Rosemary Wells
Datos biográficos - Bibliografía en castellano - Entrevista - Sobre el website oficial - Artículo de Ana Garralón
Rosemary Wells nació en la ciudad de New York (EE.UU.) en 1943 y, desde niña, su pasatiempo favorito era dibujar.
Su infancia transcurrió entre la casa de sus padres cerca de Red Bank, New Jersey y la cabaña de madera de su abuela sobre la costa de Jersey. La mayor parte de sus recuerdos, buenos y malos, provienen de ese tiempo y lugar.
Cursó estudios de Bellas Artes en Boston y a los 19 años, tras dejar de estudiar y ya casada, comenzó su carrera como diseñadora de libros en una editorial de Boston.
A mediados de la década del 60 se mudó a New York en donde trabajó como diseñadora en la editorial Macmillan.
En 1972 apareció Unfortunately Harriet, obra que marcaba el comienzo de su nutrida producción de libros infantiles.
"Rosemary Wells conoce muy bien a los niños pequeños y sus complejas problemáticas, principalmente las concernientes a su entorno familiar; por ejemplo, los celos entre hermanos, las rabietas de los niños, los complejos de culpabilidad, la baja autoestima, la timidez, el sexismo, los estereotipos... y otros aspectos muy normales en el desarrollo de la primera infancia. La autora da a todo ello un toque afectivo lleno de cromatismo, evitando los tópicos, el materialismo y la protección excesiva, impulsando la autonomía y la autoestima de los niños, pues se basa en los deseos y sueños infantiles más intimos. Quizá por ello los libros de Wells son tan sencillos y a su vez tan iniciáticos y poéticos. En ellos encontraremos las estructuras repetitivas y rítmicas de los cuentos clásicos y una clara influencia, reconocida por la misma Rosemary Wells, de la autora inglesa Beatrix Potter." (Pello Añorga y Nerea Alzola. 14 autores : Literatura Infantil. Eskoriatza (Gipuzkoa), Mondragon Unibertsitatea, 1998.)
"Sus hijas Victoria y Beezoo fueron fuente constante de inspiración, especialmente para su famosa serie de Max. 'Las pequeñas anécdotas de la niñez son universales -dice Wells-, las relaciones entre adultos y niños son comunes a todas las familias. ' Pero no todas las ideas de Wells provienen del círculo familiar. Ella asegura: 'Yo pongo en mis libros todas las cosas que recuerdo. Soy una permanente husmeadora en restaurantes, trenes y lugares de reunión de cualquier tipo. Estos recuerdos se mezclan y confunden porque la ficción es siempre más sabrosa que la realidad. Los recuerdos se vuelven más reales cuando se vuelcan en personajes e historias. ' Su carrera como escritora, que se prolonga durante casi tres décadas, ha sido un 'verdadero placer', asegura. 'Lo único que lamento es no poder vivir otras vidas paralelas. La escritura es un oficio solitario y yo soy una persona gregaria. Me gustaría trabajar algún día para el FBI. Una parte de mí nunca estuvo satisfecha con años de tenis. Yo todavía aspiro a jugar basketball'." (Del website de la editorial Penguin Putnam Inc.)
Apasionada defensora de la lectura, Rosemary Wells comenta para la revista norteamericana The Horn Book Magazine: "La lectura, como el cepillado de dientes, es una actividad que deberíamos practicar diariamente al menos durante 20 minutos para no perder nuestra propia identidad." (Wells, Rosemary. "The Most Important Twenty Minutes of Your Day!!, en The Horn Book Magazine N° 3. Boston, EE.UU., mayo 1993.)
Bibliografía en castellano de Rosemary Wells
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¡Julieta, estate quieta! Madrid, Altea, 1981. Colección Altea benjamín, N° 8. (Descatalogado)
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El saco de desaparecer. Madrid, Altea, 1981. Colección Altea benjamín, N° 20. (Descatalogado)
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Bolita. Madrid, Espasa-Calpe, 1986. Colección Austral infantil, N° 17.
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Lucas y Virginia. Madrid, Altea, 1988. Colección Altea benjamín, N° 14. (Descatalogado)
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Timoteo va a la escuela. Madrid, Altea, 1988. Colección Altea benjamín, N° 41. (Descatalogado)
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El león de Luis. Madrid, Espasa-Calpe, 1988. Colección Austral infantil, N° 34.
