207 | MISCELÁNEA | 23 de mayo de 2007

La Fábrica de Libros "Benteveo" y el taller "Cuentos con sol"

Arte, literatura y libros en el Patronato de la Infancia de Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires, Argentina)

Selección de artículos y presentación preparados por María Emilia López.

La Fábrica de Libros "Benteveo" se consolidó en la última etapa del taller "Cuentos con sol", que durante 11 años dirigió Mirta Colángelo. Lamentablemente, y a pesar de la enorme evidencia de su fertilidad, en estos días cierra sus puertas, debido a las diferencias inconciliables entre las autoridades del Patronato de la Infancia y muchos de los colaboradores que pertenecían a la gestión anterior. ¿Que políticas merecen los niños que viven en institutos de menores, alejados de sus familias, excluidos de la mayoría de las manifestaciones de la cultura? ¿Qué cultura se construye en el aislamiento? ¿Cuánta subjetividad se destruye en la precariedad de la vida plana, esa vida que sólo justifica el aprendizaje práctico? Mirta Colángelo nos trasmite en las próximas notas una reflexión acerca del arte y las experiencias con chicos internos en institutos de minoridad. Notas para la interrogación, notas para retomar la palabra, notas para quien esté dispuesto a pensar nuestra infancia.

En la sección "Ficciones" de Imaginaria, se presenta una selección de textos y dibujos de los chicos que participan de estos proyectos.


Fábrica de Libros "Benteveo"
Una experiencia autoral y editorial de los chicos del Taller "Cuentos con sol"

por Mirta Colángelo

El objeto de la palabra
más allá de la pequeña miseria
y la pequeña ternura
de designar esto o aquello
es un acto de amor, crear presencia.

Roberto Juarroz

 

Logo de BenteveoEl Proyecto Benteveo empieza a urdirse a mediados del año 2004 en el Taller literario "Cuentos con sol", que funciona en el Patronato de la Infancia de Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires, Argentina). La idea: hacer pequeñas publicaciones de los textos que los niños escriben. El desafío: que el soporte fuera construido a través de una edición artesanal que produjera "libros de artista", proponiéndose una primera edición con una tirada de entre ciento cincuenta y doscientos ejemplares.

Tanto los textos como las ilustraciones serían creados por los chicos del taller así como el armado y la distribución. Las ilustraciones, hechas con distintas técnicas, serían diferentes en cada libro, lo que haría que cada ejemplar fuera único y no se repitiera (como la vida). El marco: la creación de una sencilla cooperativa de trabajo a través de la cual lo que pudiera recaudarse, fruto de la venta de los libros, se distribuiría de manera equitativa entre los chicos que trabajaran y la compra de materiales para la impresión de futuros libros.

El Patronato de la Infancia es una institución privada que se mantiene con becas de la Provincia de Buenos Aires y el apoyo de la comunidad. Fue fundado en 1906 y en la actualidad cobija a 160 niños entre recién nacidos y 15 años derivados por los Tribunales de Menores, por problemas sociales.

Desde hace ocho años funciona allí el taller literario "Cuentos con sol", al que asisten unos cuarenta chicos, cuyas edades van de 8 a 15 años, y que participan —en pequeños grupos— de las actividades de lectura y escritura creativa, a las que se agrega una incursión en el área de plástica.

"Pan y rosas" ofrece esta institución que no es ajena a las dificultades económicas y otras carencias de estos tiempos. Sin embargo, tener claro que la necesidad poética no es patrimonio de ningún grupo social, como no lo es el derecho a la apropiación de bienes culturales que contribuyen a hacer crecer la mirada frente al mundo y a poder acceder a diferentes registros, colabora con que la mediación se vaya construyendo, resista y sea efectiva.

Así, a lo largo de estos años y con una movilidad "sorpresiva" de los pibes que asisten al taller —algunos concurren desde hace años, otros desaparecen como por arte de magia, aunque en realidad las razones son casi siempre decisiones de los Tribunales bajo cuya custodia están los chicos—, este espacio se fue constituyendo en un lugar donde se les da la ocasión para que cada uno fabrique su propio camino como lector.

Borges pensaba que en el "indiferente universo" cada libro esperaba a su lector, al destinado a sus símbolos. Todo el tiempo y habiendo tenido que cambiar bibliografía que seduce a los destinatarios en otros espacios, cuestionando mi propia relación con la lectura, proponiendo muchas ocasiones de encuentro y dejando lugar para que entre lo imprevisible, el azar, y hasta lo caótico, los chicos se fueron apropiando despacito de textos de lo más diversos y empezaron a producir escritura. Mis pasiones y mis propias curiosidades acerca del proceso creativo alimentaron hallazgos inéditos.

