Exposición: Utopía Latinoamericana -
La ilustración para niños y jóvenes en América Latina y el Caribe
Se convoca a todos los ilustradores latinoamericanos y del Caribe, que trabajan en el área de los libros para niños y jóvenes, a que participen en la exposición Utopía.
El propósito de esta exhibición es promover y mostrar al mundo el trabajo de ilustración realizado en América Latina y el Caribe. La exposición hará parte de las actividades especiales del 27° Congreso Mundial de IBBY que se realizará en Cartagena de Indias entre el 18 y el 22 de septiembre del año 2000. Posteriormente viajará por los países miembros de IBBY en América Latina y representará a la región en eventos internacionales.
Bases
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Podrán participar todos los ilustradores latinoamericanos residentes en países de América Latina, miembros o no de IBBY.
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Los participantes ilustrarán un fragmento del discurso "La soledad de América Latina", que pronunció el escritor colombiano Gabriel García Márquez durante la ceremonia de entrega del Premio Nobel en Suecia, en 1982. El fragmento se reproduce más abajo.
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La ilustración debe estar dirigida al público infantil.
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No es requisito que el ilustrador tenga libros publicados.
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Se admitirá una sola ilustración por artista y sólo en original, marcada con los datos necesarios para su completa identificación.
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Se podrá realizar la obra en cualquier técnica, en cualquier formato, pero que no cubra un área superior a 50 x 50 cm.
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Un jurado internacional seleccionará hasta un máximo de 80 obras que participarán en la muestra y otorgará un primer premio y las menciones que a su juicio considere convenientes.
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El ilustrador que obtenga el Primer Premio asistirá al Congreso de Cartagena con todos sus gastos pagados.
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Las ilustraciones seleccionadas quedarán de propiedad del Comité Latinoamericano de IBBY bajo la administración de Fundalectura, institución que organizará la itineración por los países miembros de IBBY interesados en su exhibición y en los eventos internacionales.
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Los ilustradores de las obras seleccionadas cederán los derechos de reproducción en los medios necesarios para divulgar la exposición, así como en las diferentes publicaciones de las secciones IBBY de América Latina.
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Los gastos de envío, así como los causados por seguros de transporte, corren por cuenta de los participantes. Los trabajos no seleccionados serán devueltos en la sede de Fundalectura en Bogotá, entre noviembre del 2000 y marzo del 2001. Fundalectura no cubrirá gastos de correo para devoluciones.
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El hecho de presentar una obra a Utopía supone la conformidad del ilustrador con las condiciones expresadas en estas bases.
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Fecha límite para entrega de trabajos Utopía en la sede de Fundalectura: 1° de junio de 2000.
La soledad de América Latina (fragmento)
Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas, cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho. Y otros como alcatraces sin lengua, cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.
Este libro, breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los cronistas de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la eterna juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros, y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la Colonia, se vendían en Catagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraron piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fudndadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana encargada de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el Istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro.
La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general García Moreno gobernó el Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforrme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.
Gabriel García Márquez
Copyright Nobel Fundation, 1982
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