Una selección temática de contenidos aparecidos en números anteriores.
Novelas para el final de las vacaciones
"Deja que te envuelvan las palabras, como la
música..."
Roald
Dahl, en Matilda
"Fotografía de Carlos A. Soto Cobos (Accésit en
el III Certamen Fotográfico "El placer de leer", Biblioteca
Pública Municipal, Ayuntamiento de Salamanca, España,
1996; publicada en Imaginaria con autorización de los organizadores
del certamen fotográfico)".
Antes de que finalice el tiempo de vacaciones escolares en este rincón del planeta, rerecomendamos siete novelas para lectores voraces. Bon appétit!
Roberto Sotelo
El
jinete del dragón, de Cornelia Funke (Madrid,
Ediciones Siruela, 2002)
"El jinete del dragón cuenta la historia de Lung, un joven dragón que ante el avance de la civilización humana en el norte de Escocia, su hogar, debe partir en busca de La orilla del cielo, el paraíso de los dragones. Allí, estas criaturas mágicas podrán vivir en paz por el resto de la eternidad." (Reseñado por Ezequiel Paz.)
Las
visitas, de Silvia Schujer (Buenos Aires, Editorial
Alfaguara, 1991)
"No es fácil adentrarse en la conciencia y el corazón de un adolescente y narrar desde su perspectiva con la verosimilitud que se requiere. Sin embargo, en su novela Las visitas la autora argentina Silvia Schujer logra con gran acierto apropiarse de la voz y la conciencia narrativa de un muchacho de 12 años, quien le cuenta a su novia lo que significó para él crecer con un padre ausente y descubrir, después de los años, que éste no estaba de viaje como le habían hecho creer, sino preso." (Reseñado por Beatriz Helena Robledo.)
El
curioso incidente del perro a medianoche, de Mark
Haddon (Barcelona, Ediciones Salamandra, 2004)
"Christopher tiene quince años y sufre del síndrome de Asperger, un trastorno relacionado con el autismo, y es el narrador de El curioso incidente del perro a medianoche, la primera y extraordinaria novela del británico Mark Haddon. Es, además, un personaje comparable a Holden Caulfield o Ignatius Reilly (La conjura de los necios), una voz única destinada a convertirse en un héroe literario gracias al don de la empatía del autor." (Reseñado por Mariana Enríquez.)
Coraline,
de Neil Gaiman (Barcelona, Ediciones Salamandra, 2003)
"Aunque esta historia nos recuerde los cuentos de hadas de nuestra infancia, debemos apreciar y reconocer los elementos del siglo XXI con los que Neil Gaiman combina estos más tradicionales." (Reseñado por Blasina Cantizano Márquez.)
El
equipo de los sueños, de Sergio S. Olguín
(Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2004)
"Villa Fiorito es algo más que casillas de chapa, estrechas callecitas de tierra en las que apenas cabe una persona o frágiles viviendas amontonadas unas sobre otras, donde en invierno hace mucho frío y en verano mucho calor. Es, también, el escenario donde transcurre esta novela. La víspera de Nochebuena, hasta Villa Fiorito llega Ariel, narrador y protagonista de la historia. Lo acompañan Ezequiel y Pablo, sus dos mejores amigos del colegio, y Pinocho, a quien conoció en la verdulería donde hace poco empezó a trabajar. Los cuatro tienen una misión: recuperar la pelota del papá de Patricia, la novia de Ariel, que ahora está en manos de los Gardelitos, la banda más peligrosa y temida de la Villa. No es cualquier pelota la que vienen a buscar: es un regalo que muchos años atrás le hizo Maradona al papá de Patricia, la primera pelota de cuero con la que jugó Diego." (Reseñado por Fabiana Margolis.)
Óyeme
con los ojos, de Gloria Cecilia Díaz (Madrid,
Editorial Anaya, 2000)
"Con este título tan curioso, pero que se desentraña al leer las primeras páginas, la autora ha decidido abordar con sutileza el mundo de los niños sordos. Una prosa sencilla, la justa para contar tres vidas que se encuentran en un momento clave, un reencuentro y el nacimiento de una amistad." (Reseñado por Ana Garralón.)
El
tesoro subterráneo, de Mario Méndez
(Buenos Aires, Ediciones SM, 2002)
"Construido como relato autobiográfico, El tesoro subterráneo narra episodios de la infancia de Leandro Alvarado, el protagonista, quien da comienzo a su historia con tono confesional: ‘Cuando llegué a Buenos Aires, a los once años, yo era un chico bastante inocente...’. La mirada ingenua del niño de Formosa, seducido por ambientes y personajes de la ‘gran ciudad’, es atravesada por el punto de vista del hombre que recuerda los hechos y los cuenta con un lenguaje sencillo." (Reseñado por Claudia Sánchez.)
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