Inesperado y misterioso es siempre cómo se produce el encuentro entre el libro y el lector. Cuál es el aire o el fuego que hace que el que está leyendo o al que le están leyendo libere su fantasía, su deseo, sus penas y las mixture con las del autor.

"Hay en cada uno zonas adormiladas que la obra más inimaginable puede despertar", dice Juan Gelman.

Cómo de esa apropiación, en la que muchas veces el lector modifica el sentido, pueden parirse las mil y una interpretaciones que ofrece un texto literario.

Cuánto incide en la propia escritura enamorarse de un texto que a menudo no tiene nada que ver con uno, que nos habla de experiencias distintas, de épocas lejanas.

Cómo la manera de decir de un autor nos identifica o nos repele y en esta contradicción el texto ejerce en nosotros una inexplicable seducción.

Hasta qué punto el paladeo de la sonoridad de las palabras, de su ubicación en un contexto, de la diversidad de sus funciones, compartiendo con los otros, experimentado, probando una y otra vez, propicia el poder decir algo particularmente conmovedor, interesante.

Reflexiones y preguntas anduvieron/andan dando vueltas en la génesis y en el llevar adelante el Proyecto Benteveo.

Desde el comienzo de los encuentros en el taller siempre hubo lugar para un cruce con la plástica. Como educadora por el arte apuesto a lo interdisciplinario, al trabajo con los lenguajes verbales y no verbales integrados. Y este arrimo para mirar y hacer se materializó en tener a disposición muchos libros de pintura, muchas reproducciones iluminando las paredes del taller. Sin imponer ordenamientos temporales, detenerse en las geometrías de Miró o de Petorutti, en los azules o los rojos de Matisse o en el asombro de las mujeres que pintó Picasso. Otras veces son los osos de Prior o los personajes de Berni. Y más y tanto más.

También los chicos miraron libros de artista y libros objeto en los que las formas, el color, las texturas son determinantes (Brossa, Tapies, Miró).

Y es así que ellos dibujan, pintan, copian, recreando obras que les son caras, o hacen collage con distintos materiales —hasta con pétalos de rosas que juntamos en el jardín—. Un camino de trabajo y de placer, con las palabras y los silencios; con las imágenes, fue/está siendo recorrido, despacito, sin apremios (1).

Ahora, esos objetos raros, los libros, que en estos ámbitos pueden meter miedo porque parecen estar investidos de poder, porque para los chicos de condición social problematizada son poco familiares, se transformaron en objetos deseables.

Creo que en este punto es donde se insertó en el imaginario colectivo del grupo del taller el empezar a fantasear con lo que ellos dieron en llamar "Fábrica de Libros". Y aquí comenzó esta siembra.

El "agua" que regó el Proyecto provino de diversas lluvias:

  • El apoyo entusiasta del director del Patronato, Miguel Angel Carra.

  • Voces amigas de escritores e ilustradores de libros para niños que se prendieron a la idea y estuvieron dispuestos a colaborar.

  • La sensible idea-acción del artista Juan Lima, que es el autor del diseño de los libros.

  • La colaboración fecunda de la diseñadora Paula Coscia.

  • El deseo en flor de que la palabra poética y las imágenes circulen entre la gente y hagan lo suyo.

Con el fin de elegir un nombre de la que sería la "Fábrica de Libros", los chicos propusieron varios y se hizo una votación, de la que resultó "Benteveo". Nombre de honda significación afectiva ya que estos pájaros abundan en el jardín del Patronato y cuyo canto nos detenemos a escuchar a menudo.

De los dibujos que hicieran para seleccionar uno como logotipo, el del niño Isaías Vargas (sabio conocedor de hábitos pajariles), de 12 años, fue el elegido.

Y así durante varios meses, entre ojeadas y hojeadas a otros libros y a muchas imágenes, la idea fue creciendo y hay dos títulos editados (2):

  • Coplas copleras, que incluye coplas que los chicos escribieron en el año 2002, algunas de las cuales fueron premiadas en el Concurso Nacional de Copla para niños organizado por APOA (Asociación de Poetas de la Argentina), con sede en Buenos Aires.