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La Navidad de Max. Madrid, Altea, 1989. Colección Los álbumes de Altea.
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La estupenda mamá de Roberta. Madrid, Altea, 1990. Colección Los álbumes de Altea.
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Carlos el tímido. Madrid, Espasa-Calpe, 1990. Colección Austral infantil, N° 52.
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La camiseta de Max. Madrid, SM, 1992. Colección Los piratas, N° 3.
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Buenas noches, Lucas. Madrid, Espasa-Calpe, 1992. Colección Austral infantil, N° 66.
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Max y la leyenda griega. Madrid, SM, 1995. Colección Los piratas, N° 25.
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La puerta oculta. Madrid, Espasa-Calpe, 1996. Colección Austral juvenil, N° 19.
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McDuff encuentra un hogar. Ilustraciones de Susan Jeffers. Bogotá, Norma, 1998. Colección Buenas noches.
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McDuff y el bebé. Ilustraciones de Susan Jeffers. Bogotá, Norma, 1998. Colección Buenas noches.
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McDuff vuelve a casa. Ilustraciones de Susan Jeffers. Bogotá, Norma, 1998. Colección Buenas noches.
Traducimos algunos momentos de una entrevista a Rosemary Wells, publicada
en el website de sus editores, que se puede encontrar completa (en inglés) en
esta dirección: http://www.penguinputnam.com/
catalog/yreader/authors/2801_interview.html
Mucha gente, padres, maestros, bibliotecarios, ama el trabajo de Rosemary Wells,
en particular los libros de Max y Ruby, porque no sólo los ven como excelentes
cuentos entretenidos, sino como guías para enseñar a sus hijos habilidades sociales,
lectura, a contar, etc. En una entrevista reciente, Rosemary insiste en que éste
no es el propósito de su trabajo...
P: ¿De dónde vino la idea original de Max y Ruby?
R: Están basados en mis dos hijos, cuando tenían cinco años de edad
y nueve meses de edad.
(...)
P: En "Bunny Cakes", Max aprende la importancia de leer, y en "Bunny Money", Max y Ruby aprenden a contar dinero...
R: ¡No es cierto! En "Bunny Cakes, Max aprende el valor y la importancia de comunicarse sobre papel, no es necesariamente una cuestión de lectura. ¡No me gustan las preguntas como esa! Son intentos de sujetar a Max y a Ruby en un nivel de existencia muy mundano. El valor de la lectura, ese tipo de cosas, es demasiado pesado. Es como tomar un precioso pan francés y untarlo con grasa.
P: ¿En qué nivel le gustaría ver que Max y Ruby son apreciados?
R: En el nivel de una intensa diversión, con la habilidad de reírnos
de nosotros mismos. Quiero decir que todas las respuestas y las interpretaciones
actúan como grilletes, e inmediatamente empieza a erosionar el espíritu alegre
del libro. (...) Lo que hace que Max y Ruby funcionen es su sentido de la diversión
y la travesura. Los temas serios no entran aquí. No pretenden ser libros de texto.
(...)
P: De manera que los padres no deberían tomar estos libros como guías educativas para enseñar habilidades comunicacionales, o como una guía para entrenar una nueva generación de comerciantes.
R: El que quiera hacerlo por supuesto que puede. Se puede aprender cualquier cosa de cualquier cosa. ¡Estos libros son maravillosos para eso, pero no están dirigidos a eso! (...) Estos libros no son un intento con los pies en la tierra y la mano pesada de enseñar algo. Las cosas que nos "enseñan" son las cosas que amamos, porque les prestamos atención y queremos disfrutarlas una y otra vez.
P: Obviamente, usted no considera que su misión es enseñar e informar con sus libros.
R: Si hay un propósito central en mi vida como escritora de libros para niños, es que quiero alentar a niños y adultos a que se rían de sí mismos en mis cuentos, y por lo tanto que quieran leerlos una y otra vez. (...)"
Aclaración: En la ediciones españolas de los libros de Max, el nombre de su hermana Ruby es traducido como Rosa.
