La biblioteca escolar: un tema que involucra a todos en la escuela
Por Cecilia Bajour. «No cabe duda de que todos los que participan de uno u otro modo del mundo de la escuela están de acuerdo en que contar con una biblioteca es una necesidad vital para la enseñanza y el aprendizaje en los tiempos que corren. Sin embargo los imaginarios sobre qué es una biblioteca escolar según las singulares maneras en que cada escuela está constituida, cómo interactúa con todo lo que se piensa y se hace allí y si es necesaria o no una figura que esté a cargo de la biblioteca entre otras cuestiones vinculadas a esta problemática, varían en la práctica según las diversas situaciones reales y según las representaciones sobre las funciones de una biblioteca, la lectura en la escuela y su relación con la enseñanza.»
por Cecilia Bajour
¿Cómo imagina cada escuela la biblioteca escolar?
No cabe duda de que todos los que participan de uno u otro modo del mundo de la escuela están de acuerdo en que contar con una biblioteca es una necesidad vital para la enseñanza y el aprendizaje en los tiempos que corren.
Sin embargo los imaginarios sobre qué es una biblioteca escolar según las singulares maneras en que cada escuela está constituida, cómo interactúa con todo lo que se piensa y se hace allí y si es necesaria o no una figura que esté a cargo de la biblioteca entre otras cuestiones vinculadas a esta problemática, varían en la práctica según las diversas situaciones reales y según las representaciones sobre las funciones de una biblioteca, la lectura en la escuela y su relación con la enseñanza.
La atención a la singularidad para pensar el tema de la biblioteca (como todos los asuntos escolares, por otra parte) es fundamental, ya que no es igual el caso de la escuela que recibe a más de mil alumnos que la escuela rural en la que varios grados conviven a veces en un mismo espacio. Tampoco es igual la situación de las escuelas que tienen un maestro bibliotecario a cargo que la de aquellas que no lo tienen. Ni la de las bibliotecas que están repletas de libros, revistas, materiales multimedia y otros soportes que se actualizan periódicamente, que aquellas que por diversas causas tienen unos pocos estantes que siempre muestran el mismo paisaje.
De todos modos, la convivencia de componentes que cualquiera consideraría imprescindibles para que una biblioteca funcione, tales como una buena colección de libros y otros soportes, espacio de funcionamiento adecuado, lectores y mediadores especializados, no es suficiente para que dicha biblioteca sea pensada como uno de los ejes trascendentes de la enseñanza y la cultura de una escuela. Estas premisas pueden estar y sin embargo convertirse sólo en una escenografía de cartón pintado si no se las piensa en relación con los sentidos principales de la escuela.
Por eso la pregunta acerca de cómo se hace una biblioteca escolar para que se convierta en un asunto central de la escuela supone pensar en cuál es el lugar simbólico y real de las bibliotecas y la lectura en cada institución. Más allá de la absoluta necesidad de normativas que garanticen la existencia de bibliotecas y maestros bibliotecarios al frente de ellas como un requisito indispensable para el desempeño pedagógico de las escuelas, lo cierto es que la apropiación de una «cultura de bibliotecas» por parte de directivos, docentes, alumnos y otros actores de la comunidad, la incorporación de su uso pleno y diverso en el cotidiano escolar, no se instituyen por decreto.
En relación con esto es interesante el debate por parte del colectivo docente que trabaja en cada escuela sobre qué modelo de biblioteca escolar requiere esa institución. Según el especialista español Guillermo Castán, esta pregunta no puede formularse al margen de con qué modelo pedagógico se piensa dicha institución y de las condiciones materiales de las que se parte. En muchos casos, plantea este autor, la ausencia de reflexión sobre el modelo teórico de biblioteca escolar, conlleva el riesgo de «centrar todo el interés en cómo organizar técnicamente una biblioteca escolar de modo más ‘eficaz’, evidenciando una concepción instrumentalista de la biblioteca, donde los medios se confunden con los fines, y soslayando el debate de fondo, que debería centrarse en las finalidades, en el para qué (y sólo después se respondería al cómo) de una biblioteca escolar de nuevo cuño en unas escuelas que deben dar respuesta a nuevas necesidades curriculares y sociales» (1).
