86 | BOLETÍN DE ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina) | 25 de setiembre de 2002

Ponencia de Perla Suez en la mesa redonda "Los libros infantiles y juveniles como puentes en la construcción de la identidad"

Foto de Perla SuezTexto de la ponencia presentada por la escritora Perla Suez en la mesa redonda "Los libros infantiles y juveniles como puentes en la construcción de la identidad. ¿Existe la diversidad de culturas en la Literatura Infantil? ¿Hay noción de identidad en la literatura infantil argentina? ¿Qué y cómo se lee la literatura infantil de otros países?", realizada dentro del marco de las Jornadas para Docentes y Bibliotecarios "Libros infantiles y juveniles. Libros diversos, múltiples lecturas" de la 13ª Feria del Libro Infantil y Juvenil (Buenos Aires, julio de 2002).

Podemos decir que desde el siglo XIX, la tradición literaria argentina se fue forjando como una desgarrada reflexión de lo que somos. La literatura del siglo XX trabajó sobre la turbulencia en la que vivimos todos y no escapó a esa turbulencia. La tradición literaria argentina se instaló en el cruce paradójico de esa ambigüedad inacabablemente incierta que nos constituye. Por eso digo que los escritores que escribimos para los niños, no podemos escapar a esa paradoja que nos constituye, es decir, no podemos silenciar el texto. Ningún escritor que estuvo parado en la tradición literaria dejó de escribir en momentos difíciles y de violencia política. El escritor es un "sabueso de la vida", decía Elías Canetti (1) y escribir es su vicio, sea cual fuera la circunstancia que le tocara vivir, va a escribir y va a seguir preguntándose acerca de quién es. La materia de la literatura como la materia de toda la literatura infantil está hecha, también, de esa ambigüedad en la que hemos sido forjados como país y en la que nos fuimos haciendo o deshaciendo con palabras.

Los grandes relatos de todos los tiempos han girado siempre sobre la incertidumbre, sobre la complejidad de la memoria y esa es la clave con la que trabaja toda la ficción. Tengo la sensación de que nos hemos perdido en unas relaciones cuya sola osamenta es malvada. ¿Por qué digo esto? La función del discurso oficial es precisamente reproducir esa maraña de relaciones malvadas en la que nos sumergen a todos y desde ese discurso encorsetado y perverso intenta hundirnos en una desmemoria, haciendo que nuestras vidas se transformen en una experiencia impersonal, desmemoriada. Por eso digo que en este mundo paranoico al que asistimos hoy, se trata de manipular nuestra identidad, inventándonos una vida ficticia, como si fuésemos un disco duro de una PC o la máquina de producir y reproducir recuerdos ficticios. Como si fuera posible homogeneizarnos y lo que recordemos no sea lo que hemos vivido sino recuerdos impersonales. Tenemos que estar atentos a ese discurso que intenta también con libros, vaciarnos de significados las palabras. Pensar y repensar el territorio de la lengua sigue siendo la clave de nuestro quehacer, tanto como lectores, docentes, bibliotecarios y escritores.

La literatura reproduce las formas y los dilemas del mundo estereotipado en el que vivimos, pero de modo diferente, en otra dimensión, en otro registro y con otro lenguaje. La literatura es y tiene que seguir siendo una actividad sumamente inquietante. Recordar con una memoria extraña a uno mismo es el tema de la ambigüedad que recorre toda la literatura, desde Dr. Jekyll y Mr. Hyde, hasta Gregorio Samsa; desde Erdosain hasta tantos personajes de la literatura y de nuestra literatura infantil que hayamos leído.

La figura de un oso que respresenta la memoria ajena es la clave que le permite a Franz Tashlin, en el cuento que voy a leerles, definir por dónde pasa la herencia cultural y la tradición literaria. ¿Cómo construir una memoria a partir de recuerdos y experiencias ajenas? Tal vez esta lectura pueda darnos alguna clave acerca de eso que la densidad de la lengua puede decirnos de nosotros mismos.

Perla Suez

Portada de "El oso que no lo era"A continuación de estas palabras, la autora leyó el cuento El oso que no lo era, de Frank Tashlin (Madrid, Editorial Alfaguara, 1981. Colección Infantil Juvenil Alfaguara.)

Nota

  1. La conciencia de las palabras. Elías Canetti. Barcelona, Muchnick Editores, 1989.

Perla Suez (psuez@powernet.com.ar) es licenciada en Letras Modernas y escritora. En Imaginaria se publicó un amplio informe sobre su trayectoria y su obra que se puede encontrar en esta dirección: www.imaginaria.com.ar\00\7\suez.htm

 


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Autores: Perla Suez