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Uri Orlev
- Datos biográficos: "Cuando me acuerdo de la guerra me transformo en el niño que fui"
- Fragmentos del libro "El juego de la arena", de Uri Orlev
- Fragmentos de una entrevista: "Uri Orlev: un soldado de papel"
- Bibliografía en castellano
Datos biográficos: "Cuando me acuerdo de la guerra me transformo en el niño que fui"
por Dora Zemel
El escritor israelí Uri Orlev recibió el Premio Hans Christian Andersen 1996, galardón que es otorgado cada dos años y considerado a nivel mundial el Premio Nobel de la literatura infantil.
Orlev es sobreviviente de los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Nació en la ciudad de Varsovia (Polonia) en el año 1931 y tenía la edad de 8 años al estallar el conflicto bélico.
En su obra literaria se cuentan aproximadamente 25 libros, en su mayoría destinados al público infantil y juvenil. Tres de sus obras más importantes son autobiográficas y están referidas a sus vivencias como niño judío durante la guerra y al posterior arribo a Israel junto con su hermano menor. Se trata, en este caso, de tres novelas: El soldadito de plomo, Parientes lejanos y El juego de la arena.
Al inicio de la guerra, su padre, que era médico fue reclutado por el ejército polaco para luchar en el frente ruso. Su madre fue asesinada por los nazis en el ghetto.
Orlev y su hermano, ambos niños aún, y bajo el amparo de su tía Stepa después de la muerte de su madre, sobrevivieron a las persecuciones, al hambre y a las enfermedades, en el Ghetto de Varsovia y en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
Ya librerados por el ejército aliado, arribaron al Kibutz "Guenigar", en Israel en el año 1945, donde comenzaron a vivir una "segunda infancia" liberada de las persecuciones y los horrores del nazismo.
Orlev nos cuenta en sus crónicas que tuvo desde niño la vocación de ser escritor: "Leí muchos libros antes de la guerra... Cuanto más leía, más aumentaba mi envidia hacia los héroes de la literatura...".
Una pregunta constante asomaba así en su pensamiento: "¿Por qué a mí no me sucede nada parecido a lo que les sucede a esos héroes?". Y fue entonces cuando estalló la guerra...
Escribió siendo ya adulto su propia "aventura" para transmitir a los jóvenes con sus novelas, la experiencia de aquellos difíciles años de infancia en que se había visto a sí mismo como el héroe de una historia de tensión, cuyo final sería indefectiblemente un final feliz.
En uno de los pasajes de sus libros relata: "Durante los seis años de 'guerra verdadera' mantuvimos mi hermano y yo el juego de 'nuestra guerra'".
Este juego consistía en inventar batallas imaginarias con ejércitos al mando de generales cuyos nombres tomaban ellos mismos de episodios históricos o de libros de aventuras.
Jugaban con soldaditos de plomo que al poco tiempo debieron abandonar en sus refugios ante las persecuciones y la huida. Se dedicaron entonces a reemplazarlos fabricando soldaditos de madera con la cara dibujada en papel, para poder continuar de ese modo con su propio juego de guerra en plena guerra.
Su imaginación los acompañó en todo momento y les permitió transformar en una "batalla de soldaditos", el miedo y el terror en el que vivían a causa de una guerra ajena que los había invadido.
Aún en el ghetto continuó estudiando clandestinamente con diferentes maestros, y en el trayecto de ida y vuelta hacia su casa, escondía los libros y cuadernos sobre su panza, debajo del pulóver, porque a los niños judíos les estaba prohibido estudiar.
Compuso su primer poema en el altillo donde se escondían en la ciudad de Varsovia, cuando tenía 10 años de edad.
Escribía entonces en polaco, que era su lengua materna, y a llegar a Israel adoptó el idioma hebreo para escribir y publicar sus novelas y cuentos.
Dice Uri Orlev: "No sé si la escritura me ayuda a superar el pasado. Sólo sé que yo no puedo hablar, contar y pensar sobre lo sucedido como un adulto. Cuando me acuerdo de la guerra me transformo nuevamente en el niño que fui".
Dora Zemel es argentina, egresada de la Escuela Superior de Ciencias Judaicas (AMIA) y Licenciada en Psicología dedicada a la atención clínica de niños. Ha colaborado en revistas infantiles y textos escolares con notas, poemas y traducciones. Coordina talleres literarios y es autora del libro Nubecita y Nubarrón (Libros del Quirquincho, 1998).
Este artículo fue originalmente preparado para la revista infantil La Nación de los chicos. Debido al cierre de la revista, la nota nunca se publicó y ahora, por gentileza de su autora, es editada en Imaginaria.
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