La concepción instrumentalista es la que pone el acento casi unilateralmente en los aspectos más técnicos del saber bibliotecario, sobre todo aquellos que tienen que ver con la formación de usuarios, las tareas organizativas y el trabajo en red. Se trata de saberes que ante el avance de las tecnologías de acceso a la información generan una preocupación creciente y una ansiedad por la actualización constante. Esto no siempre está acompañado por un análisis crítico de las necesidades sobre las que debería basarse ni por un estudio más conciente sobre las maneras en que las nuevas tecnologías dialogan con los modos de leer que las preceden históricamente y con la experiencia que aportan todos los lectores, pensando la lectura en un amplio sentido. Estas prácticas bibliotecarias, cuya necesidad para que una biblioteca funcione y permita el acceso democrático a su acervo no está en discusión, cuando se convierten en fines y no en medios desvirtúan el carácter pedagógico de su tarea. Además, cuando estas prácticas ocurren en el contexto escolar, tienen que armarse de nuevos sentidos ya que además de supeditarse a los fines pedagógicos, pueden convertirse en ocasión de enseñanza acerca de los particulares modos de uso y apropiación de los servicios y posibilidades que la biblioteca brinda.
Para evitar la tentación instrumentalista y tecnocrática no hay otro camino que mirar la biblioteca escolar en diálogo con la escuela en su conjunto. O sea, no se trata de plantear una oposición entre las tareas pedagógicas y las técnicas: un divorcio entre ambas trae como correlato que la biblioteca mire para un lado y la escuela para otro.
Otra faceta de la visión instrumentalista es pensar en la biblioteca como subsidiaria de lo escolar, lo cual puede llevar a un funcionamiento distorsionado e improductivo.
El acento puesto en lo pedagógico no significa convertir a la biblioteca sólo en una herramienta proveedora del aula sino vincular todo lo que suceda en la biblioteca con las formas más variadas y renovadas de aprendizaje y enseñanza. Desde ese punto de vista, la relación entre la biblioteca y el desarrollo de los contenidos curriculares no debería ser entendida como la de la satisfacción mecánica de unas demandas fijas, monológicas, establecidas unilateralmente de antemano. Por el contrario, una concepción dinámica del currículum supone una biblioteca que no actúe como despachante pasiva de materiales sino como interlocutora crítica que proporciona un universo abierto de información diversificada y un espacio privilegiado para el despliegue de saberes y estrategias para su acceso, su búsqueda y su investigación.
La biblioteca en diálogo con la escuela se hace posible cuando las tareas de enseñanza están pensadas como un tipo de práctica que es sensible a la diversidad de contextos en los que tiene lugar, a la riqueza que aporta la cultura de los sujetos que participan y a la multiplicidad de textos que se ponen en juego. Por lo tanto no obedece mecánicamente a un modelo didáctico que esté atado al libro de texto como principal y, muchas veces, único referente.
Si relacionamos esta idea de enseñanza con la lectura, vínculo que no puede obviarse cuando de la escuela se trata, surgen preguntas interesantes al pensar en los modos de leer que pueden desarrollarse en la biblioteca como aliada del aula. Hablamos en este caso de una idea de lectura que atiende a las peculiares relaciones personales y sociales de los lectores con los textos, que pone el acento en los modos en que los docentes intervienen en las prácticas lectoras para habilitar esas relaciones, que invita a reflexionar sobre las ideas de selección de textos que subyacen en las prácticas de enseñanza y de lectura.
La biblioteca escolar, pensada como un ámbito compartido por el docente bibliotecario y el docente del aula, propone nuevos caminos para desarrollar las prácticas de lectura y, en consecuencia, las maneras de pensar la enseñanza.
En este sentido observamos, por ejemplo, que el despliegue de sociabilidades en torno a los textos ocurre en la biblioteca de una manera diferente al aula. En la biblioteca estas posibilidades se expanden hacia otras trayectorias lectoras gracias a la existencia de diversidad de textos y del aprendizaje de cómo acceder a ellos. De todos modos, no es cuestión de enfatizar la búsqueda de diferencias entre las prácticas de lectura en el aula y las que ocurren en la biblioteca. Por el contrario, es más productivo para los lectores y para la enseñanza buscar aquello que tiende puentes entre ambos espacios escolares que buscar aquello que los distingue.
