225 | PortadaRESEÑAS DE LIBROS | 6 de febrero de 2008

El diario del Capitán Arsenio
La máquina de volar

Pablo Bernasconi (texto e ilustraciones)
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2007. Colección Especiales.

por Cecilia Bajour

"Voy a lograr lo que la humanidad ha soñado por siglos: crearé la máquina de volar."

La obstinación propia de todo inventor que no se amilana ante la magnitud de la empresa deseada siempre caracterizó a los precursores de la aviación. En este caso estamos ante un fragmento fechado en 1782 del diario del inefable Capitán Arsenio, imaginario precursor de precursores, quien se transformó en constructor de máquinas voladoras después de transitar por varias profesiones terrestres y otras marítimas, entre ellas la de buzo y capitán de navío de torpe desempeño.

La escasa información sobre el personaje llamado Manuel J. Arsenio y sobre las imprecisas circunstancias que rodean al supuesto hallazgo del manuscrito que contenía su diario proviene de unos breves parágrafos que a modo de prólogo y epílogo presentan una voz de una suerte de editor no explicitado como tal. Maniobra textual que busca construir una atmósfera mítica. Con la distancia narrativa que requiere todo texto absurdo, esta voz caracteriza al Capitán como un personaje de leyenda hermanado desde la ficción con héroes reales de la historia de la aviación.

Lo realizado por el Capitán Arsenio, según estas palabras preliminares, se conoce sobre todo por su diario, único testimonio de su singular y humorística contribución al mundo de las máquinas voladoras. Si bien el manuscrito incluye el desarrollo de diecisiete aparatos, se nos aclara de antemano que sólo se mostrarán seis en detalle. De todos modos, para satisfacer a quienes desean curiosear los otros intentos, tanto en las guardas iniciales como en las finales es posible ver en tamaño reducido el boceto y la ilustración correspondientes a la totalidad de las máquinas.

La imagen del Capitán que precede a la presentación de los proyectos confirma lo dicho en las palabras introductorias acerca de la utilización de "materiales inservibles" para la realización de sus inventos voladores. Con la técnica de collage que caracteriza a toda la propuesta plástica se lo ve de cuerpo entero ostentando un gorro de aviador que significativamente dice "INDUSTRIA ARGENTINA", una chaqueta remendada y en sus manos, una rueda de bicicleta y un maltrecho resorte unido a una hélice. A su lado, un breve texto que lleva su firma se pregunta, casi como convenciéndose de su quijotesco desatino, por qué no conocer el mundo desde arriba como las aves.

Imagen por Pablo Bernasconi

Cada uno de los seis proyectos es presentado en la página izquierda por la voz que también tiene a cargo las palabras que abren y cierran el libro. En todos los casos se trata de una información escueta sobre algunas de las circunstancias que rodearon a cada proyecto y sobre detalles alusivos a los sucesivos fracasos.

A esto sigue una especie de boceto de plano donde se despliegan con garabatos y tachaduras los dibujos de los componentes y las fórmulas desopilantes de cada proyecto. Un comentario a cargo del propio Capitán Arsenio acentúa el delirio anterior, sobre todo porque en cada caso y aún después de las frustraciones constantes el intrépido personaje culmina con un tozudo "No puedo fallar".

Imagen por Pablo Bernasconi

En la página de la derecha sobre un fondo blanco aparece la imagen del Capitán a bordo de la máquina voladora correspondiente a cada uno de los seis proyectos.

Y a continuación, el singular "Diario de vuelo" hace uso de la doble página para mostrar con un intento grotesco de rigor científico el devenir tragicómico de todos los emprendimientos voladores del Capitán Arsenio. Se trata de una tabla gráfica de doble entrada que desde el eje horizontal consigna los tiempos empleados para cada fase, por lo general desde la posición "en descanso", pasando por los momentos de ascenso que inevitablemente concluyen en una fatal caída. En el eje vertical se visualizan los niveles de altura alcanzados y algunos datos humorísticos relativos a la elevación o al aterrizaje abrupto. De ese modo, leer el diario del Capitán Arsenio es asistir a una aventura gráfica en forma de curva que culmina en un forzoso descenso. El diseño invita a ver paso a paso al imperturbable personaje montado en su máquina absurda. Cada momento ilustrado cuenta con una breve descripción en primera persona a cargo del capitán. Al estilo parco del informe se le suma la contundencia de la ingenuidad dado que lo escrito simula ser simultáneo con lo vivido. Y lo vivido siempre escapa a las delirantes aunque siempre esperanzadas previsiones.

