Cuento negro para una negra noche
Clayton
Bess
Ilustraciones de Manuel Ahumada.
Traducción de Rafael Segovia Albán.
México, Editorial Fondo de Cultura Económica, 1996. Colección A la Orilla
del Viento.
"Este pequeño quiere saber cómo es el mal. Les voy a contar todo acerca del mal. Y también les voy a contar del bien. Es cosa del corazón. Es la gente y lo que la gente hace. Eso es el bien y el mal, y es la pura verdad."
Un hombre narra una historia a un grupo de niños antes de irse a dormir, frente a su casa en Kakata, una aldea africana. Es noche de tormenta y se ha cortado la luz eléctrica; en esa noche oscura la gente tendrá que alumbrarse con lámparas de petróleo como antes. La historia que narra el hombre transcurrió en ese mismo lugar cuando él era un pequeño de la edad de sus oyentes, y vivía con su madre, su abuela y su hermanita bebé en esa casa, en aquel entonces rodeada por la selva.
Con la agilidad del relato oral, intercalando palabras dirigidas a sus oyentes, el narrador asume la perspectiva del niño que fue treinta años atrás. La narración, desde la mirada de Momo, el pequeño de diez años, abunda en diálogos y descripciones que dan cuenta de un pasado muy distinto, de un mundo que está cambiando vertiginosamente.
"Ahora los pájaros se han ido, y los leopardos también se han ido, igual que el venado y el mono, ya que hay demasiada gente.
(...) Sí, los pájaros se fueron de aquí porque también se fueron los árboles altos. Sólo quedaron los matorrales. Creo que a los pájaros no les gusta posarse en filas.
(...) Pero alguna vez el único ruido que hubo aquí era el canto de los pájaros, el chillido de los monos, y a veces el leopardo rugiendo a lo lejos y el viento en las ramas altas de los árboles." Má Grande, la abuela de Momo, es quien pertenece a ese mundo que se está perdiendo, que está siendo reemplazado por otras creencias, por otras costumbres y modos de vida. Símbolo de ese mundo pasado es el inmenso Álamo Pá Grande, en cuya descripción detallada el narrador se detiene a los largo de varios párrafos.
"Nunca vi la cima de Álamo Pá Grande, hasta el día en que lo cortaron. Era un buen amigo. Pero cuando hicieron más ancho el camino de a pie para que pasaran autos, le tuvieron miedo a Álamo Pá Grande y lo tiraron."
Cuando el viento soplaba entre las ramas de Álamo Pá Grande, nos dice el narrador, salía de él un suspiro igual al de Má Grande por las mañanas. También Má Grande es símbolo de ese mundo antiguo que está siendo derribado. Pero Má Grande se resiste a los cambios, a Má Grande no le gustan los libros, y en particular no le gusta la Biblia ni los cristianos. En casa de Momo no hay libros, porque también Má ha dejado de leer desde que su esposo murió picado por una víbora. "África está confundida, y eso es por culpa de los libros", explica Má a Momo.
En torno a esta "confusión", que es confusión de creencias religiosas, pero sobre todo de modos de vida y de actuar de las personas, gira la historia de Maima Kiawú que el narrador cuenta a sus oyentes.
La oscuridad de esa noche sin luz eléctrica retrotrae al hombre a su infancia. África está cambiando rápido, "pero no podemos desechar el mal". El progreso, la medicina nueva, los autos, la corriente eléctrica... incluso la viruela, que parece ha sido erradicada para siempre, pero ¿qué está bien y qué está mal?; es la pregunta que se hacen el narrador y los demás protagonistas, y es la pregunta que plantea el relato.
Frente al flagelo de la viruela, la proximidad de una enfermedad y una muerte horrorosas, cada uno de los personajes de esta historia actuará obedeciendo a su ser más íntimo. Es aquí donde las viejas costumbres y creencias se oponen a las nuevas, estas últimas representadas por las ideas cristianas.
"Má, si tu bebé estuviera enfermo como éste ¿qué harías?
Cuidarlo.
Si pensaras que fuera a morir y tuvieras miedo de coger la enfermedad, ¿entonces qué harías?
Haría un gran agujero en la tierra, y lo dejaría allí.
¿Para que muriera?
Para que muriera.
¿Tu propio bebé? ¿Habrías hecho eso conmigo?
Sí, contigo misma. Un hoyo grande, y también ahí habría dejado morir mi corazón."
Má y Má Grande piensan distinto. No pueden comprenderse la una a la otra, hay diferencias que las separan, diferencias que tienen que ver con los cambios que sufre África; pero se mantendrán unidas hasta el fin, fieles a sí mismas y a lo que su corazón les dicta. Aunque opuestas en su manera de pensar, madre e hija son las heroínas de esta historia. A diferencia de ellas, hay otro grupo de personajes a los que el narrador llega incluso a caricaturizar: la tía Musu, una "buena cristiana", caracterizada por Momo como una vaca gorda que huye corriendo de la enfermedad; o la señora Gbalí, la mujer del reverendo, cuyos argumentos religiosos para juzgar a Má enferma lindan la estupidez y la soberbia. Personajes hacia los cuales la narración, si bien no esconde su mirada crítica, reserva también un halo de simpatía. No sucede lo mismo con Maima Kiawú, la siniestra anciana con voz de serpiente, y su hija, también cristianas, que en la noche oscura han traído el mal a casa de Momo.
Cuento negro para una negra noche remeda la aparente simplicidad del relato oral en la voz de Momo, para plantearnos un mundo complejo, el de un continente que está cambiando vertiginosamente. ¿Cómo actuar en un mundo que ve derribadas sus antiguas creencias; en el que ingresa la tecnología, la ciencia moderna, nuevas religiones modificando su paisaje, sus modos de vida cotidianos? ¿Cómo saber qué está bien y qué está mal en un mundo que cambia en todos sus aspectos bajo nuestros pies? No hay en este libro una respuesta que pueda cerrar el interrogante, ni mensajes morales para los lectores; tan sólo la voz y el hacer de sus protagonistas, lo que la gente es y lo que la gente hace...
Recomendado a partir de los 10 años.
Marcela Carranza
Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Actualmente se desempeña como docente de literatura infantil en la Escuela de Capacitación (CePA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
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