Otra de las maneras fundamentales en que las bibliotecas ponen en discusión las visiones instrumentalistas que reducen su papel en la escuela, es la que tiene que ver con cómo protagonizan y viabilizan las relaciones con la cultura y el arte actuando como espacio de gestión y realización de diversas iniciativas. Se trata de una de las funciones más ricas de la biblioteca: la de propiciar lazos culturales entre la escuela y la sociedad. En comunidades en las que el acceso a los bienes culturales está más restringido por diversas razones, este rol de la biblioteca puede adquirir una dimensión mayor ya que en muchas ocasiones se convierte en el escenario donde convergen muchas de las iniciativas culturales que trascienden al ámbito de la escuela y que le dan nuevos sentidos en su relación con el mundo que la rodea.
Sentir la biblioteca como propia: la familiarización del colectivo docente de una escuela
Para que la biblioteca forme parte del horizonte cotidiano de las prácticas lectoras de una escuela, los primeros a ser considerados son los mismos docentes (todos: los bibliotecarios, los maestros, los curriculares, etc.) junto con el equipo de conducción, ya que todos ellos, desde la especificidad de los lugares que ocupan, son los mediadores en la relación entre los alumnos y la biblioteca. Aunque parezca obvio decirlo, nadie puede ser mediador de aquello que no le es familiar.
A eso nos referíamos al principio cuando hablábamos de la necesidad de conformar una «cultura de biblioteca» dentro de la escuela. En ese sentido es interesante reflexionar sobre cómo desde la organización de los tiempos escolares se habilitan espacios para que los docentes puedan construir un vínculo con la biblioteca que recupere sus experiencias profesionales y personales en relación con la lectura.
Una experiencia de capacitación sobre bibliotecas escolares realizada en una escuela primaria de la ciudad de Buenos Aires tuvo como propósito el intento de desarticulación de la sensación de extranjería que a veces los propios docentes sienten en relación con la frecuentación y uso de las bibliotecas de sus propias escuelas. Se trató de una asistencia técnica que el equipo de conducción de esta escuela pidió al Área de Capacitación de Bibliotecas Escolares (2). El pedido de asistencia surgió por la preocupación de la dirección por el uso dispar de la biblioteca por parte de los maestros de esa institución. Algunos maestros de los primeros grados, de acuerdo con la bibliotecaria, particularmente comprometida con su tarea, promovían el uso sistemático de la biblioteca por parte de sus alumnos en todas las áreas, no sólo para la lectura literaria. En cambio los maestros de los grados superiores, por razones que daban cuenta de la diversidad de sus historias lectoras profesionales y personales, y de sus representaciones acerca de la biblioteca, no lo hacían. La directora, preocupada por generar un vínculo con la biblioteca que no se interrumpiera a lo largo de la etapa escolar de sus alumnos, planteó la necesidad de generar diálogos con los docentes sobre esta discontinuidad.
Se acordó organizar encuentros a modo de tertulia en el ámbito de la biblioteca donde todos estuvieran presentes: directivos, la maestra bibliotecaria y los maestros. En principio se trataba de encuentros en donde todos los que participaban eran considerados lectores, más allá de la diversidad de sus vínculos con la lectura y con la biblioteca. Se partía de la base de que todo maestro tiene alguna relación, la suya, con la lectura. Esta premisa, en un contexto atravesado por discursos que en los últimos tiempos suelen subestimar a los docentes, a descalificarlos en cuanto a su formación y a responsabilizarlos por los supuestos fracasos lectores de los alumnos, se percibía como un aire fresco que instauraba confianza y una sensación de hospitalidad en el ámbito de la biblioteca.
