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| Libros recomendados | 11/1/11 | Comentarios desactivados en Libros recomendados

Elegimos y recomendamos dos libros de Editorial Anaya que, a nuestro juicio, merecen ocupar un lugar en los estantes de cualquier biblioteca infantil o juvenil: Efectos secundarios (antología) y Consumir preferentemente, de Raúl Vacas. Reseñas de Raúl Tamargo.

En cada entrega de esta sección se ofrece un listado de libros que, a nuestro juicio, merecen ocupar un lugar en los estantes de cualquier biblioteca infantil o juvenil. Su objetivo es colaborar con la tarea de selección bibliográfica del padre, docente o bibliotecario, señalando títulos, brevemente reseñados, que se destaquen por su calidad. Los libros que se incluyen en esta sección no son únicamente las novedades editoriales sino también aquellos que por distintos motivos se encuentran agotados o descatalogados. Pensamos que la formación de una buena biblioteca es también una pasión de coleccionista; no podrían faltar entonces aquellas piezas entrañables que seguirán fascinando a los lectores de todos los tiempos.

Reseñas de Raúl Tamargo


Nota de Imaginaria: En la sección “Ficciones” publicamos cuatro poesías incluidas en los libros recomendados.


Efectos secundarios

Antología poética
Ilustraciones de Sean Mackaoui.
Madrid, Editorial Anaya, 2004. Colección Otros Espacios.
Toda antología supone algún criterio para la selección de los textos, de manera que su lectura implica también la lectura de esos criterios. En el caso de Efectos secundarios se cruzan o superponen varios.

El libro es el primero de la colección “Otros Espacios”, pensada para la difusión de la poesía destinada a lectores infantiles o juveniles. El plan de la colección (presentado en el prólogo) ya supone un primer criterio fuerte del cual, podría decirse, se desprenden todos los demás. Si, como en este caso, se piensa en un destinatario juvenil, se ponen en juego toda suerte de supuestos acerca de las temáticas y la competencia lectora.

Los cuarenta y tres poemas de la antología abordan temas como el amor, el sentido de la existencia o la muerte, desde un registro lírico, en el aspecto tradicional del término (1). El tono predominante es intimista. Lo que rodea al yo (su contexto social, político, histórico) está presente en los rasgos del lenguaje y en la aparición frecuente de elementos de la vida moderna (2), pero en ningún caso se vuelve tema.

La serie presenta textos construidos con recursos diversos, como el lenguaje coloquial (3) o el prestado de las grabaciones telefónicas (4), pero es común a todos ellos la claridad o transparencia. No hay poemas impenetrables, herméticos, con citas eruditas o poblados de imágenes surrealistas, lo que no disminuye la capacidad de inquietar al lector. El sentido del poema no siempre está del todo expuesto, no siempre es simple, no siempre es único. La transparencia de las distintas voces no impide los efectos secundarios de su lectura.

El prólogo se abre con una cita de Oliverio Girondo (5) que me atrevo a modificar ligeramente: la poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero lector. El libro facilita ese descubrimiento.

Lamento que Efectos secundarios no brinde mayor información acerca de los autores. Presenta apenas una bibliografía, de la cual podemos inferir que se trata de poetas españoles (a juzgar por los lugares de edición de sus libros), pero no podemos estar seguros (en un caso se menciona una edición mexicana); nada sabemos acerca de sus edades, de su formación ni de su trayectoria.

Sean Mackaoui ha estado a cargo de las ilustraciones, todas en blanco y negro, figurativas y con una fuerte impronta pop.

Ilustración de Sean Mackaoui para la poesía “Discoteca”.


Consumir preferentemente

Raúl Vacas
Ilustraciones de Pep Montserrat.
Madrid, Editorial Anaya, 2006. Colección Otros Espacios.
También en este caso buena parte de los recursos utilizados tienen que ver con un lenguaje extra literario, proveniente, en buena medida, de la publicidad y el comercio. Tanto el título del libro como la totalidad de su estructura externa indican la intención de rescatar para la poesía esa forma discursiva.

“Perecederos”, “No retornable”, “Edulcorantes, conservantes y estabilizadores autorizados”, “Caja rápida (menos de 10 artículos)”, “Degustación gratuita” y “Últimos días (liquidación de existencias)”: tales son los títulos de las partes en que se divide la obra. Cada uno de ellos está seguido por un epígrafe de distintos autores; todos parecen indicar la intención de definir la poesía y sus “utilidades”. El resultado de ese intento ofrece un espacio paralelo para pensar la poesía. Los epígrafes elegidos abarcan un arco que va desde la imposibilidad total de una definición (6) hasta la confesión de una experiencia personal (7), pasando por el humor y la paráfrasis (8).

