Los colores y las hadas
Poemas de Cecilia Pisos
En esta edición de Imaginaria presentamos una selección de poemas de la escritora argentina Cecilia Pisos. Algunas de las poesías pertenecen a su libro Las hadas sueltas (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2002) y se reproducen por gentileza y autorización de su autora.
Cecilia Pisos (1965) es Licenciada y Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). Ha sido docente en las cátedras de Retórica, Literatura Inglesa y Literatura Española II y auxiliar de investigación en el Departamento de Investigaciones Filológicas de la Academia Argentina de Letras. Realizó estudios sobre la lírica del Siglo de Oro (CONICET- Instituto de Filología Hispánica, UBA) y publicó artículos en revistas de la especialidad.
Desarrolló tareas de autoría, coordinación y edición para diversas publicaciones y editoriales, dedicándose especialmente a los libros escolares y a la literatura infantil y juvenil.
Ha sido asimismo responsable por la Argentina ante la Coedición Latinoamericana de Libros para Niños y Jóvenes (CERLALC-UNESCO). Coordinó Zona de Letras, espacio dedicado a la lectura, la literatura, los libros y la escritura, durante el primer año del portal educativo Educ.ar, así como talleres de poesía para niños y adultos. Sus poemas "para grandes" recibieron premios en varias ocasiones. Su libro Como palabras educadas fue publicado por Ediciones de Tierra Firme a través de un subsidio de la Fundación Antorchas.
Es colaboradora de las revistas Genios y Genios de Jardín.
Publicó la serie Los Requetelibros 1, 2 y 3 y participó en ABCDuende 1, 2 y 3 para primer ciclo de la educación general básica y es coautora de Proyectos con todos, texto para docentes. Su poesía para niños se puede leer en Las hadas sueltas y en Las brujas sueltas (Buenos Aires, Sudamericana, 2004). Entre sus cuentos y novelas para chicos se encuentran: Maus y el ratón tigre (Buenos Aires, Sudamericana, 2002), Un cuento por donde pasa el viento (link a la sección Libros recomendados de este número), Rompecabezas (Buenos Aires, Edebé, 2004) y El té de la princesa (Buenos Aires, Ediciones SM, 2004). También es autora de dos volúmenes de la colección "El baúl" (El baúl de los animales, El baúl de los transportes). Con ¿Te lo cuento otra vez? (Quito, Ecuador, Editorial Libresa, 2003), en el que relata de treinta maneras diferentes una misma historia, resultó finalista del Concurso Internacional de Literatura Infantil "Julio C. Coba". Su novela Como si no hubiera que cruzar el mar (Buenos Aires, Alfaguara, 2005) fue preseleccionada por el jurado del Certamen de Narrativa Infantil y Juvenil en los Premios Literarios Jaén 2003 (España).
Los lectores que deseen comunicarse con Cecilia Pisos pueden escribirle a: ceciliapisos@yahoo.com.ar.
Los colores del aire (selección)
Ojo de hormiga
La hormiga
te obliga
a perseguir
con ojos bien bajitos
hoja y miga.
Cuando se sigue bien
su caminito,
se llega hasta la planta
y el pancito.
Los trabajos y los días
Escarabajo:
de una punta a la otra
enrolla el día,
ése es su trabajo.
Cuando llega al final
le queda un tubo
de negra noche
como nunca hubo.
Y un cansancio
de césped y de rosas
de perfumes de flor
y mariposas.
Mosquito feroz
Caperucita tiene
un lobo
apretado
en su puño cerrado.
Un lobo
como un mosquito
que pica y muerde
y que araña,
aunque sea en chiquito.
Caperucita
lo encierra
en un hoyo
bajo tierra.
Pero igual teme,
está inquieta
y se pregunta
con su voz secreta:
"Si yo tengo encerrado
a este lobito,
¿habrá asustando nenas
por el bosque
del tamaño del lobo,
algún mosquito?"
Fiesta
Los peces
sueltan
burbujas como globos.
De qué cumpleaños
de las aguas
no se sabe.
Cuenta
¿Qué talle
creen que calza
el pie de la madrugada
que viene
aplastando sombras
como hormigas desdichadas?
¿La suma de luz más luz
o el número que da nada?
Alas de hada (selección)
Hadas de los brazos cruzados
Así se ponen las hadas
cuando algo las enoja.
Y fruncen bien las cejas,
sacan trompa.
En esta posición
se quedan
lo que dure su furia,
que, en general, es corta.
Pero, si con un dedo
pruebas
haciéndoles cosquillas,
o soplas sus pestañas,
te encontrarás con hadas
que pronto se desarman,
con hadas movedizas
de arena que se ríe.
Las hadas que entran en los sueños
Las hadas que entran en los sueños
llevan
pequeños cuchillos
de papel plateado,
vendas de agua oscura
y pastillas de viento.
Con el agua,
te vendan
lo que miras.
La pastilla de viento
va en tu boca
para que soples
lo que sueñas
y ellas se corten
pedacitos
de lluvia azul,
de tigres a lunares
y todas esas cosas imposibles
que quedan sueltas
cuando estás dormido.
Las hadas sueltas
Tienen la espalda despegada
como si fueran figuritas
de álbum viejo,
un pedacito roto
de brazo o pie
y de seguro,
la varita y los trucos
bien gastados.
¿Bastará con pegarles
en los codos
un parche
o atarlas con hilitos
para que no se pierdan?
¿Será posible devolverles
sus alas y sus magias?
¿Desabollar sus bonetitos
y hacerlas sonreír?
Coplas de hadas
Con las alas replegadas,
se va a caballo del viento
el hada de la mañana
con sus cabellos bien sueltos.
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Salió un hada a la mañana
en carrera con el sol.
Llegó segunda a la noche:
la luna se adelantó.
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En la punta de una estrella
se quemaba los piecitos
un hada pequeña y bella,
gritando y a los saltitos.
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Si las hadas no volaran,
nadarían con las alas
como peces de aire claro
con burbujas de palabras.
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