Los participantes fueron invitados por los capacitadores y por la bibliotecaria a buscar en los estantes de la biblioteca (muy bien organizada y diversamente nutrida, con estantes abiertos, y con los libros invitando a ser tocados, tomados, leídos) algunos textos que les recordaran situaciones de lectura personales o de su profesión docente que les parecieran interesantes para compartir con sus colegas. Durante unos instantes la biblioteca fue recorrida por directivos y maestros que en algunos casos por primera vez estaban paseando sus ojos, esta vez interesados, por la configuración particular de ese espacio lleno de libros, revistas, recortes, películas, organizadores artesanales de la información periodística ingeniosamente inventados por la bibliotecaria, etc. Para algunos maestros la relación anterior con la biblioteca no pasaba del acuerdo fugaz con la bibliotecaria para que este se hiciera cargo de sus alumnos en la «Hora de Biblioteca», como si no fuera también asunto suyo. Fue interesante observar en ellos la sorpresa por el hallazgo de algún libro que hubiera significado mucho en las personales prácticas docentes, o el encuentro con un texto entrañablemente ligado a la propia infancia o adolescencia. La bibliotecaria en todo momento actuaba como anfitriona hospitalaria, como interlocutora de un diálogo sobre lecturas. Tras el intercambio de narraciones autobiográficas sobre libros, muchos maestros comentaron que tenían pocas oportunidades para sentirse y ser pensados como lectores en el espacio de trabajo. Las historias narradas fueron para ellos una forma de intercambio personal y profesional que los ubicaba en un lugar distinto con respecto a sus colegas, a los que reconocían en facetas renovadas y valiosas.
En esta experiencia es posible destacar la preocupación del equipo de dirección por encontrar un camino hacia la apropiación de la biblioteca por parte de los docentes de su escuela. La biblioteca puede ser una herramienta disponible para que los directivos como gestores pedagógicos de las escuelas colaboren con los maestros y profesores en generar puentes innovadores entre el aula y la biblioteca, a partir de iniciativas que lleven al equipo docente a sentir que la biblioteca es un espacio amigable y propicio para desarrollar su tarea profesional en la escuela.
Otra experiencia realizada en la ciudad de Buenos Aires, esta vez destinada a pensar con directivos el lugar que ocupa la biblioteca en la gestión de las escuelas, intentó poner de relieve cómo enriquece su rol de gestores pedagógicos y cómo el equipo de conducción habilita los vínculos entre maestros y bibliotecarios. También se buscó imaginar con los directivos situaciones concretas en donde su conocimiento de lo que hay en la biblioteca y sus modos de funcionamiento se les vuelve necesario para apoyar pedagógicamente a los maestros. Por ejemplo, se discutió sobre posibles proyectos de trabajo en determinadas áreas o temas y la situación concreta del acervo en relación con ellas. En estas situaciones, al directivo -en alianza con el bibliotecario- le es sumamente útil poder asesorar a los maestros sabiendo de qué materiales dispone la biblioteca de su escuela, si están actualizados, si representan distintas ópticas o grados de complejidad para el abordaje del tema en cuestión, si la cantidad existente se adapta a las necesidades de lectura de los grupos de alumnos, si el espacio asignado a la biblioteca permite que allí ocurran escenas de lectura diversas o hay que buscar alternativas en el edificio de la escuela, si el sistema de préstamo ayuda a que el material circule y sea leído, si las tareas de organización tienen un tiempo equilibrado con las tareas pedagógicas y culturales de la biblioteca, etc.
El trabajo conjunto de maestros y bibliotecarios
Cuando la figura del bibliotecario o del maestro responsable de la biblioteca existe, la sola declaración de la necesidad del trabajo complementario entre docentes y maestros bibliotecarios no alcanza para que esto ocurra en la vida cotidiana de la escuela.
Para que los maestros y profesores sientan la biblioteca como una necesidad y no como un atributo de la escuela que puede estar o no, se tienen que generar las condiciones pedagógicas para que su uso sea percibido como una ventaja. La reducción de las situaciones didácticas del aula a la transmisión unidireccional de saberes guiada en forma casi exclusiva por el libro de texto impide generar vasos comunicantes con la biblioteca. Por el contrario, si la transmisión del conocimiento es pensada en diálogo con múltiples fuentes de información en situaciones de lectura que varían según las diversidades de temas y los textos puestos en juego, la biblioteca se puede volver necesaria para el maestro. El bibliotecario, como conocedor del material disponible, es entonces el interlocutor más apropiado para orientar al docente, colaborar con el diseño de las clases o pensar juntos iniciativas didácticas y culturales que propongan nuevas maneras de poner en juego los conocimientos escolares.
