan
útil al que juega jugar el juego que los otros quieren que juegue, o por
lo menos no siempre es útil, puede serlo o no...
La lectura es una experiencia, un acontecimiento personal, un momento en la historia
personal de uno. Tiene algo de juego, algo de aventura, algo de empresa... ¿Lo
que entra a formar parte de la experiencia de uno es útil a la propia historia?
Y, sí... porque nadie te quita lo vivido, ni lo bailado...
¿Fueron más útiles a mi vida de lector los libros que leí
porque me dijeron que eran útiles que “La pequeña Lulú”,
que nadie me dijo que fuera útil y sin embargo leí? No, no creo.
Ahora, si vos estás pensando en los libros instrumentales, "útiles"
a otros fines y no al fin de ser leídos, que es lo más a que puede
aspirar un libro... entonces sí te doy la razón, a mí esos
libros me aburren...
Creo que está un poco embarullado todo, no sé.
Me voy, pero igual me quedo pensando...
Andrés 1530
¿Qué autor extranjero considerado "para chicos y jóvenes" aún te fascina leer (puse "aún" por ese problemita de la "lectura profesional inevitable")? Me gustaría que nombraras por lo menos uno de la segunda mitad del siglo veinte (y ya pido disculpas por lo específico. Yo enseguida nombraría a Michael Ende...).
Graciela Montes
Bueno, gracias por la ayudita... Ende no está mal. Pero empezaría por Tove Jansson, y después Sempé-Goscinny (El pequeño Nicolás)... La Lindgren y la Nöstlinger (algunas cosas más que otras)... Roald Dahl... Algunas cosas puntuales, como El señor Sommer de Süsskind, Cuento negro para una negra noche, de Clayton Bess... La bolsa amarilla o Mi amigo el pintor de Lygia Bojunga... ¿Los Simpson se considerará "para niños y jóvenes"?
starosta
Leí en tu ponencia "Las plumas del ogro" que mencionabas varias formas de intervencionismo exagerado sobre el lector. En una de ellas, la que juzga lo apropiado o inapropiado de una lectura, hacés mención de la "corrección psicológica, de la que se habla menos", en analogía a la corrección política (de la que habla más). ¿A qué se refiere exactamente la "corrección psicológica", y por qué se habla menos de ella?
Graciela Montes
Difícil resumirlo en pocas palabras. Tal vez con ejemplos... Los padres son buenos padres, a pesar de sus defectos o directamente no tienen defectos (pensar, por el contrario, en el padre de Huckleberry Finn)... No hay realmente "malos sentimientos" ni "malos pensamientos"... Los vicios y debilidades tienen la debida comprensión y luego son superados... En fin, habría que ir viendo así, por contrastes... No es un decálogo, es algo muy suave, una pátina, pero fuerte.
Andrés 1530
Gracias por la extensa respuesta...Ya que nombraste a los Simpson... me da la sensación que la literatura infantil y juvenil ignorara que hace más de catorce años que existen los Simpson y su "cosmogonía". Los chicos (y no tanto) están entrenadísimos en esa cáustica (y a la vez elípticamente moral) forma de ver las relaciones interfamiliares, la política y la escuela. Vos, cómo editora, ¿te has cruzado con textos que incluyan todo ese imaginario "simpsoniano"?
Graciela Montes
Concretamente el imaginario "simpsoniano" no encontré como editora, creo, o en este momento no recuerdo. La Nöstlinger (pero nunca la edité) funciona un poco en ese sentido, con un humor más ácido, posiblemente más implacable... Aquí hay muy buena literatura que mueve el piso, pero tengo la sensación de que es más de otra tradición, el absurdo, el fantástico... El modo “Simpson” no es el único modo de mover el avispero...
Andrés 1530
Respecto de lo que hablabas sobre la "corrección psicológica" en la literatura infantil y juvenil coincido con lo que decís. Muchas veces en los hechos (y en la buena literatura para grandes) los "malos" explican su accionar, arman toda una estructura de justificación de sus actos; leído esto por chicos a partir de los 10 años (digamos) puede abrirles el bocho para ver que las "maldades" no las hace gente "mala" lisa y llanamente, o gente "equivocada" como lo decís vos, y entender eso creo que los enriquece, y les muestra que existen "justificaciones" aunque sean más o menos complejas para actos "antisociales" . Por ejemplo, en La película de Batman de Tim Burton, el Pingüino tiene un monólogo en el que cuenta su patética vida, por ejemplo.
