Había una vez un patio rojo y verde con macetas y tierra negra y fragante de humedad.
Había en ese patio:
un tanque de agua de lluvia adonde se reflejaba el cielo,
una parra con uvas pequeñas y ácidas,
un alambre de donde colgaban unas perchas un poco torcidas con camisas gastadas,
…
y un sillón, adonde solía sentarse un hombre bueno.
El «Jardinero Mágico».
Retrato de mi abuelo Fito, in memoriam.
Hola estimado Douglas, me he permitido asumir a tu genial Jardinero en la persona de mi abuelo del alma, ojalá no te incomode…
Cordialmente, Lía.
28/1/10 a las 18:45
Me gusta mucho el humor tan ocurrente. Me parece que tenés una frescura contagiosa y una inocencia que reconforta. Muchas Gracias pr compartirlo.
9/2/10 a las 1:43
Había una vez un patio rojo y verde con macetas y tierra negra y fragante de humedad.
Había en ese patio:
un tanque de agua de lluvia adonde se reflejaba el cielo,
una parra con uvas pequeñas y ácidas,
un alambre de donde colgaban unas perchas un poco torcidas con camisas gastadas,
…
y un sillón, adonde solía sentarse un hombre bueno.
El «Jardinero Mágico».
Retrato de mi abuelo Fito, in memoriam.
Hola estimado Douglas, me he permitido asumir a tu genial Jardinero en la persona de mi abuelo del alma, ojalá no te incomode…
Cordialmente, Lía.
10/2/10 a las 14:05
Gracias, Marisa…
Lo de «la frescura contagiosa y la inocencia que reconforta» es muy hermoso.
Cariños.
Douglas.