Portada Portada

Las tapas, diseñadas bellamente por Lima, tienen dibujos de dos de los niños: José y Ariel Guzmán, de 13 y 12 años respectivamente. Se editaron en una imprenta. El interior está hecho en hojas de 90 gramos en fotocopias de cuidada calidad. El armado y el pegado lo hicieron los chicos. Desde el mes de febrero de 2005 y de manera voluntaria un grupo de veinte integrantes del taller estuvo creando las imágenes: algunas van pegadas y otras hechas directamente en las páginas de los libros. La mayoría está dibujada y pintada con tinta china de colores y los autores se dieron permiso para la transgresión: figuras fragmentadas, incompletas, uso no convencional del color, de lo no figurativo, experimentación con diversidad de papeles de distintas texturas, mezclas (3).

La presentación de la Fábrica de Libros Benteveo se hizo el viernes 13 de mayo de 2005 en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo) de la ciudad de Bahía Blanca. El Cuarteto de clarinetes 4 PALOS integrado por los músicos de la Orquesta Sinfónica de Bahía Blanca: María de la Cruz Rodríguez Palacios, Raúl Soto, Gustavo Kamerbeek y Diego Casona, dio un pequeño recital de Música de Cámara. Todos los chicos integrantes de la Fábrica de libros leyeron textos. Se proyectó un CD con muchas de las imágenes creadas por ellos. Estuvieron presentes algunos artistas con quienes los niños mantienen correspondencia a través del proyecto de "Arte-Correo" (4), y mucha gente de la comunidad. Lo recaudado por la venta de ejemplares se distribuyó/ye equitativamente entre los que trabajan. El resto, que es administrado por ellos mismos, se destina a solventar los gastos que demanda la Fábrica.

Conclusiones de lo que no está concluido

El proyecto "Benteveo", que devino en la Fábrica de Libros, está colaborando, entre muchas otras cuestiones (mejorar la autoestima, trabajar cooperativamente, recibir pequeñas compensaciones materiales) con que los niños estén descubriendo en la actividad de la lectura nuevas fuerzas que pueden permitirles actuar de alguna manera sobre lo real por medio de lo imaginario.

En esta prueba de "querer ser uno mismo en el texto y por el texto querer hablarse y hablar con los otros" (Georges Jean), la interrelación de lenguajes —poner en imágenes un poema o una historia propia o ajena— les da la oportunidad de crearse un espacio propio de expresión, "una pausa recreadora y compensadora que les permitirá enfrentar mejor ese universo de reglas que necesitarán asumir bien en la medida de sus fuerzas y a su propio modo", como sostiene Jacqueline Held.

Sucedidos

"Enseñar a pescar, no regalar pescado", dicen los orientales y está bien. Algunos de los chicos pudieron, con lo que ganaron por su trabajo en la Fábrica de Libros, elegir y comprarse zapatillas, o una bici usada, o convidar a las mamás que los visitan con algo rico. También fueron al cine o al circo. Está funcionando un aprendizaje para administrar los fondos que van recibiendo y un disfrute relacionado con lo que el trabajo proporciona.

"Y la nave va"

Recibimos muchos cartas y emails de gente de todo el país que celebra la existencia de la Fábrica y nos alienta a seguir.

De la Universidad de Río Cuarto, la profesora Gisela Vélez —que piensa que estos chicos merecen seguir dibujando— les envió una caja con pinturas y papeles, con lápices y cola y hermosas palabras.

Y desde París la maravillosa Michèle Petit, especialista en el tema de la lectura, que estuvo en Buenos Aires participando en el 8º Congreso Internacional de Promoción de la Lectura y el Libro que se realizó en la Feria del Libro (2005) —y allí se encontró con las publicaciones de los chicos—, nos hizo llegar su voz diciendo:

"Hola Mirta:

ayer pasé el día en Bahía Blanca, contigo y con los niños del Patronato, sin que lo sepan...

Contemplé los dos libritos que me regalaste. Pura maravilla. Escribí un montón de notas, y ciertamente haré referencia a ellos en una conferencia que daré aquí en septiembre, o en México en noviembre...

También mandé tus textos a una colega colombiana, que ahora trabaja en la Universidad de Ginebra. Me llamó esta mañana, encantada y emocionada, pero preguntándose que hacía ella en Europa, en vez de estar en América Latina.

Ayer por la noche, salí con los libritos en la bolsa, fuimos a casa de una amiga, después a ver a mi mamá, y en cada casa hojearon los libros, oyeron lo que pasa en Bahía Blanca. Después, como era la Fiesta de la Música, los textos se quedaron en mi bolsa, pero oyeron por las calles a muchos músicos de diversos países, en particular a unos músicos africanos estupendos, a dos cuadras de aquí. Así que bailamos un rato, y a los libros les gustó mucho..."