El trabajo conjunto entre maestros y bibliotecarios puede desarrollarse de múltiples maneras ya que la práctica invita a repensar constantemente ese vínculo. Para que no sea sólo una utopía teniendo en cuenta que la cultura de uso de la biblioteca en muchos casos dista de estar instalada saludablemente en las escuelas, los bibliotecarios suelen hacer un trabajo constante de persuasión e invitación a los maestros para que reconozcan la potencialidad de la biblioteca y de la alianza con su responsable para enriquecer su tarea pedagógica. Otras veces sucede lo contrario ya que hay escuelas en las que ese trabajo constante de persuasión parte de los maestros hacia bibliotecarios cuya visión sobre la tarea se inclina más hacia otros modelos, los técnicos por ejemplo, o que no toman partido por una biblioteca vinculada fuertemente con la escuela en su conjunto.
Cuando es el bibliotecario quien tiene la iniciativa de generar lazos, esta tarea formativa entre colegas de una misma institución se hace mucho más sencilla si la dirección incide pedagógicamente de modo que los docentes se vayan apropiando de la necesidad de uso de la biblioteca en el armado de sus planificaciones y clases. Si esto no ocurre estas iniciativas pueden quedar libradas a la buena voluntad de maestros y bibliotecarios.
Que la biblioteca escolar se convierta en un lugar necesario y familiar para las prácticas pedagógicas y culturales de una escuela puede dejar de ser una expresión de deseos y pasar a formar parte sustanciosa de la vida escolar si todos se involucran y sienten que es un asunto del conjunto de la escuela.
(1) Castán, Guillermo. Bibliotecas escolares, soñar, pensar, hacer. Sevilla, Díada Editora, 2002.
Artículo publicado en la revista 12(ntes) Año 2, N° 18; Buenos Aires, octubre de 2007. Agradecemos a su autora la gentileza y autorización para reproducir este texto en Imaginaria.
Cecilia Bajour (cecibajour@gmail.com) es Profesora en Letras (Universidad de Buenos Aires). Magíster en Libros y Literatura para Niños y Jóvenes (Universidad Autónoma de Barcelona-Banco del Libro de Venezuela-Fundación Germán Sánchez Ruipérez). Coordinadora Académica del Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil (Escuela de Capacitación CePA del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Coordinadora del área de Capacitación sobre Bibliotecas Escolares, organizada también por CePA, y miembro del equipo de coordinación de Lecturas y Escrituras de dicha institución. Tiene a su cargo el Seminario de Literatura Infantil Contemporánea de la Licenciatura en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de San Martín. Expone habitualmente en Jornadas, Seminarios y Congresos de la especialidad.
Artículos relacionados:
9/4/08 a las 12:42
Importantísimo el texto, clara la forma, excelente el estilo.
Considero que es para difundir y así lo haré.
Muchas gracias por la deferencia de hacer que me llegue.
Sonia
9/4/08 a las 13:00
Sería muy interesante tener la opción de «enviar esta nota por e-mail» para poder difundirla hacia personas no suscritas.
Muy buen artículo.
9/4/08 a las 13:38
¡Excelente desde todo punto de vista! Agradezco que se publiquen notas tan claras sobre una actividad que encaré con pasión cuando trabajaba.
9/4/08 a las 16:52
Cecilia una genia,..no soy docente de primaria,pero sostengo que la lectura en la escuela comienza con un lindo libro y desemboca en una clase gramatical ,entonces es alli donde comienza la crisis de la lectura. La biblioteca en su rol social debe transformar todas las parte de la educación para generar los caminos culturales y del conocimiento, scar a la biblioteca del fondo a la izquierda y traerla al centro del proyecto educativo como eje central de la calidad educativa.
9/4/08 a las 21:02
¡Cuànto hace que necesitaba leer en un artìculo lo pensado tantas veces desde la biblioteca!.Ya no estoy al frente de ella, me jubilè , cansada ya de no encontra eco en mis superiores para lograr la interacciiòn entre biblioteca, directivos, maestros.
Serìa importantìsimo que llegue èsta nota a las escuelas y que se trabaje a partir de èl.Son muy pocos los docentes que ven en la biblioteca el eje de sus proyectos.
felicitaciones y gracias.
10/4/08 a las 5:41
Também nós, em Portugal, lutamos para tornar a biblioteca a estrutura axial do ensino-aprendizagem. Também por aqui, sentimos a necessidade de alteração de práticas que conduzirão à invitabilidade do trabalho colaborativo entre o professor de turma e o coordenador da biblioteca. Artigos como este são fundamentais para convencer aqueles que ainda não acreditam. Obrigada.