Nan Piderit
Graciela, tantos temas y no saber qué preguntar... Pensé si debería referirme a algunos de tus ensayos sobre literatura infantil, pero me parece que fuiste tan, pero tan clara, que no sé por dónde ahondar más. Así que aprovecho esta ocasión para saludarte, hacer patente la puerta que abriste para aclarar y verbalizar (y apoyar) mi postura frente a la literatura infantil y pensando, pensando, se me vino a la mente un cuento, de esos que vuelven como pictogramas, que escribiste con las ilustraciones de Isol, “Érase una vez una llave” y quiero preguntarte cómo trabajaron juntas y cómo es el equipo que dos personas tan talentosas pueden formar (ah... y que nunca pude llegar al lanzamiento de tu libro El turno del escriba cuando viniste a Chile... pero que debería haber estado allí).
Jesica
Graciela: estudio periodismo. Es posible que hagamos una nota sobre autores de literatura infantil, donde por supuesto no faltarías y por eso estoy interesada en saber si tenés algún proyecto para los próximos años, sea o no de literatura infantil. Y algo que me vengo preguntando hace mucho tiempo, ¿alguna vez te ofrecieron llevar al cine algún libro tuyo? ¿Lo aceptarías? Si tuvieras que elegir uno, ¿cuál sería? Y otra pregunta más (¡perdón, pero todavía no puedo creer que te puedo preguntar cosas y que me las contestes vos misma!) ¿Cuál es tu libro favorito entre los tuyos?
Graciela Montes
¿Propuestas de cine? No... Bueno, alguna
vez, hace bastante, pero nunca prosperó...
No me pidas que te dé un libro favorito... al menos no entre los que yo
escribí. Eso es asunto de los lectores. Hagamos una cosa, te invito a mi
página, www.gracielamontes.com, allí hay algunos pedazos de varios...
Fijáte qué te apetece.
Amara
¡Hola, Graciela! No sé si darte la bienvenida otra vez y a esta altura, pero puedo felicitarte ¿no? por tu obra oceánica. Contaba en el bar de Imaginaria que en las bibliotecas de las escuelas en las que trabajo hay libros tuyos en todos los estantes. Y, a propósito de literatura que es "útil", ¿cómo te resultó esa experiencia de escribir con un historiador tan importante como Romero la colección de temas de ciencias sociales?
Me gustó muchísimo leer el reportaje que salió en la revista "La educación en nuestras manos" acerca de estos libros y tus reflexiones tan lúcidas sobre el poder y cómo se enfoca el tema en la escuela, tal vez como un reflejo del imaginario social para el cual el poder es algo siempre impuesto, oscuro y nefasto, casi nunca una responsabilidad.
Graciela Montes
Es cierto ¿no? A esta altura ya me siento
bienvenida "de facto"... Pero gracias igual.
Amara, aquí un secreto: mi pudor con respecto a los libros con mi nombre
(y presumiblemente escritos por mí) que andan dando vueltas también
es oceánico.
La experiencia con Lilia Ana Bertoni y Luis Alberto Romero fue interesantísima.
Ellos se toman su trabajo muy en serio, y yo también. La divulgación
me importa mucho. Aprendí a hacerla en el Centro Editor, donde divulgar
("más libros para más" y todos los temas para todos, incluidos la
cartera de la dama y el bolsillo del caballero...) formaba parte del Gran Plan.
Del reportaje ése que vos decís tengo un recuerdo vago. Me alegro
de no haber dicho pavadas...
Amara
Graciela, ¿cómo era tu tarea en el Centro Editor? Disculpas por mi pregunta "salvaje". No tengo una ida muy clara de todo lo que puede hacer un editor en una editorial, pero me imagino que debe haber sido una experiencia muy rica. ¿Cuánto tiempo estuviste? Tengo un recuerdo muy entrañable de los libros del Centro Editor (de América Latina, qué nombre maravilloso). Mis viejos me compraban los fascículos de la enciclopedia Nueva que todavía conservo y uso en mis clases. Por otro lado es terrible el final que tuvo la editorial; cuando lo supe me quedé pasmada; qué tristeza que debe haber sido para Boris Spivacow y los que trabajaban con él.
Graciela Montes
En el Centro Editor hice todo tipo de tareas, desde
corrección de pruebas a diseño y dirección de colecciones.
Durante veinticinco años. Te sugiero entrar a mi página web, ahí
cuento bastante de cómo era trabajar en el Centro... Creo que fue un privilegio.
Nueva era una colección cercana para mí, aunque no trabajaba en
ella porque Amanda Toubes, la directora, Graciela Cabal y Esteban Facio, los secretarios
de redacción eran muy amigos míos... y además compartíamos
la pieza...
El Centro no tuvo un final dramático, a pesar de los problemas que siempre
había y por supuesto de la quema de libros, que fue un golpe durísimo.
Más bien fue languideciendo, por exceso de deudas y una competencia feroz
en el terreno que había fundado: el kiosco. Vivió, sin embargo,
con su mismo espíritu inclaudicable, mientras vivió Boris. Cuando
Boris se murió en el ‘94 el hilo se cortó.
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