Michèle

Ida y vuelta de la lectura a la escritura,
constantemente. Búsqueda, paciencia.
Aprender a "escuchar" lo que el propio
texto está diciendo
(es decir otra vez, silencio).
Graciela Montes

Referencias bibliográficas

  • Barthes, Roland. "Estar con quien se ama y pensar en otra cosa...". En El placer del texto. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2000.

  • Borges, Jorge Luis. Poema "El juego". En Obras completas. Buenos Aires, Emecé Editores, 1998.

  • Jean, George. El poder de leer. Barcelona, Editorial Gedisa, 1978.

  • Held, Jacqueline. Los niños y la literatura fantástica. Buenos. Aires, Editorial Paidós, 1985.

  • Petit, Michèle. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México, Editorial Fondo de Cultura Económica, 2001.

Notas

(1) Algunas de las ilustraciones a las que hace referencia la autora fueron publicadas en la separata de la revista Punto de partida N° 8 (Buenos Aires, octubre de 2004).

Portada(2) Nota de Imaginaria: En 2006 —esta vez editado completamente en una imprenta— se agregó el título Los que vuelan, de Isaías Vargas, con ilustraciones de José Guzmán. Los tres libros recibieron en mayo de 2007 la "Mención Especial" del Jurado dentro del premio Destacados de ALIJA.

(3) Algunas de las ilustraciones a las que hace referencia la autora fueron publicadas en la separata de la revista Punto de partida N° 17 (Buenos Aires, septiembre de 2005).

(4) En el artículo "Arte-Correo. Un juego de 'palomares'", publicado en la revista Punto de partida N° 6 (Buenos Aires, agosto de 2004), Mirta Colángelo explica esta experiencia y la describe como un "juego plagado de sensibilidad y estética, apoyado en la función social de la lectura, en la disponibilidad de generosos artistas y en la creatividad de los chicos".

PortadaArtículo publicado en la revista Punto de partida N° 17 (Buenos Aires, septiembre de 2005).


El ARTE y su función reparadora

por Mirta Colángelo

La investigadora Ana María Dubaniewicz en un artículo publicado el viernes 11 de mayo de 2007 en el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, habla de manera estremecedora de los institutos de menores (*). Sus afirmaciones están sustentadas en dos investigaciones sobre los 30 mil niños y adolescentes privados de libertad en el país por orfandad y riesgo familiar. Cito: "Los institutos de menores son tumbas, en donde el chico cuando entra difícilmente puede salir y termina en la cárcel o en un loquero..." Yo quiero hablar de la función reparadora del arte, convencida de que el arte puede ayudar a sobrellevar las adversidades de la vida y colaborar para cambiar en muchos casos un destino tan cruel. Mi experiencia, llevada a cabo durante casi once años en el Patronato de la Infancia de esta ciudad, da cuenta de que el trabajo realizado en el taller se constituyó, a partir de un proyecto avalado por la dirección de la institución, en una ocasión para habilitar oportunidades a estos chicos que son designados por su condición social a pura condena, pura imposibilidad, y un único destino: discapacitados sociales, una carga social, clausura de todo despliegue. Y si bien la tarea fue ardua me esperanzó ver cómo esos niños, cuando se sintieron respetados y en confianza, fueron desarrollando el gusto por las palabras: habitaron las palabras. La literatura ejerció su poder formidable: las historias contadas y leídas y mucha poesía sobre todo, fueron haciendo lo suyo. Escucharlos, ayudarlos a mirar, sensibilizarlos para darle vía libre al deseo, destacando el aspecto conjetural y provisorio de toda lectura. Como educadora por el arte apuesto a la interrelación de lenguajes artísticos. De ahí que también hubo lugar en el taller para un cruce con la plástica. Sin rígidos ordenamientos historicistas los niños vieron muchas reproducciones de pintura y se deslumbraron con Berni o con Prior, con Picasso o con Matisse. Siempre celebramos con alegría los descubrimientos, los pequeños logros. Hubo espacio para oír sus riquísimas lecturas del mundo, ésas que muchas veces el sistema cercena. Y empezamos a compartir la otra aventura: la de la producción de escritura y de imágenes. El resultado superó todas mis expectativas. Habiendo realizado un largo trayecto de experiencias en talleres de lectura y escritura creativa, las producciones de estos chicos fueron de excelencia. La edición de tres libros, el resultar finalistas en concursos nacionales de poesía, la confirmación a través de lecturas y trabajos realizados por especialistas nacionales y del exterior y míos propios acerca de lo sucedido, confirman que las mediaciones que estimulen el deseo de expresión y creación no entienden de diferencias sociales. Este año ALIJA, Asociación de Literatura Infantil de la Argentina, premió por primera vez con "Los Destacados de ALIJA" el trabajo autoral de estos chicos. Siempre los premios habían sido adjudicados a textos de adultos. Con estos pibes tantas veces condenados a priori por la sociedad aprendí que crear, además de tantas significaciones, puede ser responder férreamente a un deseo de supervivencia. El deseo de no claudicar ante esa figura de patrón/patronato. Quiero destacar que este trabajo fue una construcción colectiva. Los protagonistas principales fueron los chicos, pero también hubo el acompañamiento generoso y apasionado de escritores y artistas locales y nacionales, de amigos abrigos que siempre estuvieron cerca para apoyar y estimular, para ayudar.