10/4/08 a las 7:08
Leitura rica de motivos de reflexão, a pedir mais textos, que nos façam evoluir dos conceitos restritos de «aula» para os mais alargados de escola como ambiente rico de parendizagens possíveis e reais, leitura incluída. E dos conceitos mais restritos (ou estereotipados) de biblioteca para outros que alarguem e aprofundem os sentidos de cada modo de pensar e de fazer as bibliotecas nas escolas. Com livros, com outros suportes de leitura, com tecnologias, com razão e emoção, com gente grande ou mais pequena. Com ganas, de quem ensina, de quem aplica técnicas, de quem decide os rumos e as prioridades e os modos de trabalhar em cada escola.
10/4/08 a las 14:08
Como alumna de la carrera de bibliotecario escolar de la Universidad Nacional de Mar del Plata me parece una excelente nota.Donde se refleja la importancia del bibliotecario en el acercamiento de la lectura y la interaccion del profesional con el resto de la comunidad escolar.
10/4/08 a las 15:32
Opiniòn desde Uruguay. Excelente nota. Dice…lo que muchos pensamos, vivimos, sufrimos y soñamos. La biblioteca escolar, muchas veces vive o muere de la mano del apoyo y entendimiento de los docentes, directivos y jerarcas de la enseñanza. En Uruguay, NO EXISTEN bibliotecólogos dentro de las escuelas. NO EXISTE para los niños, visión de biblioteca escolar en buen funcionamiento. Sí, en donde estoy yo, u otras similares, en colegios privados, o instituciones educativas aptas para las clases màs pudienets economicamente. Y asì, aumentamos la brecha educativo-cultural, donde aprovechan y tienen màs recursos, quien más tienen en lo económico, y los que no tienen no pueden llegar. Impecable me pareció la visión de biblioteca, con vida propia, dentro del proyecto del centro educativo. Mi biblioteca, y con muy buenos resultados, funciona así. Deseo que esa posibilidad la tengan (también) todas las escuelas públicas uruguayas. Felicitaciones Cecilia, y de nuevo muchas gacias por la nota.
10/4/08 a las 20:49
estoy debutando como bibliotecario de mi escuela y quisiera ayuda para elaborar posibles proyectos y conocer cual es mi rol y mis funciones para realizar un buen trabajo. algo productivo a mi escuela que nunca ha contado con una buena biblioteca. agradeceria cualquier ayuda. mil gracias de antemano
10/4/08 a las 22:57
Gracias Cecilia por acordarse de los bibliotecarios.Me encanto esta nota y me da fuerzas para seguir adelante y que toda la tarea que realizamos tiene sentido a pesar de las dificultades que tenemos para trabajar.
¡Muchas Gracias y Hasta Siempre!
11/4/08 a las 13:28
Hola Cecilia:
Excelente artículo, con muchas y buenas aportaciones. Ojala continuara escribiendo sobre este asunto, que con frecuencia no es muy valorado.
Margarita Valdés S.
México
12/4/08 a las 23:03
Realmente, desde Uruguay, felicitaciones. Coincido con el compatriota Mario en que aquí el tema no existe. Como dice una reconocida biblioteóloga, aquí llamamos «biblioteca escolar» a un mueble lleno de libros…qué verdad, y qué tristeza…un abrazo a todos en la revista y a todos los que luchan.
14/4/08 a las 9:02
Genial!!!
Todo lo aportado sobre Bibliotecas Escolares,soy docente,fui bibliotecaria escolar l3 años y la Literatura Infantil es la llave para abrir la puerta al mundo lector: al saber, al placer, a lo magico del libro… Tenemos esa llave y ustedes los mejores secretos para usarla.Gracias
20/4/08 a las 17:45
Interesante artículo. Pero lo más importante para que funcione la dinámica de una biblioteca, es que la escuela pierda el miedo por prestar los libros. En muchas ocasiones sobre cuidada el material, y pone un puente intransitable entre alumno y libro.
