Ocho dedicatorias
Hay libros que poseen señas particulares, atractivos adicionales para el lector curioso. Detalles en las ilustraciones, en el diseño, o en todo aquello que rodea a la obra en sí y que algunos educadores se empeñan en llamar paratextos, palabra insípida como pocas.
Las dedicatorias del autor serían un ejemplo de lo que estamos describiendo y, buscando en libros infantiles y juveniles, encontramos algunas que se destacan por su singularidad. Varias de ellas figuran sólo en las primeras ediciones de esos libros (muchas ya agotadas) para desaparecer misteriosamente en las actuales.
Risueñas, nostálgicas, extrañas y hasta agradecidas, nos brindan un delicioso instante de placer antes de sumergirnos en la lectura de una obra.
"Niños
que no aguantan la risa en las silenciosas bibliotecas, alumnos que inevitablemente
producen ruidos espantosos en la clase de música, genios que inventan maravillosos
sobrenombres, valientes que cuentan hazañas que jamás hicieron, locas criaturas
que algún día harán de este mundo un sitio más divertido, sepan que este libro
ridículo les está dedicado."
Cuentos ridículos. Buenos Aires, Editorial Métodos, 1988. Colección La pluma encantada. Ilustraciones de Luis Córdoba.
"Querido/a...................................
Se hizo este libro, como ya verás,
para monicaquiles gentes;
léelo bien, porque quizás
entre ellas te cuentes."
El libro de los Monicacos. Barcelona, Editorial Noguer, 1987. Colección Mundo Mágico. Traducción de Antonio de Zubiaurre. Ilustraciones de Rolf Rettich.
"Ocided
etse orbil a
CSEX ÒLECRAB
CSECNARF OL.LEN
ATNECIV NÒBO
EMRAC AYOM
néibmat a
un zep ed samoidi
anu acav azius ed aynulatac
anu arbac anarrodna
le ateop ed adoR
un ollabac sénirot
anu asor tasnes
y a
7 rodenses (entre ellos, mis padres)"
Miquel Obiols
Datrebil, 7 cuentos y 1 espejo. Madrid, Editorial Espasa-Calpe, 1982. Colección Austral Juvenil. Traducción de Angelina Gatell. Ilustraciones de Miguel Calatayud.
"Este
libro está dedicado
con ternura
a los chicos hacedores de diabluras
a los que tienen un lugar secreto
para guardar tesoros indiscretos
a los que domestican escaleras
pero se asustan de buenas a primeras
a los que buscan boletos capicúa
o se atan hilo azul en la cintura
a los que saben del sol cerca del río
o en los caminos que cruzan el baldío
a los que buscan charcos inocentes
y chapotean sin inconvenientes
a las que tejen con lana sus pulseras
para esperar mejor la primavera
a los que tienen rincones de cosquillas
y agujeritos en las zapatillas
a los que siembran semillas de alegría
para que el mundo nazca cada día."
María Cristina Ramos
Un sol para tu sombrero. Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1988. Serie blanca. Ilustraciones de Liliana Menéndez.
"A
la China, que una mañana la llevó la perrera y la lloramos todos los chicos del
barrio; a Dick, que jamás aprendió a hacer una prueba; a Wolf, que rompía collares
y cadenas y se dejaba morder por los cachorros; a Satana, madre de Garabato, el
de la cola siempre de fiesta; al Puma, al Ñato, al Milico, compañeros de viaje,
guardianes de La Andariega, la carreta que llevaba los títeres; a Pollito y a
Manchita, dos perros vagabundos; a la Miliciana, la mascota de un barco de carga;
al Sargento y al Pinto, cazadores de víboras; a Colorín, y a los quince perros
del Viejo Facio ex marinero que vivía con ellos a la orilla del río,
y los hacía formar 'por escuadra'."
Los sueños del sapo. Buenos Aires, Ediciones Librería Hachette, 1974. Ilustraciones realizadas por niñas y niños de jardines de infantes y escuelas de Argentina.
"A
Gregory Peck,
que deslumbró
mi corazón...
¡de apenas cinco años!"
Elsa Bornemann
El libro de los chicos enamorados. Buenos Aires, Ediciones Librerías Fausto, 1979. Colección La Lechuza. Ilustraciones de Guido Bruveris.
"A
esa casa en Olivos donde,
ya hace mucho,
viví con mi papá,
mi mamá y mi hermano."
Oliverio junta preguntas. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1989. Colección Pan Flauta. Ilustraciones de Oscar Rojas.
"A
todas las maestras y
todos todos los maestros
que hicieron rodar
estos cuentos
cuando no se podía,
¡muchas gracias!"
La torre de cubos. Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1993. Colección Libros del malabarista. Ilustración de tapa de Leticia Uhalde.
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