Algunos niños, tres perros y más cosas

Juan Farias
Ilustraciones de Arcadio Lobato.
Madrid, Editorial Espasa-Calpe, 2002. Colección Espasa Juvenil.

Imaginen que se organiza una sesión de cuentacuentos ahora, en estas fechas; imaginen que el público, por una mala convocatoria, es muy dispar: de todas las edades; entonces el cuentacuentos da una vuelta de tuerca y se convierte en «cuentalibros», y saca precisamente este libro, en una edición ya amarilla, de 1981, la primera (*), la que se edita por haber obtenido el libro el Premio nacional de Literatura Infantil de 1980. Y el ahora lector se pone a leer, y la sonrisa aparece en todas las caras, y la emoción aparece en todas las caras y el enfado aparece en todas las caras, y el suspiro surge en todas las gargantas, o donde surja el suspiro.

Porque los nueve cuentos que componen este libro son sentimientos más que historias, son penas y alegrías tan bien contadas que son las propias, las de quienes estaban escuchado.

Si hubiesen estado conmigo no habrían tenido que imaginarlo: lo habrían visto.

Y tal vez por esta forma de contar de Juan Farias, su público seamos todos. Y nos guste, en el caso de este libro encontrar en cada cuento la descripción de un «sustantivo abstracto» (que diría algún lingüista) y que en el de la siesta es la ternura, en el de la cinta es la imaginación, en el del catalejo es la nostalgia, en el del perro es la cooperación, en el de Baldomero es la hipocresía, en el del dibujante la ingenuidad, en el de Poncho la autenticidad de la infancia, en el de los inventos la ilusión y en el de los pájaros el amor. Aunque, bien pensado...

Casi apostaría por decir que en todos los cuentos se habla de casi todo eso, casi siempre con algún perro por medio, siempre con uno o varios o muchos niños, y los adultos al lado: para sonrojarse, para rejuvenecerse, para mirarse en los niños, para darles seguridad. Y para hacer todo esto, Farias sólo utiliza las palabras precisas: ni un adjetivo de más ni un sustantivo de menos.

Las ilustraciones del que entonces empezaba, Arcadio Lobato, se funden con la poesía del texto y la ingenuidad de los personajes, yendo de una representación literal de las palabras del autor a unas acertadas propuestas de apunte somero sobre las que seguir imaginando.

José García Oliva

Artículo extraído, con autorización de los editores, del libro Cien libros para un siglo, del Equipo Peonza (Madrid, Editorial Anaya, 2004).

José García Oliva es Profesor de Primaria del C.P. Nueva Jarilla de Jerez de la Frontera, Cádiz (España); como crítico de literatura escribe artículos para diarios y revistas especializadas.

Nota de Imaginaria

(*) Tapa de la edición —Madrid, Editorial Espasa-Calpe, 1981; colección Austral Juvenil— que cita el autor del artículo.