21/4/08 a las 23:50
micro cuentos no sale a ca que me lo pidieron por eso quiero que salga
29/5/08 a las 21:13
soy docente de nivel primario en un pequeña localidad de la linea sur de la provincia deRio Negro, tengo problemas en las cuerdas vocales, fui operada y rehabilitada por medios propios por desconocer la reglamentacion y hoy con un poco de tristeza luego de ser asesorada para hacer la denuncia a la art, me asignaron tareas pasivas por lo cual me han asignado el cargo de maestra bibliotecaria para cumplir con la carga horaria, quisiera desempeñarme lo mejor posible y es por ello que quisiera tener algun tipo de asesoramiento la lectura anterior me parecio muy importante y me dio mas animo para buscar mas y mas informacion, para q esta tarea sea gratificante para mi y para la institucion agradecere todo aporte q puedan darme y sugerencias acerca de algun curso acelerado. muchisimas gracias
2/6/08 a las 11:39
Hola me parece interesante el articulo, no so bibliotecaria, soy madre y me parceio muy bueno e importante.
Hace un tiempo en una reunión escolar para padres propusimos de que manera poder acercar más a los chicos a la biblioteca escolar ,ya que es utilizada por la mayoría para tipear y/o bajar trabajos de la cumpu, con el agravante que ni siquiera leen lo encontrado; no lo veo mal ,pero me gustaria que se accercaran un poco más a la lectura desde un libro o la compu cosa que ultimante no se difunde demasiado (al menos no como quisieramos)
Mi proyecto como madre es aportarle una ayuda el maestro para difundir la lectura entre los chicos y el uso de la biblioteca escolar, sin interferir con el progarama escolar(valga la redundencia).
Gracias y mantenganos informados. Saludos.
1/9/08 a las 20:10
Señorita Cecilia.
La felicito por tu articulo muy claro y con muy buenas propuestas que me han hecho reflexionar y seguir adelante en la idea que tenia pero que se quedo trunco por que robaron todos los libros que habia logrado recolectar con mis amigos e hijos que ya crecieron y dejaron sus textos guardados.,y se quedo la idea perdida en la pena y la impotencia de no haber recobrado este mnaterial.Hace 10 años que estoy en frente de una isntitucion fiscal en la zona rural de mi bello país Ecuador,prov.del Guayas-cantón-Samborondon en un punto no tan remoto llamado Recinto Buijo (entrada a La Barranca)pero que carece de esta aula LA BIBLIOTECA ,que es fabuloso porque los niños-as y comunidad rural participaran en diferentes actividades. Mañana llevo el articulo a la escuela para compartir con mis compañeras este escrito motivador y lograr hacer nacer un espacio para no solo leer sino para perder miedos.Muchas gracias.Saluda una maestra de muchos años en esta linda profesión.
Me llamo sussy guerra tengo 38 años en el magisterio incluidos los 10 en la zona rural.GRACIAS POR EL HABER ESCRITO ESTE LINDO ARTICULO GRACIAS……………………………..SUSSY
28/10/08 a las 16:38
Soy bibiotecaria escolar desde hace diez años y AMO la biblioteca. Es verdad que en estos años han cambiado muchas cosas, gracias al trabajo de «hormiguita» de los bibliotecarios y supervisores que con nuestro entusiasmo y amor por la tarea, hicimos conocer al resto de la comunidad educativa las ventajas y posibilidades que daba el trabajo conjunto maestro-bibliotecario. Sólo hace falta tener paciencia y compromiso con la tarea para que nuestro rol se valorice.
Gracias por la nota.
14/1/09 a las 13:05
Directora de la Biblioteca Universitaria Pedagógica del Instituto Superior Pedagógico «Conrado Benítez García» Cinefuegos, Cuba, considero muy importante lo palnteado en el artículo, todo lo cual habla de la cultura profesional pedagógica que debe tener el bibliotecario escolar considerada ésta «como los conocimientos que debe poseer el profesional de la información en el ámbito escolar para desarrollar de manera integrada sus funciones técnicas-organizativas y educativas, donde la una debe aportar mejoras en el dempeño de la otra y viceversa».