Hace unas semanas que dejé voluntariamente el taller y no habrá retorno. Es muy difícil continuar con tantas ausencias de gente comprometida con su trabajo y de una interlocución imprescindible para que una tarea de tanta responsabilidad devenga con armonía y de manera plural. Estoy cierta de que la crítica no maliciosa implica enfocar la realidad sin rabia ni complacencia con la esperanza de mejorar las cosas. Cuando no tiene cabida lo que puede sobrevenir, por monocorde, puede ser lo contrario. Y cuando se trata de chicos, peligroso. Creo que dar lugar al arte es humanizar. Valorar la sensibilidad sobre la habilidad implica atreverse a instalar una mirada cuestionadora hacia los valores que se prestigian en estos tiempos. Pienso que aún en ámbitos problematizados el arte colabora para que estos chicos estén mejor armados para una resistencia frente a los procesos de adversidad y de exclusión a los que están sometidos como niños institucionalizados.

Asimismo el arte abre intersticios para soñar, para imaginar otras posibilidades, para llenarnos de preguntas, para hallar apoyos, respuestas, para legitimar la palabra propia y sostener la individualidad. Otra cosa será la vida "cuando el arte ataque" como dice Luis Alberto Spinetta. En otro de los párrafos la psicóloga Ana María Dubaniewicz denuncia que el Sistema de Minoridad es y actúa con la complicidad de jueces y organizaciones no gubernamentales. Dura denuncia que es necesario considerar ya que las que están en situación de riesgo son nada menos que la niñez y la adolescencia.

Nota

(*) Nota de Imaginaria: El artículo al que hace referencia Mirta Colángelo se titula "Aseguran que el 70% de niños de internados puede terminar preso" y dice en su copete "La psicóloga Ana María Dubaniewicz afirma que los institutos asistenciales son tumbas. Fuerte crítica al sistema estatal de contención de menores en riesgo y a la Justicia del sector." El texto completo puede leerse en la página web del diario La Nueva Provincia, aquí.


Mirta Colángelo (voxvioleta@infovia.com.ar) es educadora por el arte. Nació en Buenos Aires y actualmente vive en Bahía Blanca. Se especializó en Literatura infantil y juvenil. Es narradora oral y coordinadora de talleres de lectura y escritura creativa.

Dictó numerosos cursos en el país y en el exterior (Cuba, España y Portugal) y fundó y dirigió el taller interdisciplinario "La casa del sol albañil".

Es tallerista de IMEPA y de las Jornadas de Educación por el Arte de Laprida. Desde 1996 coordina un taller vinculando poesía y plástica en el Patronato de la Infancia de Bahía Blanca.

Participa del Plan Nacional de Lectura de la Dirección Nacional del Libro, y de los proyectos EMER y EMETA para los que elaboró los curriculum de Lengua y Literatura. Tuvo a su cargo programas radiales de animación de la lectura y clubes de narradores. Publicó numerosos artículos de su especialidad y es coautora de Los nuevos caminos de la expresión (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1992) y de Artepalabra. Voces en la poética de la infancia (Buenos Aires, Lugar Editorial, 2007).

Es cofundadora y jefa de redacción de la revista VOX Arte+literatura y otros simulacros.

En el año 2000 recibió el Premio Pregonero que otorga la Fundación El Libro a los difusores del libro y la literatura infantil y juvenil.


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