Al pie de la doble página en los seis diarios de vuelo hay una nota donde reaparece la voz en tercera persona que comenta o explica algunas de los entretelones o consecuencias de lo que ya estuvo dicho, sugerido y mostrado en la secuencia gráfica con suficiente elocuencia.

Imagen por Pablo Bernasconi

El concepto de collage digital, técnica predilecta del autor, trasciende el mero "pegado" de elementos disímiles y se convierte en una búsqueda audaz de lo que requieren las necesidades de invención de su personaje y de la propuesta narrativa tan atípica. De tal manera las máquinas (motocanario, sacacorchóptero, hamstertronic, etc.) son un ensamble meticuloso de objetos insólitos provistos por una exploración lúdica de la vida cotidiana que se inspira en conocimientos técnicos del arte de volar que Pablo Bernasconi atesora desde su infancia y adolescencia (1). Un hallazgo interesante desde lo plástico y desde lo humorístico es la incorporación de animales en la tecnología de algunas de las máquinas, como en el caso del motocanario y el hamstertronic. En ambas máquinas los bichos empleados, canarios voluntarios en el primer caso y en el segundo un hámster — amiguito de valiosa ayuda—, participan significativamente de la propulsión del aparato volador aunque en el momento del colapso aéreo logran escapar airosos de las consecuencias que sufren el resto de la máquina y su piloto. (2)

Imagen por Pablo Bernasconi

Imagen por Pablo Bernasconi

La incertidumbre sobre el triunfo final en los tercos emprendimientos del Capitán Arsenio queda flotando en el texto que funciona a modo de epílogo: se acentúa así el aire de leyenda sobre el curioso personaje. Sin embargo, las últimas palabras son cedidas al propio Capitán, quien como todo soñador a pesar de los aterrizajes forzosos nunca duda de que el cielo siempre es una aventura posible.

Imagen por Pablo Bernasconi


Notas

(1) En una entrevista en el diario La Nación, Bernasconi comentaba que "casi todos los mamarrachos que desarrolla Arsenio —sacacorchóptero, submarinóptero, hamstertronic, etc.— son versiones previas de inventos reales de la aviación. Cada máquina de Arsenio está construida de manera que puede realmente funcionar".

En: "Cada libro que hice es un libro que no tuve", por Luis Aubele. La Nación; Buenos Aires, 22 de abril de 2007.

Tanto su padre como él son pilotos. La dedicatoria del libro hace explícito el agradecimiento a la familia en estas cuestiones voladoras: "A mi padre, que me enseñó a volar. A mi madre, que me enseñó a aterrizar."

(2) La "participación" de animales en el libro es recordada con una parodia a ciertos textos incluidos en los créditos cinematográficos cuando en las guardas finales se destaca que "Ningún animal fue maltratado durante la confección de este libro" .

Nota de Imaginaria:

El diario del Capitán Arsenio recibió el Premio Zena Sutherland, distinción que la Universidad de Chicago concede anualmente a los mejores libros de cuentos infantiles publicados en Estados Unidos. El premio se otorga en tres categorías: mejor ilustración, mejor texto y mejor libro infantil. El diario del Capitán Arsenio resultó ganador en dos categorías: mejor texto y mejor libro infantil.


Foto de Cecilia bajourCecilia Bajour (cecibajour@gmail.com) es Profesora en Letras (Universidad de Buenos Aires). Magíster en Libros y Literatura para Niños y Jóvenes (Universidad Autónoma de Barcelona-Banco del Libro de Venezuela-Fundación Germán Sánchez Ruipérez). Coordinadora Académica del Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil (Escuela de Capacitación CePA del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Coordinadora del área de Capacitación sobre Bibliotecas Escolares, organizada también por CePA, y miembro del equipo de coordinación de Lecturas y Escrituras de dicha institución. Tiene a su cargo el Seminario de Literatura Infantil Contemporánea de la Licenciatura en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de San Martín. Expone habitualmente en Jornadas, Seminarios y Congresos de la especialidad.


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