10/4/09 a las 15:00
Maestra de nivel preescolar, actualmente comisionada de el Programa Nacional de Lectura en el nivel preescolar del municipio de Ensenada, Baja California. De momento estoy leyendo un libro de la autora Graciela Montes -la frontera indomita, en torno a la construccion y defensa del espacio poetico -y bueno, el buscar mas datos sobre su biografia me llevo a este articulo, que en estos momentos seguramente me sera de mucha utilidad pues tengo la oportunidad de trabajar con varias figuras educativas con la intencion de apoyar a los docentes en el impulso de la biblioteca escolar en su entorno educativo y mostrar las bondades que tiene el propagar la inquietud por la lectura desde etapas tempranas. Ojala sigan ofreciendo documentos de este tipo para apoyo a los docentes. Gracias!
16/5/09 a las 12:19
Estimada maestra en esta ocasión quiero comentarle que es una oportunidad única, la forma en que comparte con la comunidad virtual sus experiencias y saberes.
Su texto además de ayudarnos a los profesores que trabajamos con el área de lecturas, nos motiva para continuar con el trabajo que arduo y lo podemos disfrutar.
Porque la lectura es una forma de aprendizaje y en las escuelas los bibliotecarios tendían que ser personas amantes de la lectura para que la fomente, o personas interesadas en formar lectores competentes, y con ello tener la habilidad y gusto por la lectura.
Le agradezco sus aportaciones al mundo inteminable de leer y leer y leer, porque uno no se cansa de releer textos ya leídos y ,menos aun, los textos nuevos.
Ana María Grande
Tlaxcala, México
11/11/09 a las 18:40
[…] (4) Bombini, Gustavo. “El maestro como promotor de lectura”. Panel en la Feria del Libro de Guadalajara, México, 3 de diciembre de 2008. Las fotografías que acompañan este artículo pertenecen a la serie “Raíces” de Liliana Gelman. Imaginaria agradece su autorización para reproducirlas. Para ver más obras de Liliana Gelman hay que visitar su página web: http://www.lilianagelman.com. Y también en Imaginaria, el artículo “Exposición fotográfica “La biblioteca”; libros abandonados y reencontrados”. Artículos relacionados: Lecturas: La biblioteca escolar: un tema que involucra a todos en la escuela, por Cecilia Bajour. […]
12/11/09 a las 14:13
Só hoje li este texto e fiquei extremamente agradada com o seu conteúdo. Toca em questões cruciais para pensarmos no que é ou deve ser uma biblioteca escolar:
-em que aspectos é que distingue da biblioteca pública;
– a importância de se ‘ver’ a biblioteca para além do seu aspecto meramente instrumentalista;
– que estratégias para envolver os docentes e levá-los ao uso efectivo e sistemático da biblioteca;
– a importância dos laços afectivos com os docentes;
– a solidariedade institucional por parte da direcção e, mais do que isso, a intervenção pessoal da direcção na definição de estratégias para implicar toda a escola na utilização da biblioteca, para criarem vínculos;
– como é que a biblioteca pode ser mola propulsora de novas práticas pedagógicas
Muito obrigada por esta reflexão!
15/11/09 a las 22:50
La felicito por compartir con la comunidad educativa esta información tan importante, en lo personal ha sido un guia muy valiosa… bendiciones.
San Salvador, El Salvador
25/4/10 a las 0:27
Excelente…permite el replanteo del quehacer bibliotecario.
El cuestionarse es no quedar estático sino cambiar y crear…lo cotidiano necesita una mirada constante…
15/3/12 a las 22:25
Me parece esclarecedor el panorama que planteas con respecto a la importancia de la cultura de biblioteca en la escuela y por consecuente en la comunidad.
Sin embargo, muchos bibliotecarios sufrimos la falta de presupuestos y recursos mínimos para llevar a cabo la tarea que anhelamos y amamos. Creo que la biblioteca es un centro de recursos y sin ellos no se puede avanzar hacia los objetivos. Espero que los organismos encargados de gestionar estas cuestiones de una vez por todas le permitan a los bibliotecarios seleccionar los materiales específicos según la comunidad de usuarios y no como se hace todavía: enviar materiales librísticos y otros a las escuelas como si fueran bolsas de mercaderías la Secretaría de Desarrollo Social.Porque sino el bibliotecario es cautivo de recursos que no eligió para la biblioteca, y así las bibliotecas se empobrecen a la par de los lectores, de la sociedad.
Creo que me excedí, pero quería felicitarte y darte a conocer una visión crítica sobre las bases para ir tramando cambios desde nuestra profesión.
Gracias, César.