Website oficial de Rosemary Wells
http://www.rosemarywells.com/frames.html
Además de algunos kilobytes de información seria, hay varias cosas divertidas para ver y/o hacer en el webiste oficial de Rosemary Wells (aunque todo está en inglés). Una de esas cosas es enviar una postal virtual a un amigo (o a uno mismo, sólo por el gusto de probar). Este dibujo de Max y Ruby es uno de los que se puede elegir para la postal:
Hubiera preferido hablar de ositos
por Ana Garralón
Dicen que con nueve años su especialidad era dibujar caricaturas de los políticos; también dicen que fue una alumna aventajada en las Escuelas de Bellas Artes de varias universidades de Estados Unidos donde estudió, pero yo no me creo nada de eso. Pienso que Rosemary Wells ha sido y es, sobre todo, una niña. Una niña con cuerpo grande, y con todas esas apariencias que los mayores denominan adulto, pero, en el fondo, lo que habita en Wells es el alma de una niña que nunca ha dejado de serlo. Y no porque su forma de comportarse sea infantil, que no lo sabemos, sino por la capacidad tan asombrosa de evocar y reflejar en sus libros esa infancia y los conflictos que la caracterizan.
Cuando todos los que nos vamos haciendo adultos, vamos olvidando el niño que fuimos y dijo alguien que por eso estamos muertos Rosemary Wells es capaz de mantener vivo ese espíritu y nos lo hace recordar.
Pero, ¿para quién escribe? ¿Para el niño o para el adulto? ¿O para el niño que debería haber en el adulto? Si, como dice el psiquiatra Bruno Bettelheim, "es necesario ayudar a los padres a comprender por sí mismos lo que puede estar ocurriendo en el interior de su hijo", Wells lo realiza con una naturalidad que a algunos, sin duda, intimida. Porque lo que hace cuando escribe es pensar únicamente en el niño y por eso a los padres les evidencia aspectos insospechados de sus hijos que ellos no pueden advertir porque están ocupados con esto o aquello. Como cuando Julieta se siente arrinconada en su casa por un hermano pequeño que requiere toda la atención y uno mayor que ya tiene un papel activo dentro del hogar y, para exigir algo que por derecho le corresponde, se oculta hasta que la echan de menos. O cómo Luis o Daniel se las tienen que ingeniar con un disfraz o un saco mágico para cobrar cierto protagonismo ante los juegos de sus exclusivistas hermanos.
Resulta inevitable, cuando leemos la obra de Rosemary Wells, acordarse de Bruno Bettelheim y de su iniciático ensayo "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" (Editorial Crítica, Barcelona, 1977), donde se nos develan determinadas claves mediante las cuales el niño se identifica activamente con los cuentos, ya que éstos hablan directamente al mundo de los sentimientos, esa parcela tan compleja en la infancia que algunos se empeñan en invalidar. Por eso estoy segura de que cuando un niño o una niña leen Timoteo va a la escuela la inadaptación del protagonista les resulta familiar. Mucho más que a sus padres, que quizá ni siquiera habían pensado en ello. Menos mal que Wells también les habla a los padres y a las madres pintando progenitores pacientes, comprensivos, cómplices y, sobre todo, madres, con esos hijos que comienzan a tener que aceptar determinadas reglas sociales. La socialización es un proceso duro y traumático ahora recuerdo a otro maravilloso autor-ilustrador: Sendak [la autora se refiere a Maurice Sendak, autor e ilustrador estadounidense] en el que los padres tienen una función importante.
"Uno debe tratar de entender a su hijo con independencia de uno mismo" nos dice Bettelheim y esta podría ser la cita que cerrara el libro Carlos el tímido ya que el mensaje, si bien reconforta al niño, alecciona a los padres para tratar de comprender al hijo como algo individual y no como la prolongación del adulto.
Wells, ampliamente reconocida en su país, merece sin duda pasar a formar parte de lo que los críticos "clasificamos" como clásicos de la literatura infantil, que no es otra cosa que un escritor o escritora cuya obra sobrevivirá al tiempo. Y los niños lo están consiguiendo.
Ana Garralón es ensayista y crítica de literatura infantil y juvenil. Tradujo al español el libro La poesía en la escuela. Hacia una escuela de la poesía, de Georges Jean (Madrid, Ediciones de la Torre, 1996) y, junto con Verónica Uribe, realizó la selección de poemas Oda a la bella desnuda y otros escritos de amor, de Pablo Neruda (Caracas, Ediciones Ekaré, 1998).
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