En línea con Efectos secundarios, la serie de poemas de Consumir preferentemente presenta algunas constantes excepcionalmente interrumpidas: una referida a la temática y la otra a la transparencia de los textos.

Los temas casi excluyentes son el amor y la muerte. En buena parte de los poemas amorosos, aparece una segunda persona, un tú, un destinatario que no es el lector sino el amante perdido, evocado, imposible, actual.

La última parte del libro —“Últimos días (liquidación de existencias)”— está dedicada a la muerte: seis poemas que hablan de ella con distintos registros y procedimientos. Aun con esas diferencias, lo que sobrevuela sobre todos ellos es una idea de la muerte; no hablan de muertes “reales”, no hay regodeo, no hay tragedia ni morbosidad. Solo aproximaciones a la idea. En este sentido es interesante el poema titulado “Vademecum” (9). Se trata de un soneto compuesto exclusivamente con el nombre de cuarenta y dos drogas. La elección de un formato tradicional (dos estrofas de cuatro versos, con rima consonante, y dos estrofas finales de tres versos, también rimados), contrasta con el aspecto semántico del poema; lo “significado” no está en el centro sino en la periferia.

Además de “Vademecum”, el libro presenta otros tres sonetos. En “Peoma” (10) (un homenaje a Pino, Cortázar, Brossa, Huidobro y Madoz, según reza la dedicatoria) el procedimiento consiste en la alteración del orden silábico, de manera que la directriz del nuevo orden es sonoro y no semántico y se hace necesaria una suerte de traducción.

Los otros dos sonetos son de corte tradicional. En uno de ellos —“Cenicientas”— se encuentra uno de los mejores momentos del libro (11):

“A las muchachas rubias de los cuentos
que huyeron del amor sin hacer ruido
les hablaré del pájaro sin nido
que odia las migas de los sentimientos.

A las muchachas de ojos cenicientos
y el corazón cuché, mudo y partido,
les hablaré de un reino prometido
donde las vírgenes tienen descuentos.

Y a las muchachas que hablan de los hombres
en los servicios de las discotecas,
a las que empolvan tristes su retrato

y hacen quinielas con los nombres
de príncipes con gafas y con pecas
les firmaré en la suela del zapato.”

Ilustración de Pep Montserrat para la poesía “Cenicientas”.

Raúl Vacas ensaya también con otros límites, como en el caso de “SMS” (12), que no es otra cosa que la transcripción del lenguaje abreviado y recodificado de los mensajes de texto, para un breve poema de amor.

Aunque, como en el caso de Efectos secundarios, el libro no cuenta con una reseña biográfica del autor, sí muestra una breve bibliografía que da cuenta de algunos poemas incluidos que fueron publicados en otros libros.

Las ilustraciones son de Pep Montserrat; en blanco y negro, con distintas técnicas y ocupan todo el espacio de la página.


Notas
(1) La lírica entendida como la expresión del yo. Platón, Goethe. En: Ducrot, Oswald y Todorov, Tzvetan. Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. México, Editorial Siglo XXI, 1987; págs. 182 y 183.
(2) “… / Son varias las leyendas / que sitúan a los desprevenidos / en las burbujas de la Coca-Cola.” En: “Al fondo a la izquierda”, de Santiago Núñez Pedregosa; pág. 60.
(3) “por qué se secará tan lenta la ropa por qué persisten / las manchas de grasa de fruta y de tus labios / si dixán borra las manchas de una vez por todas / …” En: “Dixán”, de Pablo García Casado; pág. 20.
(4) “Bienvenido al Servicio Internacional de Poesía Interactiva: / Si desea leer un poema de amor pulse la tecla número 2. / Si desea leer un poema triste pulse la tecla número 3. / …” En: “Curso Práctico de lectura interactiva”, de Raúl Vacas Polo; pág. 66.
(5) La cita original es: “La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta.” En: “Prólogo”; pág. 5.
(6) “Poema es esto y esto y esto”. Juan Larrea.
(7) “Preguntarme qué pienso de la poesía es preguntarme dónde y cuándo un poema me salvó y de qué.” Marjiatta Gottopo.
(8) “La poesía es un almax cargada de bromuro”. Luis Felipe Comendador. (De “La poesía es un arma cargada de futuro”, de Gabriel Celaya.)
(9) “Vademecum”; pág. 74.
(10) “Peoma”; pág. 61.
(11) “Cenicientas”; pág. 62.
(12) “SMS”; pág. 40.


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