33 | David WapnerAUTORES/FICCIONES | 6 de setiembre de 2000

David Wapner

Dos poemas extraídos, con autorización del autor, de A mar mío (Obra inédita; Buenos Aires, 1990-1996).

Ojos

Te pregunto:

si te miro
a través del vidrio
de la ventana
de tu casa
que da a la calle
más populosa de la ciudad
y otros cien
de los miles
que transitan día y noche
por tu vereda
se detienen también
a mirarte
y yo
mezclado entre todos
a pesar de que me estrujan
persisto allí,
¿podrás distinguirme?

Te respondo:

Claro que sí,
por supuesto;
en tal situación
tu rostro denotaría
el típico gesto
de globo que va a estallar
y tus ojos,
empecinados en mirarme,
bailarían la danza
del huevo desbocado

Respondo a tu respuesta:

Cruel qué cruel
eres cruel
con el hombre que te ama
y no consigue
no
consigue llegar a tí
por culpa de esa vereda
atravesada por gente
tanta gente me impide acercar
a tu ventana
ventana que siempre cierras
qué cerrada está
a mis manos
a mis ruegos
a mis ojos
a este corazón
que late
apretujado
por el gentío
¡Si has de herirme no respondas!

Respondo no obstante:

Qué sensible eres,
mi inocente broma
consideraste como afrenta;
no se si quererte por esto
o tomarte por un tonto.
Y ahora que
caigo en la cuenta y pienso,
¿quién eres tú?
¿cuál es tu nombre?
¿de dónde has venido?
No te conozco,
¿por qué me galanteas?
¿por quién me tomas?
¿te simpatizo?
¿por qué,
si no me conoces?

Respondo y me enfado:

Pero, Mimí,
¿no te acuerdas
de aquél día de febrero
en la calle Chacabuco
con un sol que rajaba,
y tú,
que subías a un taxi,
y yo,
que bajaba del mismo
y te miré
y me miraste
y te dije "hola"
y tú
"adios"

Te respondo sin demora:

Te equivocas, Alfonso,
yo aquel día
no salí de mi casa
me quedé leyendo cartas
de un antiguo novio
y otras
de un novio más reciente
¡Ese día, imposible!
¿No podría ser
la semana que viene?

Respondo y me entusiasmo:

¡Claro que podría!
Quedemos para el lunes
a las cinco de la tarde
¿No te parece?

Respondo y concluyo:

Sí. sí y acepto,
Alfonso, mi amor,
hasta la vista.

Concluyo yo también:

Hasta la vista,
Mimí, Mimí,
Mimí.

 

Canción decidida

Todos los días
apenas salga el sol
saldré a la calle
a gritarle al mundo
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.

Aunque creo más prudente
dejar pasar unas horas:
saldré a las diez de la mañana
cuando todo el mundo está despierto
y va de un lado a otro
por aquella calle
a la cual saldré
y gritaré al mundo
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.

Quizás convenga más
salir después del almuerzo
cuando la gente tiene
sus barrigas llenas
y está más predispuesta
a oírme gritar
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.

En realidad esperaré hasta la tarde
cuando el sol está más bajo
y no afecta la digestión
de las multitudes
que pasean por la calle
en la cual estaré yo
diciendo con todo mi pecho
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.

Ni de día ni de tarde:
no hay nada mejor que la noche
para salir a la calle
y susurrarle
a cada peatón
mientras regresa de su trabajo
y piensa en una rica cena
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.

Pero yo optaré por la madrugada
cuando no hay un alma en la calle,
todo el mundo duerme:
yo también duermo,
así que
mejor me quedo en la cama
y sueño
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.


Artículos relacionados:

Autores: David Wapner

Ficciones: Primer capítulo de la novela Interland, de David Wapner

Ficciones: Cuento "Escúcheme, señor Gutman", de David Wapner

Ficciones: Cuento "Último sueño de Jonathan Swift", de David Wapner

Ficciones: Cuento "Gatos", de David Wapner

Reseñas de libros: Interland, de David Wapner

Reseñas de libros: Algunos son animales, de David Wapner

Reseñas de libros: Canción decidida, de David Wapner y Cristian Turdera